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La Unión Europea podría cambiar su color político

¿Qué nos jugamos en las elecciones alemanas de este 22 de septiembre?

¿Qué nos jugamos en las elecciones alemanas de este 22 de septiembre?

> A la España de Rajoy le conviene más un tercer mandato de Angela Merkel; a la España progresista, un vuelco con Peer Steinbrück

Por Pablo M. Beleña
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miércoles 18 de septiembre de 2013, 07:35h
Si algo está claro en Europa respecto a los comicios federales de este sábado en Alemania es que todos nos jugamos mucho más que quién será el canciller germano. La actual crisis económica ha dejado aún más claro que la Unión Europea viaja bajo el timón de este país, con una leve influencia francesa, y que Angela Merkel ya ha decidido durante mucho tiempo la dirección de todos los países que la forman. ¿Es hora del cambio? Los alemanes deciden por todos...

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Es injusto, quizás, plantearlo así, pero los alemanes decidirán el futuro de Europa a partir de este sábado, cuando voten en las urnas por la configuración de su parlamento federal, el célebre Bundestag. De ahí saldrá también su jefe de Gobierno, llamado allí canciller, cargo que ostenta al democristiana Angela Merkel desde noviembre de 2005.

En estos 8 años Merkel ha pasado de ser una incógnita y una promesa política a ser la 'reina' de Europa. Además, su papel en la crisis económica, así como en la gestión política de toda la Unión de cara a los rescates bancarios y rescates de países como Irlanda, Grecia o Portugal han sido fundamentales.

Ahora la líder de la CDU (Unión Demócrata Cristiana), equivalente a un 'Partido Popular' en Alemania, busca una tercera victoria en la que todos nos jugamos mucho. La clave de sus dos mandatos y de su papel en Europa ha sido la austeridad, palabra que la acompañará por siempre en los libros de Historia.

La canciller Merkel apostó desde el principio de la crisis por una política de recortes y austeridad que provocó un hundimiento del nivel de vida de los países más pobres de la Unión, sobre todo en el arco mediterráneo, pero que fue respaldada y aplaudida por quienes querían contención para evitar un caos en Europa. Los números la han acompañado en gran manera: la economía alemana apenas ha conocido la recesión o el estancamiento, el paro sólo asustó un poco a su población y en términos generales la crisis ha pasado de largo por su territorio.

Pero tiene dos enemigos: el desgaste, típico en todo líder que lleva dos mandatos al frente de un país, y su rival político. Alemania, que como otros países, están acostumbrados a la alternancia política, podría decidir dar más margen a los socialdemócratas, lo más parecido a un PSOE en este país. Su líder es el controvertido Peer Steinbrück, que sólo lleva un año siendo el candidato electoral del SPD, y que últimamente ha ganado más críticas que espaldarazos para este gran reto en las urnas.

Y es que una improbable victoria del socialdemócrata supondría dar un vuelco completo al color político de la UE, que quedaría en manos de una bicefalia cercana al centro-izquierda, a través del francés François Hollande y el propio Steinbrück, dueto reforazado por el progresista primer ministro italiano Enrico Letta. Sólo Reino Unido y España quedarían como feudos del centro-derecha entre las 5 principales economías del continente.



¿Qué propone cada uno?

Merkel

Nada nuevo bajo el sol democristiano, conservador y liberal-económico. El curriculum de la actual canciller le vale como aval ante la ciudadanía, que saben que, bajo su timón, el país no irá a la deriva, el paro o el empobrecimiento. Por eso ella recalca entre sus grandes líneas del programa electoral la cara más amable de toda la austeridad y la gestión económica más severa: no subir impuestos. Quiere crear más empleo manteniendo una baja presión fiscal para las empresas, que son las que crean los puestos de trabajo.

También se asegura una parte más social prometiendo invertir más en educación y en las infraestructuras, ese gran activo de la Germania que todos conocemos. Merkel defiende no cambiar demasiado las cosas porque consideran que han funcionado bien. Se limita a continuar su política hegemónica en la Unión bajo la excusa de que Alemania cree y ama Europa, no sin dar más soluciones novedosas a la crisis griega.

Por último, su gabinete también ha preparado un cariz social a su programa. Merkel ha prometido luchar contra el mercado de trabajo más injusto, crear más mano de obra especializada -incluso en tiempos de crisis ha necesitado traer a especialistas de toda Europa para cubrir puestos cualificados- trazar una nueva política energética.


Steinbrück

El diario 'Deutsche Welle', que edita su digital en varios países y varios idiomas, explica en su versión española quién es el socialdemócrata Peer Steinbrück: "es considerado un hombre inteligente, un brillante orador y un reconocido experto en materias financieras". Experto en economía y con alta experiencia en política como primer ministro de la región de la Renania del Norte Westfalia y ministro de Hacienda, su currículum o es el de un candidato novato que pruebe suerte. Pero si los alemanes confían en su experiencia, su carácter es algo distinto. El estilo de Steinbrück es "tosco y poco diplomático", dice el 'Deutsche Welle'. "Suele decir directamente lo que piensa. Quienes han trabajado con él afirman que es muy impaciente", añade.

Las encuestas no le dan muchos ánimos, pero no se rinde. En cuanto a sus promesas, parece que repite lemas del socialista francés Hollande. Quiere subir los impuestos a las rentas más altas, como hizo con aroma de fracaso el presidente galo. Asimismo, propone una política social más generosa para salir de la crisis: sus recetas son incrementar las ayudas a las madres trabajadoras, equiparar sueldos entre mujeres y hombres y políticas que impulsen la natalidad, como más ayudas para guarderías y jardines infantiles.

De él dicen que "lucha por la gente común y corriente", y en líneas generales repetirá la fórmula dura de la Alemania que todos conocemos, aunque intentará ser más dialogante con el resto de los socios europeos, más comprensivo y menos austero. Una solución distinta, en todo caso, a la de Merkel para salir de la crisis.


¿Qué le conviene más a Europa y a España?

Siendo pragmáticos, a la España gobernada por el PP, entendiendo que no habrá sorpresas ni escándalos que propicien una salida acelerada del partido de Mariano Rajoy, le conviene una victoria de Angela Merkel. Al Gobierno conservador y liberal de Rajoy le quedan más de dos años de mandato, y en ese tiempo necesita continuar los planes ya trazados, muchas veces con la orientación evidente de Alemania en ellos.

Todos los pasos que dio Zapatero en su último tramo de mandato y los de Rajoy desde que llegó al poder en diciembre de 2011 pasaron el filtro germano de la canciller más poderosa, y los expertos opinan que si España ha evitado un rescate económico del Estado ha sido gracias a la confianza de Alemania, que tiene mucha deuda española comprada en el mercado. También fue clave el papel de Merkel para vender como un rescate suave y nada arriesgado el rescate financiero que recibió en 2012 la banca española, finalmente disfrazado de una ayuda mínima al sector financiero nacional.

Además, una victoria del socialdemócrata Steinbrück sería un revés para el 'eje del PP europeo'. España se vería aislada ante una Europa que daría un vuelco hacia políticas más sociales. Con Francia y Alemania como motores básicos de la Unión, gobernadas por una especie de 'homólogos' de Rubalcaba, Rajoy se vería abocado a aproximarse al británico David Cameron o al portugués Passos Coelho.

En el caso del primero, el incidente por Gibraltar le ha hecho ver que España es un aliado complicado por cuestiones territoriales, y en el caso del segundo, su peso en la Unión es bajísimo, por no decir inexistente. Italia, además, está ahora liderado por un primer ministro también de ala de la izquierda, Enrico Letta, por lo que Rajoy y muchos sectores de la sociedad claman por un tercer mandato de Merkel. Eso supondría continuidad en las políticas económicas ya trazadas de cara a 2014, sostenimiento financiero y tener un poderoso aliado que al haber cumplido siempre sus órdenes desde que estallara la crisis en 2008-2009, no permitirá la caída del país en los crueles mercados de deuda.


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