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Algo de estética y poco de ética en general

Feria de Albacete: detalles de Morante, orejita a Castella y tomadura de pelo general

Feria de Albacete: detalles de Morante, orejita a Castella y tomadura de pelo general

domingo 15 de septiembre de 2013, 10:55h
Toros de VICTORIANO DEL RÍO, tres primeros chicos y anovillados; resto, con presencia; mansotes y descastados, aunque nobles; 6º muy manso. MORANTE DE LA PUEBLA: ovación y saludos tras dos avisos; bronca. SEBASTIÁN CASTELLA: palmas tras aviso; oreja tras dos aviso. ALEJANDRO TALAVANTE: pitos; pitos. Plaza de toros de Albacete, 14 de septiembre, 7ª de Feria. Lleno con cartel de 'no hay billetes'.
El enemigo está dentro. Antitaurinos, olvidaros de la guerra contra la Fiesta. Que ya se encargan de destrozarla los propios profesionales de la misma... y olé. O, mejor, 'desolé' y perdonen el 'palabro'. O sea que el sacrosanto público manchego, que llena la plaza a reventar, recibe a la terna de figuras con una enorme ovación nada más romper el paseíllo -olvidando que Morante no sólo nunca brilló aquí, sino que hasta se cayó del cartel la última vez que lo anunciaron- se entrega con ellos a la más mínima... y al final se da la vuelta la tortilla y casi todo acaba en un esperpento que no lo mejoraría Valle Inclán.


Y es que estas figuras, figuritas o figurones (a elegir) se traen su ganadería, comercial, claro, de las que les gustan, y sus toretes, que intentan colar en el reconocimiento, aunque los veterinarios les echan para atrás los más impresentables. Y después de malas caras en el apartado, ¿bordan el toreo toda la tarde? Quia. Después continúan el simulacro y la tomadura de pelo con algún pasaje excepcional a lo largo de todo un festejo anodino en general por el descastamiento de los supuestos bicornes -encima sospechosos de arreglo de esos 'cornes'- y la escasa profesionalidad de sus matadores.

Incapacidad y pasotismo

De modo que salvo varios destellos mágicos y con cante jondo de de La Puebla frente a su novillo -perdón, toro- primero con percal y flámula, y una faena entonada, aunque con demasiados altibajos de Sebastián Castella a su segundo, que sacó un mínimo punto de casta, poco más pudo saborearse por un público que se las prometía muy felices. Porque, del resto más vale pasar el famosos (es)tupido velo. Morante no quiso ver a su segundo y echó por la calle de en medio.

Castella, que tardó la 'intemerata' en sacar a relucir las condiciones de ese quinto al que cortó una oreja de escaso fuste, fue incapaz de acoplarse con su enemiguete anterior en una labor plúmbea y larga, larga, larga... Y Alejandro Talavante con el tercero hizo como el de La Puebla en el siguiente, pero con mayor disimulo y capacidad teatral para que el cotarro no se enfadase mucho. Mientras que anduvo pasota y poco profesional con el mansísimo sexto, que huía de engaños como cualquier moral de los recaudadores de alcabalas- Y, claro, la sacrosanta -y toreada- afición albaceteña estalló. Lo que a la terna le trajo sin cuidado, por no decir/escribir que se la suda.
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