martes 23 de julio de 2013, 16:57h
Sólo el reloj biológico que usan en
Buckingham Palace, fórmula secreta de la dinastía Windsor, sabe en qué
año el recién nacido príncipe llegará a la corona. Antes de que se
produzca ese "milagro", (debido a la longevidad insultante que maneja la
familia), tiene que dejar el puesto la reina Isabel, pasar luego a su
hijo Carlos y luego ya veremos si alguien no levanta la mano para
señalar que tiene un mayor derecho sobre el título. Hasta que llegó a
Aznar al gobierno en España se decía en estos casos: "¡no te queda
mili!", pues algo parecido habría que traducir al recién nacido que
antes de tener nombre ya tiene cargo con sus respectivas obligaciones. Y
lo que es mas angustioso: todo un futuro por delante hasta que llegue a
reinar, ya puede aficionarse al polo como su abuelo, así los domingos
por la tarde se le harán mas cortos.
Algunas cosas las podemos dar por sentadas: cuando el pequeño
futuro, el rey en pañales, el egregio mocoso llegue a la corona todavía
seguiremos hablando de la soberanía de Gibraltar y tendremos los
tradicionales incidentes con las planeadoras en la bahía de Cádiz. En
España Gallardón seguirá meditando si dejar la política o continuar
apoyando con toda su intensidad a un Mariano Rajoy que estará felizmente
jubilado en sus menesteres. Algunas cosas no cambian así que tampoco
descarten que para mitad de siglo no continúen apareciendo cuentas
secretas de Bárcenas y correos de Urdangarin que tenga el antiguo socio
guardados debajo de un ladrillo.
La estabilidad institucional británica es envidiable, podemos
especular acerca de qué modelo de Iphone se usará cuando el pequeño
reine pero podemos dar por seguro que ese día llegará. En cambio aquí
parecen las cosas bien distintas, somos el país que eligieron los tres
cerditos para construir la casita de paja y cartón. Lo único que podemos
dar por cierto es que para entonces seguiremos hablando del problema de
diseño de Estado, de cómo son las relaciones del gobierno central con
las autonomías y de si el padre de Messi fue culpable en aquel butrón
que le hicieron a Hacienda a través de los derechos de imagen del
jugador.
Contemplado desde nuestra atalaya de asuntos no resueltos da
cierta envidia ver que el futuro rey inglés podrá seguir su vida
encaminada a eso tan esotérico como es heredar una corona, (la mayor
parte de los mortales heredan reumatismos y manías familiares). Este
delfín de los Windsor crecerá destinado al puesto, y salvo que su
historia acabe como la del último emperador chino, (limpiando jardines),
no tendrá otro sobresalto que dejarse besar por un abuelo orejón pero
con aspecto de señor muy simpático.