domingo 12 de enero de 2014, 15:27h
En estos años de crisis, España adoptó severas
medidas de austeridad, a pesar de tener un desempleo elevado. No lo hizo
por voluntad propia, sino bajo presión de la Unión Europea, bajo la
batuta de Alemania. O eso o salir del euro. El Estado se encontró con
dificultades para refinanciar su deuda y el Gobierno se vio obligado a
subir los impuestos y a recortar su gasto. Hundida la construcción y
ante la imposibilidad de un cambio inmediato del modelo productivo, la
devaluación interna perfiló y condicionó la traumática superación de la
crisis financiera y económica. Resultado: salarios más bajos y, en
consecuencia, más pobreza y desigualdad. También un nuevo escenario
laboral con condiciones flexibles para contratar.
En España
siempre hizo falta un elevado crecimiento para crear empleo neto y ahora
esta tendencia puede cambiar, de modo que, como dice el ministro de
Economía, Luis de Guindos, sea posible crear empleo de manera
significativa incluso con un crecimiento bajo, como el actual. Llega,
pues, el empleo precario, que ya existía antes pero no con tanto peso. Los
españoles trabajarán cada vez más a tiempo parcial y, a la espera de
que dentro de unos años se recupere la construcción, lo harán en lo
único que tira: el turismo y la hostelería. Cinco años después de
iniciada la crisis, no hay ningún modelo alternativo al ladrillo y el
sol. En un país de 'pymes', tampoco ha aumentado el número de grandes
compañías, por lo que la recuperación de un empleo de mayor calidad será
modesta y solo en empresas, como Inditex, capaces de seguir creciendo.
El empleo público, de momento, sigue bajo mínimos. Es lo que hay.
Los contratos a
tiempo parcial y, en general, los empleos poco remunerados acompañarán a
los españoles en la salida de la crisis, por lo que vendrán mejores
tiempos para el Gobierno, si su ambición se limita a contar los parados,
pero tiempos difíciles para mucha gente. La alternativa al paro, a la
precariedad, a los sueldos bajos y a la falta de ingresos públicos sería
producir más y mejor, pero eso solo está al alcance de los países con
grandes multinacionales y un mercado interno floreciente, que a día de
hoy no es el caso de España. Siempre quedan, obviamente, las
excepciones, que por fortuna también las hay y seguirán creciendo.
@J_L_Gomez
Fundador y editor de Mundiario, también es columnista de la agencia Europa Press. Tertuliano de TVG y Radio Galega, colabora en La Región. Dirigió Capital, Xornal y La Voz de Galicia. Ex director editorial de Grupo Zeta. Autor del libro Cómo salir de esta. Coeditor del Anuario del Foro Económico de Galicia.
Twitter: @J_L_Gomez
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