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Historias Ejemplares

Carlos De Dios Serapio: haciendo arte entre tijeras, peines y champús, con un excepcional equipo

jueves 18 de julio de 2013, 14:13h
Cuando Carlos empezó en esto de la estética lo hizo casi por casualidad, su camino iba por otros derroteros, el de la enfermería. Tras diez años trabajando por cuenta ajena y casi casi en un estado de nervios diarios, decidió tomar la alternativa, como los toreros. Hace dos años abrió Carlos Peluqueros, una peluquería familiar, donde lo importante es el cliente, y no son sólo palabras.
  • Carlos

    Carlos

  • Carlos y su equipo

    Carlos y su equipo

Carlos de Dios nació en Madrid hace 35 años, en una familia que "siempre me ha apoyado. En mi madre tengo mi mayor reconocimiento e impulso". Apoyo que ha necesitado a menudo, "porque esto de empezar sólo ha sido muy duro. Han sido demasiados quebraderos de cabeza". Nadie dijo que emprender fuera fácil y sencillo, "pero tampoco te avisan de las horas de sueño que pierdes por intentar mantenerte".

Carlos llegó tarde al mundo de la peluquería. Pasó por una formación profesional en el sector de la sanidad, pero realmente lo que le gustaba era el arte de los peines y las tijeras. Se formó en el madrileño barrio de Vallecas, en una pequeña academia. "Pero ahí no terminó mi formación, porque creo que en este mundo hay que estar en constante aprendizaje, reciclándote y mejorando para no quedarte atrás", puntualiza Carlos.

Su situación en la peluquería para la que trabajaba se tornó en una experiencia horrible, "llegó un momento en el que mi vida no era vida. Sólo trabajaba para mis jefes. Porque los empresarios de este sector tienen la idea de que -¡Ah! lo siento, este es un trabajo de muchas horas y es lo que hay", nos dice con verdadera desilusión. Por esa situación de explotación de la que quería salir 'o me costaba la vida', y por el impulso que recibió de su pareja Fernando, que "ha sido mi contrafuerte", decidió empezar por su cuenta, ahora dos años.

Escogió un barrio, el de la Concepción, "porque este barrio es pequeño, pero tienes de todo. Las comunicaciones son muy buenas y los clientes que vienen son fieles", puntualiza. Y es que en su peluquería se respira solidaridad, se respira cariño por los clientes y el arte fluye por doquier. Su perfil de clientes, no tienen perfil. Hay gente muy joven, que salen con las últimas tendencias o gente mayor que va buscando una charla, una compañía y el cariño que recibe del equipo de la peluquería.

Porque su equipo es uno de los mayores valores de los que Carlos se siente muy orgulloso, "son más que compañeros o empleados, son mi familia". Se interesa por sus problemas, arrima el hombro si lo necesitan y les trata con guante de oro. Él es el primero que llega y el último que se va. "He aplicado una política de equipo, de compañeros. Me gusta, y acepto perfectamente, que me corrijan si me equivoco. Soy un jefe atípico. Me apoyo en ellos y tengo muy claro que la mejor base es que el equipo esté contento."

Además de los servicios de peluquería, tiene una 'carta' de estética muy completa, "te hacemos desde una depilación con varias ceras según las necesidades del cliente, hasta tratamientos de belleza de lo más avanzado y revolucionarias", matiza Carlos, con orgullo y pasión.

El punto diferencial de este centro estético es el trato, como en Familia; es el ambiente, juvenil y despreocupado; pero por encima de todo, es el arte y el estilo con el que sales por sus puertas. A la última moda y con una sonrisa suele ser la cara de todos los clientes que se ponen en manos de Carlos y su equipo de grandes profesionales.



La peluquería Carlos está en Av Badajoz, 24 Madrid
913 20 83 22


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