jueves 11 de julio de 2013, 13:37h
Envolvían la punta de la uña del índice con la yema del pulgar y
exhibían ante tus ojos la figura, en la que los otros tres dedos levantados
hacia arriba hacían una siniestra peineta. Y entonces se te venían los
siete males porque entendías con una simple imagen que habías cateado todo lo
cateable. ¡Cero patatero! La imagen forma parte de la vida del estudiante o del
opositor. En otras ocasiones era la pesadilla en la duermevela ante el examen
al que ibas bien justito o sin pajolera idea. Pero los tiempos cambian. Y ahora
el Gobierno y su partido parecen estar soñando con un cero patatero en las
cifras del PIB del segundo trimestre del año como muestra de que estamos
saliendo del pozo. Aunque el léxico tecno - pijo del ministro Luis de Guindos,
lo tunee en "crecimiento próximo a cero". Su discípulo en el Banco de
España, Luis María Linde, sigue retorciendo el lenguaje y llega al eufemismo
imposible cuando pronostica para los próximos meses que "pasaremos de
crecimiento negativo a positivo".
Algo así como pasar del suspenso absoluto al
aprobado y todo con el mismo cero de siempre. ¿Quién da más? Toda una nueva
filosofía económica que debería consolar al empresario que ha tenido que cerrar
su empresa porque debe saber que su cuenta de resultados ha aumentado, aunque
sea en negativo, pero aumento o crecimiento al fin y al cabo. Y no digamos si
le hablamos al parado del crecimiento de su actividad laboral y vital. Aunque
como decía aquel, "!eso se lo cuentas tú que a mí me da la risa!" El Gobierno
no parece estar para risas pero vive agitado por una euforia compulsiva.
Cristóbal Montoro augura el final de la crisis este trimestre y el presidente
Mariano Rajoy se lanza a afirmar que "España está en el final de la crisis".
Y
los aduladores y propagandistas de la labor gubernamental andan avisando a todo
rojo que se ponga por delante que se van a "tragar" sus pronósticos de que esto
no tira, porque pensamos que lo poco que avanza la economía real es por
la pérdida de salarios o de derechos o creemos que quienes se benefician del
supuesto tirón son solo los de siempre. (Por cierto que lo de rojo está también
tuneado, basta solo con no estar de acuerdo con los postulados gubernamentales
para que te lo apliquen. Con lo que resulta que rojo puede ser hasta el FMI con
sus aguafiestas previsiones). Uno, que por tragar solo traga alimentos, saliva
o quina, que de esa si que traga y de sobra, se pregunta si léxico
creativo y metáforas imposibles aparte puede admitirse que dejar de menguar o
de perder PIB como hasta ahora es equiparable a salida de la crisis y motivo
para tanta algarada festiva oficial. Lamento decir, por mucho que se enfaden,
que va a ser que no.
Los jóvenes sin empleo, los mayores de 55 años que mucho
se temen que difícilmente saldrán de la crisis, los empresarios que cerraron o
los que no ven llegar el crédito, los dependientes sin ayuda, los jubilados con
el copago y sin revaluación, los investigadores sin medios, los alumnos con
cada vez menos profesores, los estudiantes sin becas, los niños desnutridos o
los millones de ciudadanos en la exclusión social no van a admitir la euforia
ni por el cero patatero, si es que llega, ni por los tuneos
lexicológicos oficiales. El último trimestre de la crisis será para ellos el
que devuelva realmente expectativas a sus vidas, no solamente el de los
reequilibrios estadísticos. Aunque al presidente del Gobierno le vaya a
molestar que se hable de la situación real de tantísima gente y le parezca que
hablar de ellos sea como mentarle a Bárcenas, seguir con esa malévola
"tendencia a contar las cosas que no son las mejores, y de vez en cuando
tenemos que hablar de las cosas que son importantes". Esa declaración
presidencial es toda una directriz para que los periodistas palaciegos y los
portavoces oficiales intenten que todos los discordantes nos traguemos cada
décima de menos de "crecimiento negativo" o de más de "crecimiento positivo".
¿Es que no les parece que ya nos hemos tragado suficientes mentiras,
incompetencias, desilusiones, falsas promesas, frivolidades y metáforas
engañosas...?