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¿Déficit eléctrico o estafa a la ciudadanía?

¿Déficit eléctrico o estafa a la ciudadanía?

lunes 16 de diciembre de 2013, 11:32h

La energía es un medio fundamental para satisfacer algunas de las necesidades más vitales en nuestras vidas. Sin embargo, al igual que está sucediendo con otras cuestiones como la sanidad, los servicios sociales, la dependencia o la educación, se está convirtiendo en un artículo de lujo que empieza a estar al alcance de cada vez menos personas.

En un país como España, donde las energías renovables no son un futuro sino un presente justo y más democrático para las personas y el medio ambiente, eso si, olvidado financieramente por el gobierno actual, es difícil asimilar el porqué algo tan necesario como es la energía sigue siendo un lastre para los ciudadanos. Hasta tal punto, que millones de personas ni siquiera pueden llevar a cabo algo tan fundamental como es encender la calefacción de sus casas. Y donde, por desgracia, tenemos que lamentar accidentes donde incluso algún menor lo ha pagado con su vida.

Quizás la solución a este porqué sea tan sencillo como decir: "puerta giratoria". Un sistema donde prevalece, de manera clara y contundente, el tú me das a cambio de darme en el futuro. Donde cargos públicos acaban de forma muy curiosa en empresas privadas, como son las eléctricas. Y, por supuesto, con unos sueldos de escándalo y con la hipocresía añadida de ir dando conferencias muy ilustrativas bajo la imagen de ángeles celestiales.

Pero la gravedad de esta situación es tal, que personas enfermas que dependen de estar enganchadas a un aparato eléctrico para poder sobrevivir tienen que recurrir a sus vecinos para poder subsistir.

Todo esto nos puede llevar a plantearnos una simple pregunta: ¿qué hace el gobierno ante esta situación?. Pues la contestación es más simple todavía...."Nada".

En un sistema democrático que se precie de serlo, y donde nuestro país está cada vez más alejado de ello, el Estado sería el garante de los ciudadanos, y no, el que los pone al borde del abismo. Incluso en muchas ocasiones empujándolos al vacío de la miseria. Un sistema donde todo son cifras y porcentajes, y donde la lucha encarnizada, muchas veces un indigno teatrillo para camelar y engañar a la ciudadanía, está a la orden del día.

Mientras tanto las personas, que no hay que olvidar que somos las que pagamos este chiringuito llamado Estado, vemos como el gobierno justifica esta criminalidad de servicios básicos en proteger a los verdaderos responsables y criminales en esta crisis. Llegando, en algunos casos, a atacar a algunos jueces que luchan porque la verdad salga a la luz y que los culpables paguen. Pero no, esto no es interesante ni rentable para el gobierno de Mariano Rajoy.

Pero, como se suele decir, el que tiene padrino se casa, y en nuestro país las bodas empiezan a tener unas celebraciones muy reveladoras. Donde los novios pasan por puertas giratorias y tiran de los hilos necesarios para saltarse, por ejemplo, listas de espera. Eso si, avalados por una gran justificación: les duele mucho la tripita a causa del gran banquete que, seguramente, ni siquiera ellos hayan tenido que pagar. Porque hasta para esto también tienen padrinos.

 

¿Se habrán preguntado algunos de estos sinvergüenzas hasta que punto nos duele y se nos está hinchando a los ciudadanos la materia genital?.

Es fácil criticar y no dar soluciones. La mía en este caso, bajo la mayor de las ignorancias y humildades, pasaría porque el Estado se comportara como tal, es decir, protegiendo los intereses y necesidades básicas de los ciudadanos, o lo que es lo mismo, planteando contundentemente a este monopolio eléctrico que nadie va a poner en riesgo a las personas y sus necesidades, y que, ante una situación como esta, o pasan por el aro o, simplemente, se utiliza un arma constitucional llamada: "Nacionalización".

Esta solución, que no es ningún descubrimiento, hay que reconocer que sería una gran putada para aquellos que con lo público quieren hacer negocio, tal y como lleva años sucediendo en nuestro país y que, como una metástasis, cada vez se extiende más, incluso a algo tan fundamental como es nuestra Sanidad Pública, Educación Pública, Dependencia o Servicios Sociales.

Yo soy de los que piensa que nadie es más que nadie, incluso llevando dicha afirmación al terreno de lo paternal. Por eso mismo creo que la única solución, a la trágica e insostenible situación que están atravesando una gran mayoría de ciudadanos en nuestro país, está escondida entre las líneas de esta reflexión:

"No podría mirar a mis hijos a la cara y decirles que ellos están así porque yo no me atreví a luchar". Y como diría Cospedal..."cada palo que aguante su vela".


***Enrique Rivas Diaz

Portavoz de la plataforma en defensa de la Ley de Dependencia en CLM

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