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Lleva vinculado al coso desde los 13 años

Homenaje a un histórico: Manolo Ramos, corralero de la plaza de toros de Toledo

Homenaje a un histórico: Manolo Ramos, corralero de la plaza de toros de Toledo

sábado 15 de junio de 2013, 12:53h
La Comunidad de Propietarios de la Plaza de Toros de Toledo rinde homenaje a uno de sus protagonistas más conocidos: Manolo Ramos, el corralero del coso que lleva al servicio de la plaza desde que tenía 13 años.

71 de sus 84 años los ha pasado trabajando en la plaza de toros de Toledo, es decir, desde que tenía 13 años. Por aquel entonces era "el niño de los recados".Así fue como se "coló" de manera oficial en el coso toledano, porque de manera oficiosa ya lo había hecho en otras ocasiones. " Antes los niños clavaban clavos y trepaban por la pared para ver una corrida de toros, ahora les regalas la entrada y no quieren ir. Hay mucha televisión". 

"Ya no hay afición" se lamenta Manuel Ramos.La Comunidad de Propietarios de la Plaza de Toros de Toledo le rinde ahora homenaje por su trabajo y dedicación, por su vida al fin y al cabo. Se acaba de jubilar y deja la que ha sido su casa todos estos años con un paréntesis cuando hizo "la mili" en el 49. Consiguió ser carpintero en el taller de Alfredo Badía Martín, en la plaza de la Magdalena en el casco histórico de Toledo. El oficio ideal para estar en la plaza.

Los chiqueros eran carpinteros, para reparar la barrera cuando un toro se ponía bestia. "Éramos los que estábamos los días de fiesta", cuenta Manuel Ramos o "Manolo el de la plaza" para los que le conocen. Y tanto que eran los días de fiesta. "Llegaba el Corpus y mi mujer se ponía de morretes" dice con el gesto de un niño travieso. Y es que Manuel Ramos nunca ha visto la procesión del Corpus Christi con su mujer. 

"Desde temprano estaba en la plaza para pesar a los toros y apartarlos, me ha costado muchas discusiones" cuenta ya más melancólico, apartando la mirada. Llegó a ser oficial de carpintero y así se metió de lleno en las labores de la plaza.

Del niño de los recados que fue llevando agua a los de la puerta, a supervisar los toros, apartarlos e incluso anestesiarlos junto al veterinario. Y es precisamente eso lo que ha mantenido la ilusión de Manolo, "a mí las corridas me aburren" asegura con naturalidad, "lo que a mí me gusta son los preparativos". 

"Llegaba el día de la faena y aunque estuviera malo, allí que estaba". "No me he perdido ninguna", cuenta.

Siempre ha sido consciente de su  trabajo a pesar de que estar rodeado de algunas de las principales figuras del toreo, pero, igualmente ha sido consciente del papel que ha jugado en la historia de la plaza. "La responsabilidad es de los chiqueros, siempre tienen que estar a punto. A los toreros se les ve pero sin los chiqueros la plaza no funciona". Este hombre llama "modernos" a Espartaco o a Santiago  Martín "El Viti".  Más de los suyos son Manolete o "Gitanillo  de Triana".

Manuel Ramos tiene historia, que pesa, tanto como la humildad con la que ha dejado sitio al que ya es su sucesor, Luis. ¿El mejor consejo? "Que se haga el tonto, que a todo diga que sí, como en la mili. A alguno le he tenido que decir que sí, que ahora le enseño la plaza y todavía me está esperando".

 

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