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La fiscalía y su ceguera

La fiscalía y su ceguera

miércoles 03 de julio de 2013, 18:33h
  De la catastrófica gestión de las Cajas hoy nacionalizadas, catastrófica antes y después de nacionalizarse, no se desprende, según la Fiscalía, delito ninguno. Tampoco, al parecer, de la sustracción masiva de los ahorros de casi un millón de familias españolas que las dichas Cajas perpetraron y que ahora, denominadas Bankia, NovaGalicia o CatalunyaBanc y hundidas en los abismos del bono-basura, siguen perpetrando, pues no sólo no han devuelto el dinero ajeno que retienen, hurtándolo no sólo a sus dueños legítimos sino también a la economía nacional, sino que pleitean fieramente en los tribunales civiles, pagando a sus abogados con ese dinero ajeno, para no devolverlo. La Fiscalía no ve indicio de delito ninguno en éste escándalo, en éste suceso que dinamita la seguridad jurídica de los ciudadanos y el derecho al uso y disfrute de sus propiedades.

    El juez Andreu de la Audiencia Nacional, que instruye sobre los ilícitos de Bankia y sus ex-consejeros, y también, cómo no, sobre el de las Preferentes y Subordinadas con que se estafó a conciencia a los particulares, ha señalado al ministerio fiscal, en respuesta a su cerrada oposición a que se investigue el monumental despojo, que no se puede decir que no hay delito sin haber mirado si lo hay. Sospechas fundadas e indicios contundentes los hay a millares, que por eso se están admitiendo las querellas en la Audiencia, y pruebas las habrá con toda seguridad según avance la instrucción sumarial precisamente. Sin embargo, la Fiscalía, erre que erre, desasistiendo a las personas, sumisa a la inacción de la propia Fiscalía General del Estado, que al parecer da por buenos e impecables los actos pasados y presentes de los bancos nacionalizados, del Gobierno y del FROB, tan inaceptablemente lesivos para la gente que ninguna responsabilidad tuvo en la quiebra de esas entidades y a quien éstas han sustraído, con la complicidad de las instituciones de control y del propio Gobierno, su dinero. Pero la Fiscalía no ve, ni vislumbra, ni atisba, delito alguno en ello.

   Muerto el perro, se acabó la rabia, debió pensar De Guindos al urdir su acuerdo con los prestamistas extranjeros para la desaparición de las Preferentes y de las Subordinadas, y, en consecuencia, de los ahorros que las personas habían depositado en ellas. Ahora son acciones, esas que nunca debieron emitirse y salir a Bolsa por tratarse, en el caso de Bankia, de un banco arruinado, y, además, valiendo menos de un 25% de la inversión inicial. Pero la Fiscalía, extraña ceguera, sigue sin ver ni indicios de delito en todo ello.
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