Ha sido a través de un convenio entre la Diputación de Guadalajara y el Ayuntamiento de Saelices de la Sal que dará empleo a tres personas y con posibilidad de ampliar la plantilla.
Es uno de los recursos naturales de esta provincia, catalogada como Bien de Interés Cultural desde el año 2007, aunque no el único en una provincia situada muy lejos del mar y que, en otros tiempos, como cuenta el cronista oficial de Guadalajara, Antonio Herrera Casado "tuvo que apañárselas para proveerse de sal con autonomía y a precios razonables".
La salinas de Imón, junto con las salinas de Saelices de la Sal son las más conocidas aunque existieran otras en la comarca de Molina de Aragón.
Ahora, los 30.000 euros que aporta la Diputación permitirán 'devolver la vida' productiva a esas instalaciones que quedaron paralizadas durante la Guerra Civil, tras la que se retomaría la producción de sal hasta la década de los 80 del siglo pasado.
Atrás queda ahora un periodo en el que el deterioro fue continuo hasta que hace una década fueran compradas por el ayuntamiento. La ayuda de distintas administraciones lograrían recuperar los antiguos edificios, incluida la vieja ermita de las salinas. Ahora, su renovada puesta en marcha permitirá recuperar una tradicional actividad y, de paso, dicen desde la Institución provincial, "la correcta conservación del enclave".
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