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Para pagar los créditos pedidos por el PSOE para el referéndum OTAN

Guerra adjudica a Alfonso Escámez la idea de utilizar el entramado de Filesa para cobrar de los bancos

Guerra adjudica a Alfonso Escámez la idea de utilizar el entramado de Filesa para cobrar de los bancos

jueves 06 de junio de 2013, 11:18h
El que fuera presidente del Banco Central -finalmente, en la órbita del Santander-, el fallecido Alfonso Escámez, fue quien lanzó la idea de que el PSOE utilizara un entramado empresarial con los bancos para facturarles por trabajos-fantasma con el objetivo de que los socialistas pudieran pagar los crédito recibidos para ganar el referéndum de la OTAN, celebrado en 1986. Así lo afirma en sus memorias el que fuera 'número dos' socialista, Alfonso Guerra. Esta revelación lleva mucha marejada de fondo: el 'caso Filesa' hizo correr ríos de tinta en la década de los noventa.
Para quien no lo recuerde, el 'caso Filesa' se trató, a finales de los 80, de la utilización de una trama de empresas (Filesa, Malesa y Time-Export) para la financiación ilegal del Partido Socialista con el objetivo de hacer frente a los gastos originados por las campañas electorales. Esta utilización consistía en inflar contratos para recibir la comisión correspondiente. Ahora bien, muchos de los cargos fueron retirados, porque en el momento de los supuestos hechos delictivos no existía el delito tipificado como "financiación irregular" de los partidos políticos.

Durante la instrucción del 'caso Filesa', el magistrado Marino Barbero llegó a imputar a 50 personas, de las que 12 se sentaron en el banquillo de los acusados por decisión del Tribunal Supremo. Al final hubo ocho condenas de prisión y tres de ellas lo fueron para cargos o ex cargos socialistas: el entonces senador Josep María Sala, el ex diputado del PSC Carlos Navarro y la ex coordinadora de finanzas del partido, Aída Álvarez.

La idea fue del banquero Alfonso Escámez

Pero lo que ahora, muchos años después, ha revelado Alfonso Guerra en su libro de memorias "Una página difícil de arrancar" (Editorial Planeta) es que la idea de lanzar todo ese conglomerado empresarial para cobrar por trabajos-fantasma fue del banquero Alfonso Escámez López (Águilas, Murcia, 1916-Madrid 2010), cuando presidía el Banco Central (integrado luego en el Hispano y finalmente en la órbita del Santander). Esto es lo que dice Guerra al respecto:

      "La propuesta, encabezada por Alfonso Escámez, fue: proporciónenme una empresa con la que podamos contratar algunas actividades que les reporten unos beneficios. El PSOE no contaba con empresa alguna. Alguien, tal vez Carlos Navarro, que se ocupaba de los asuntos económicos del Grupo Parlamentario, debió de susurrar: el PSOE no, pero el PSC sí. Y así aparece Filesa en escena, a la que se encargan unos estudios dudosamente necesarios para el contratante, que se elaboran, se entregan y a veces se los hace desaparecer por inaplicables. Así, los banqueros hacen pagar proyectos y análisis por valor de 400 millones de pesetas, una bagatela en comparación con las ayudas entregadas a la derecha".

La culpa fue del referéndum para la OTAN

La culpabilidad toda esa situación, según Guerra, recae en el referéndum para la OTAN, que arruinó al Partido Socialista, el único que defendió la permanencia de España en ese organismo militar.

      [Hay que recordar que el 'caso Filesa' estalló de forma paralela a otro caso de de supuesta corrupción o financiación ilegal: el 'caso Naseiro', el cual afectaba al Partido Popular, pero que quedó sin castigo porque el Tribunal Supremo anuló las escuchas de las que surgió ese caso por considerarlas ilegales].

Pero, respecto al 'caso Filesa', así lo explica el propio Alfonso Guerra en sus memorias:

      "Recurrimos a préstamos bancarios, lo que nos endeudó fuertemente. Cuando se conocieron los resultados, los responsables de los bancos prestatarios comentaron reiteradamente que no era justo que el único partido que había arriesgado políticamente por defender los intereses generales quedase además en situación económica onerosa. Estos repetidos comentarios inducían a pensar que los bancos estarían dispuestos a compartir los gastos del referéndum, pero nunca plantearon la condonación de nuestras deudas ni cualquier otra alternativa. Hasta - pienso yo- que llegó el 14 de diciembre de 1988, y los responsables financieros y empresariales se asustaron del resultado de la huelga general que paralizó el país".

Continúa Alfonso Guerra su exposición de esta manera:

      "Hicieron sus cuentas: cuando están en juego los intereses de la nación (salida de la OTAN y sus consecuencias europeas) y cuando el país queda paralizado, sólo el PSOE aguanta el envite. La derecha promociona la derrota en el referéndum y alienta y jalea la huelga general. No queda otro sostén que garantice la estabilidad del país que el Partido Socialista. Ergo, lo tenemos que ayudar, al menos para paliar el estrangulamiento ocasionado por las deudas contraídas en las actividades que exigía la defensa del beneficio general de los españoles. Expresaron su voluntad de apoyo económico, pero no tenían instrumento para hacerlo, dado que no podían informar a sus accionistas de que ayudaban a los socialistas; sí lo habían hecho y reiteradamente y con cifras astronómicas a los intentos de la derecha para desbancar al PSOE".

Y es en este punto cuando Guerra afirma que "la propuesta, encabezada por Alfonso Escámez, fue: proporciónenme una empresa con la que podamos contratar algunas actividades que les reporten unos beneficios". Ahí se recurrió al entramado empresarial de Filesa que había creado el PSC en Cataluña, y ése fue el origen del 'caso Filesa'. Según Guerra, claro, aunque el Supremo dictaminara finalmente que Filesa se utilizó para hacer frente a los gastos originados por las campañas electorales del año 1989, hechos establecidos como probados por la Judicatura.
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