'R3sacón': Lo que pasó en Las Vegas se debería haber quedado en Las Vegas

Por primera vez en una película de esta saga, no hay alcohol, no hay drogas y, evidentemente, no hay resacón. Además todo se mueve hacia adelante, sin necesidad de reconstruir una noche loca. El director, Todd Phillips, ha creído conveniente no repetir la misma película tres veces, aunque vistos los resultados no sabemos si ha acertado plenamente. El problema de todo esto es que, reconozcámoslo, ni siquiera la primera parte era una gran película. Era, más bien, como un buen (mal) chiste lleno de estereotipos. Pero funcionaba.

Ahora es como si se quisiese tomar demasiado en serio a sí misma y a sus personajes, fiándolo todo a la capacidad cómica de Zach Galifianakis (Alan) y Ken Jeong (Chow), que, por otro lado, siguen siendo lo mejor de la misma. Lo malo es que ya no hay esa sensación de 'colegueo', dicho de otro modo, de manada. Cooper y Helms son más un pegote que otra cosa y la presencia de un actor tan solvente como John Goodman pasa inadvertida.

En definitiva, han alargado tanto el chiste que dejó de tener gracia hace dos películas. Hay momentos, como ese inicio con la jirafa, en el que 'R3sacón' recuerda al humor descerebrado de la primera parte pero, a partir de ahí, la película se tira por el precipicio del tedio. Y es que sigue siendo incomprensible como aquella gamberra juerga de 2009 se ha convertido en trilogía si ya lo decía el dicho: "Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas".

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