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Enseñanzas de una gran huelga

viernes 22 de noviembre de 2013, 09:09h

Trece días de huelga han hecho falta para que ¡por fin! se firmara por los representantes sindicales de CC.OO., UGT y CGT un acuerdo con las empresas concesionarias de los servicios de limpieza viaria y jardinería de Madrid (FCC, CESPA, OHL Y VALORIZA) . Trece días de dura y ejemplar lucha sindical y social para lograr quebrar las pretensiones de dichas empresas que, con la complicidad manifiesta del Ayuntamiento,  intentaban despedir a 1144 trabajadores, el 20 por ciento de la plantilla y rebajar los salarios en un 40% de los que quedaran, y así hacer pagar a éstos  los recortes de las concesiones.

No voy a entrar en analizar el hecho mismo de la huelga ni los logros obtenidos, ya que esto se está haciendo y muy bien por cierto,  por altos y cualificados dirigentes y cuadros sindicales, por los partidos políticos, por la organizaciones sociales y por multitud de analistas, en definitiva.

En primer lugar, afirmar que la huelga ha sido un éxito de los convocantes, los sindicatos y los trabajadores, por lo ejemplar de la misma y por los acuerdos suscritos;  y un fracaso  de la Alcaldesa de Madrid, de su equipo, y de sus políticas de neoliberales; fracaso también de las empresas y sus pretensiones. Los sindicatos y los trabajadores con esta huelga han puesto pie en pared a este conjunto de desatinos y han dicho ¡BASTA! a tanto recorte, a tanta eliminación de derechos, a tanta mierda. Han demostrado "que sí, que se puede"

Mi pretensión es reflexionar y abrir un debate sobre las enseñanzas que con carácter general nos deja esta huelga y que no son pocas.

1.- La primera enseñanza de la que se debe tomar nota, es que se puede evitar que se sigan imponiendo recortes irresponsables y dolorosos para los trabajadores.

Para ello es necesario querer y saber movilizarlos y posibilitar un grado de unidad y compromiso, como el que se ha conseguido en este caso. No es fácil en estas circunstancias de crisis y paro, pero ha sido una realidad. Y si ha sido posible en este, puede y debe serlo en otros de características similares, muy especialmente en los sectores externalizados o privatizados por las diferentes administraciones.

Creo que para ello es fundamental estar cerca, muy cerca, de los trabajadores en los tajos, en los centros de trabajo, en sus empresas y analizar el porqué de las cosas, las razones de fondo de lo que sucede, que es lo que está en juego, como afrontar con un mínimo de garantías todas estas medidas que se vienen imponiendo.

Es el " abc" del sindicalismo de clase, pero ¿se hace de verdad esto con la convicción e intensidad necesaria por parte de las estructuras sindicales?. Habría que analizarlo por parte de quien corresponda y si no es así, habría que adoptar las medidas oportunas para lograrlo.

Si hoy muchos cuadros y dirigentes sindicales no tienen ni reconocimiento, ni autoridad suficiente ante los trabajadores es por su lejanía y no solo física. Los trabajadores tienen que saber que piensa, que hacen, donde están, y como se enfrentan  sus dirigentes y representantes sindicales a los problemas, como les defienden, en definitiva.  Es hora de estar muy pegado a los trabajadores. Chinchetas debiera haber en las sillas de los cuadro sindicales.

2.- La segunda, es saber marcar bien  las razones y los motivos de la movilización, de la huelga en su caso. Sin objetivos claros y precisos es casi imposible lograr que los trabajadores se impliquen.

 Aquí se han precisado perfectamente: "Ni despidos, ni rebaja salarial". De unos objetivos sentidos por los trabajadores, bien marcados, bien analizados y mejor explicitados por sus sindicatos, saldrán dos elementos fundamentales y básicos para el éxito de una movilización: querer y poder, y con ellos, unidad y firmeza. Ambos  se han vislumbrado también con claridad.

3.- la tercera es saber acertar que tipo de movilización es más útil para lograr los objetivos perseguidos.

No todos los conflictos ni todos los sectores son iguales. No es lo mismo una empresa de producción, que una de servicios, ni si estos son públicos o no. En este tipo de actividad, no tiene mucha utilidad, si de verdad se quiere ganar el conflicto, una huelga periódica, sino que tiene que ser larga, por no decir indefinida, ya que la misma se ha de visualizar con nitidez por parte de los ciudadanos y de la contraparte. No se puede fallar en el tipo de movilización sabiendo que ello supone mucho esfuerzo, mucho control, mucha organización y más explicación.

4.- La cuarta enseñanza sería el obtener el apoyo y la solidaridad de quien se va a ver afectado negativamente por los efectos de la movilización.

Todo el esfuerzo de explicación es poco. Sin él el éxito es muy difícil. El poder político debe notar la desaprobación ciudadana. Hay que lograr que esta entienda que el motivo del conflicto es la injusticia; para que sitúen la responsabilidad de los efectos negativos e incomodidades derivados de la huelga no a quien está defendiendo derechos, sino en quien los quiere quitar. Hoy la mayoría de los ciudadanos de Madrid saben qué hacen los barrenderos, y lo esencial que es su trabajo para el bienestar común; y lo malo que no se limpie.

Esto es fundamental. Por ello debe realizarse siempre, y estos casos más, una fuerte acción explicativa por parte de los convocantes hacia la ciudadanía a través, no solo de los medios de comunicación, sino de cercanía con esta.  Sin aliados es difícil obtener los resultados deseados.  No debemos olvidar que aquellos contra los que se hace la huelga, tienen resortes más que suficientes para intentar hacer que  la movilización se vuelva contra quienes la han convocado.

5.- La quinta, es reconocer que de este conflicto han salido reforzados los sindicatos de clase, han recuperado autoridad y credibilidad. Y eso es importantísimo, más aún frente a toda la campaña de desprestigio que desde hace mucho tiempo  se viene desarrollando por toda caverna mediática, el gobierno, la dirección del PP y sectores importantes de las organizaciones empresariales, a los que se han unido últimamente parte del estamento judicial.

Esta huelga y su éxito ponen en valor, hoy más que nunca el sindicalismo de clase como instrumento indispensable de defensa individual y colectiva de los derechos de los trabajadores.

Un sindicalismo corporativo y débil beneficia exclusivamente al capital, a las empresas, al poder político y  perjudican no solo a los trabajadores, sino a todo el sistema de protección social;  al Estado del Bienestar, definitiva. Con un sindicalismo débil se impone la reforma laboral, la de las pensiones, los recortes, la pérdida de derechos, el desmantelamiento de la enseñanza o la sanidad públicas. No se puede caer, y menos los trabajadores, en estas burdas e interesadas campañas.

Miles y miles de delegados sindicales, de cuadros sindicales, de dirigentes de los sindicatos de clase que caminan, caminamos, con la cabeza bien alta, orgullosos de serlo, con las manos limpias y los bolsillos vacios y satisfechos de haber dedicado una parte de su vida laboral y social a construir el marco de derechos y bienestar alcanzado y que hoy nos están arrebatando.

Es cierto que habrá que adaptarse a la nueva realidad económica, laboral y social. Pero no a las que ellos quieren imponer. Lo moderno no es aceptar ni sus recortes ni sus políticas neolibelares. No es volver al siglo XIX, que es lo que poco a poco están imponiendo, sino enfrentarse con inteligencia y firmeza a ellas.

De esta huelga y su éxito los sindicatos CC.OO. y UGT, salen, como decía, más fuertes, más prestigiados y con mas reconocimiento social y deben aprovechar el tirón para reivindicarse, para responder a quienes los vienen desprestigiando.

Pero este éxito no puede ser óbice para que el sindicalismo de clase reflexione y busque, en estas duras y difíciles circunstancias, la forma de acercar mucho más sus estructuras de cuadros sindicales a los trabajadores, a los centros de trabajo y poner de manifiesto que otras formas para salir de la crisis son posibles. No eran ni los despidos y ni los recortes salariales, como se ha demostrado,  las propuestas a aceptar.

Si se quiere consolidar el paso dado, las direcciones sindicales deberán reflexionar y analizar autocríticamente el modo de llegar con claridad y con nitidez a los trabajadores para lograr aumentar el reconocimiento, el prestigio y la autoridad ante ellos.

El posibilismo no siempre es el mejor camino. Adaptarse a la realidad y a las circunstancias, si. Pero ojo a que ello pueda llevar a justificar y admitir como necesario e imprescindible una serie de recortes como los que se vienen adoptando. Un ejemplo claramente negativo ha sido la actitud del representante de CC.OO. en la Comisión del Pacto de Toledo, votando a favor de ese informe que está siendo el elemento esencial para permitir al PP justificar su reforma del sistema de pensiones.

6.- La sexta tiene que ver con la Reforma Laboral de Rajoy.  Es atacable, es posible evitar que algunas de las medidas más regresivas se apliquen.

No se puede caer en ese fatalismo de que contra esta Ley es casi imposible actuar. Todos sabemos que esta reforma está construida para disminuir la capacidad de acción y movilización de los trabajadores y sus sindicatos, al  entregar al empresario todo el poder contractual de la negociación, pero pese a ello no hay que resignarse.

Pero se han equivocado. Si hay razones justas, como ha sido el caso, y los trabajadores están unidos y firmes, y la unidad de acción sindical es real, se pueden lograr acuerdos positivos, muy diferentes a los que ofrece la reforma laboral y las empresas.

7.- La séptima, tiene que ver con los pliegos de condiciones que están desarrollando y aplicando últimamente las diferentes administraciones, especialmente las gobernadas por el PP, aunque otras también. Se está reduciendo en un 40% de promedio el precio que se paga a la empresas por los servicios externalizados (recogida de basuras, limpieza viaria, de centros sanitarios, educativos y administrativos, jardines, seguridad, ayuda a domicilio, 112, transporte sanitario, comedores escolares y un larguísimo etc.), modificando además, de forma regresiva, las condiciones de trabajo que a lo largo de estos años, fruto de la presión y negociación sindical, venían recogidas en los diferentes pliegos de condiciones, entre ellas dos básicas:  la obligatoriedad de subrogación de los trabajadores del servicio anterior por parte de la nueva adjudicataria, y el respeto a las condiciones laborales y salariales reguladas en los diferentes convenios colectivos de sector o de empresa.

Reducciones que sorprendentemente están aceptando las empresas sin rechistar, la inmensa mayoría grandes, acudiendo a los concursos y bajando aun más los precios, con las consecuencias que ello tiene para el empleo y el servicio. Es partir de aceptar estas rebajas, cuando de forma sistemática las empresas tratan de imponérselas a los trabajadores (el 75%  del gasto total de estas empresas es coste laboral y social), por diferentes vías: reducción de plantilla -despidos-, reducción de jornada, eliminación de pluses, dejar de sustituir las bajas por enfermedad o de vacaciones, ERTES que pagamos todos, etc., dando como resultado no solo un gran malestar entre los trabajadores afectados, sino un grave deterioro de los servicios públicos que se prestan a los ciudadanos.

Esta huelga ha sacado a la luz la realidad de los graves problemas de estos sectores -son miles de trabajadores y trabajadoras- y sobre cuyas espaldas se quiere hacer cargar los efectos más negativos de la crisis. Pero no se han dado cuenta que son sectores que prestan, en muchos casos servicios esenciales, y que unidos y bien dirigidos, con objetivos claros, tienen mucha fuerza, mucha capacidad de movilización. Cuando tanto se quiere apretar al final la cuerda se rompe por algún lado. Ya vemos que hay otros sectores, como el de la lavandería central de Madrid, o el de mantenimiento eléctrico movilizados.

Todo ello debiera hacer reflexionar detenidamente tanto a los gobiernos de las diferentes Administraciones Publicas, como a las grandes empresas afectadas, que no es este el camino, que se ha de volver a la senda de la racionalidad y a la realidad que a lo largo de estos años se ha ido construyendo negociación a negociación, acuerdo a acuerdo y respetar el estatus quo que se había establecido, con las modificaciones que haya que introducir, ya que caso contrario el conflicto social está y estará más que servido.

La solución es sencilla: que las diferentes Administraciones dejen de recortar cantidades económicas y derechos en los pliegos de condiciones, volviendo a incorporar los costes anteriormente existentes, así como la obligatoriedad de subrogación de los trabajadores por parte de la nueva concesionaria y el respeto a las condiciones laborales y los convenios colectivos. Si ello no se hace las empresas en su conjunto debieran negarse a participar en los concursos y dejándolos desiertos. Si esto ocurriera, las Administraciones correrían y mucho, ya que tendrían que rescatar los servicios ya privatizados.

8.- Y por último, ya sabemos que hace el Gobierno con los servicios públicos privatizados, reducir sin justificación real  el canon a pagar, sin importarle un bledo, que ello suponga un deterioro grave de la calidad de los servicios públicos, y de las condiciones de trabajo de los trabajadores afectados.  De ahí  que haya que luchar, como está haciendo la marea blanca en Madrid y en otros lugares, para que se privaticen servicios públicos como la sanidad o la enseñanza.

Son en definitiva estas, algunas reflexiones que fruto de mi experiencia sindical de muchos años, ya sin responsabilidad alguna, y de mi percepción de lo que está ocurriendo, realizo con la sana y noble intención de contribuir a un debate en unos momentos tan complicados, donde tan necesitados están los trabajadores y la sociedad de referencias solidas y creíbles y de propuestas capaces de defender todo el marco de derechos que a lo largo de estos 35 años de democracia hemos ido construyendo y que nos están siendo arrebatadas. A los sindicatos CC.OO. y UGT, les toca jugar un papel esencial para hacer frente a todo ello.

Juan Antonio Mata Marfil

Expresidente del CES-CLM y exsecretario regional de CCOO 

http://juanantoniomata.blogspot.com.es/

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