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Bárcenas: la lectura notarial de Rajoy

Bárcenas: la lectura notarial de Rajoy

jueves 18 de julio de 2013, 11:53h
Hay mucha gente que cree que Rajoy no da explicaciones públicas sobre el caso Bárcenas sencillamente porque no puede, porque si tratara de darlas se demostraría que no dice la verdad. Creo que eso es sólo parcialmente cierto. O dicho de otra forma, creo que esa es sólo una de las razones. Hay otras. Y una de ellas se refiere al problema que ha arrastrado Rajoy desde el comienzo de su gobierno: tiene una lectura formalista, notarial, de la realidad, que le lleva a despreciar la dinámica sociopolítica de fondo.


De acuerdo con esa lectura del notario Rajoy, todo este asunto (Bárcenas) se va a resolver desde los tribunales. Si el caso judicial se entorpece o se dilata lo suficiente, el Gobierno podría llegar hasta 2015, mostrando que ha sido capaz de lograr la recuperación económica. Mientras tanto, lo único que hay que hacer es no hablar del tema y repetir eso de que hay que dejar trabajar a la justicia.


Y lo cierto es que, en teoría, no deja de ser una buena estrategia: va a ser difícil que se prueben a Rajoy delitos penales que no hayan prescrito.  Aunque precisamente por eso la estrategia de Bárcenas también ha cambiado. Su nuevo abogado, Gómez de Liaño, lejos de tratar de moderar a su defendido, para evitar que se hunda en primer lugar, lo que hace ahora es buscar un nuevo ámbito jurídico en que pueda morder algo sólido. Por eso Bárcenas hace declaraciones ante el juez que apuntan a mostrar la violación del PP de la normativa electoral. Y, eso, nótese bien, tratando de dejar limpio de polvo y paja al antiguo jefe máximo: José María Aznar. Tiene gracia la cosa, los hechos a que se refieren el escándalo Bárcenas sucedieron bajo el mandato de Aznar, pero este caballero no tendría ninguna responsabilidad al respecto. Aquí parece que algunos creen que todos los demás somos una pandilla de estúpidos.


Para desgracia de Rajoy, el asunto Bárcenas no puede mantenerse dentro de los límites del campo judicial. En una democracia también importan elementos de la dinámica sociopolítica, comenzando por la opinión pública. No para que sustituyan el procesamiento de las instituciones, como algunos creen, sino para complementarlo. Y parapetarse en las instituciones contra la dinámica sociopolítica, como ha tratado de hacer Rajoy continuamente, sólo conduce a aumentar las tensiones que dividen el país; algo que produce ingobernabilidad en las entrañas de la sociedad, que es el otro factor importante de la estabilidad política, esa que ahora Rajoy dice que hay defender a toda costa, porque es un importante capital que tiene el país.


Desde luego, todo esto coloca en una encrucijada a la oposición, que no estudia la moción de censura por puro gusto. En esto hay que darle la razón a Rubalcaba: si Rajoy no da la cara en el Parlamento, no les deja a los partidos de la oposición otra salida edificante que pedir la dimisión del Presidente de Gobierno. Se dice que en torno a este asunto (la amenaza de moción de censura) hay una fuerte división interna dentro del PP. Yo creo que el desacuerdo es más amplio: se da entre quienes se asocian a la visión notarial del problema, que prefiere Rajoy, y quienes entienden que existen otros factores de la realidad política, que hacen necesario una estrategia -también comunicacional- mucho más amplia. El problema de éstos últimos es que si atienden ahora de manera preferente estos factores sociopolíticos, tienen muy pocas probabilidades de salir bien parados. Por eso están buscando con desesperación un equilibrio entre ambas visiones. Algo que hasta ahora no han logrado porque parece que no es tan fácil.                                          
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