Abellán nos trae la fuerza dramática de la palabra 'versus' la sicología de los personajes

José Pascual Abellán, que acaba de cerrar las representaciones de 'Locas', después de centenares de ellas por múltiples escenarios españoles,y no descarta que su 'Ceniza' vuelva a las escenas, afirma que ahora se la juega con 'Versus'. "Es un paso adelanto arriesgado, pero llevaba esta obra dentro y me apetecía, al margen de que pueda o no gustar, que espero que sí", confiesa a Diariocrítico. Algo así como el drama con gotas de humor y mucha reflexión anteriores 'versus' tragedia carcelaria.

Así que este 'Versus', la tercera obra escrita y dirigida por este albaceteño de la diáspora madrileña se estrena este jueves en el Teatro del Arte, donde estará hasta el 8 de noviembre en funciones de jueves y viernes a las 20:30. Tras el éxito de público y crítica de 'Locas' y 'Ceniza', Abellán regresa con un drama carcelario donde dos mujeres luchan por alcanzar la libertad. Interpretadas por Raquel Saiz y Giovanna Torres, una vez por semana las hermanas Camila y Claudia se ven las caras en el locutorio de la prisión. Separadas por una recia lámina de metacrilato, su diálogo intenta encontrar soluciones a los interrogantes de sus vidas.

Obra conversada y sin 'atrezzo'

Una de ellas ha matado al hombre que aquella noche le esperaba sentado en el sofá con una botella de whisky en la mano. Mientras aguarda su condena, recibe las visitas de su hermana en una sala fría y minúscula. Abellán vuelve a reducir la escenografía hasta los límites de la ausencia como espacio abstracto de palabras que desnudan la psicología de los personajes. "La idea parte de mi inclinación hacia las obras conversadas, sin grandes tramas, obras donde el conflicto está en el interior de los personajes", explica el autor y director de 'Versus'.

Y, así, es lógico que las actrices no se toquen durante toda una obra en la que no hay 'atrezzo', sólo ellas y el sonido de sus voces. Camila y Claudia se observan detenidamente, se escuchan, pero no se rozan. Una obra hablada más allá de las palabras, sin necesidad de proyectar la voz. Como en los anteriores montajes del dramaturgo, sus protagonistas emprenden un peligroso viaje sin retorno hacia la realidad. Colocado a cuatro bandas, el público compone un espacio integrador donde el espectador no sólo rodea la escena, sino que también forma parte de ella.