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Aumenta la abstención: la sociedad, enfadada con los políticos, protesta con esta fórmula

Aumenta la abstención: la sociedad, enfadada con los políticos, protesta con esta fórmula

miércoles 22 de enero de 2014, 13:40h
La sociedad está enfadada con los políticos y su forma de demostrarlo se va evidenciando en los sondeos. El 43% de los entrevistados no sabe a quién votará o no lo haría con un promedio ascendente para la legislatura es del 37,2% (en las dos legislaturas de Zapatero el valor promedio fue de 26,4% y para las dos de Aznar de 28,1%, según los datos del CIS). Estos datos han llevado a los analistas a especular que podría producirse la mayor abstención de la historia de la democracia. Y podrían tener razón, puesto que escasamente el 50% de los encuestados ve probable votar a algún partido en la actualidad.
Si tratáramos de ver cómo está la sociedad desde el punto de vista de la participación electoral tendríamos que ver (1) cuántos se seguirían absteniendo, (2) cuántos nuevos abstencionistas habría, (3) cuántos no saben a quién votarán o si lo harán y (3) los que seguirían votando. Las tendencias de estos grupos nos servirían como termómetro del ánimo político de la sociedad española.

1. Personas que siguen absteniéndose: entre el 9 y el 11% durante la legislatura. Son personas que no saben de ideología o dicen ser de centro. Valoran muy mal a todos los líderes políticos (por debajo del tres). La corrupción es el tema que más crece entre sus preocupaciones. Menos del 10% ve probable votar por algún partido. Estas personas están fuera del sistema y parece que no quieren entrar en él.

2. Nuevos abstencionistas: entre el 7 y el 13%. Es decir, es el público menos ideologizado el que va optando por esta categoría. No obstante, el mayor incremento en el último año se ha dado entre las personas que se consideran de derechas o muy de derechas. La media de edad también es cada vez más alta, lo que nos indica que las personas mayores (las consideradas como más fieles en su voto) comienzan a desmovilizarse. El número de parados que pasa a la abstención se ha doblado. Valoran cada vez peor a Rajoy y a Rubalcaba, mientras que Cayo Lara y Rosa Díez están mejorando su valoración. Sólo el 25% ve probable votar a algún partido. Este grupo está prácticamente fuera del sistema.

3. No saben todavía a quién votarán: entre el 13 y el 22%. La mayoría sabe posicionarse ideológicamente, pero es también el grupo que más se posiciona en el centro. Rajoy también ha quemado su imagen en este grupo, Rubalcaba no consigue mejorar su posición, mientras que Cayo Lara se mantiene estable y Rosa Díez empeora ligeramente su imagen. Es la categoría que menor importancia da a la corrupción como primer problema. Sin embargo, son los que más se preocupan por los asuntos económicos. Sólo el 30% ve probable votar a algún partido, un dato bastante bajo en comparación con otros sondeos.

4. Seguirían votando: entre el 47 y el 60%. Saben lo que es la ideología y saben posicionarse, además es la categoría que menos dice ser de centro. Son las que menos se están desmovilizando. Rajoy está empeorando muy notablemente su valoración (se ha igualado en casi todas las categorías entre el 2 y el 3), Rubalcaba se mantiene (sobre el 3,5), Cayo Lara y Rosa Díez se mantienen (por encima del 4). El 74% ve probable votar a algún partido.

Parece que es en abril de 2012 cuando el electorado empieza a cambiar; desde este momento los datos de los que seguirían votando comienzan a reducirse. La explicación puede deberse al anuncio de reforma laboral del PP, a la huelga general de marzo o a los recortes en sanidad (7 mil millones) o en educación (3 mil millones). Es en abril de 2013 cuando la situación vuelve a agravarse. En estos momentos estalla el caso Bárcenas, el paro supera los 6 millones, los desahucios se convierten en un problema social que enfrenta al gobierno con los ciudadanos, se privatizan hospitales en Madrid y se suben impuestos como el IRPF. Durante estos períodos el PSOE no consiguió convertirse en una alternativa clara al actual Gobierno -de hecho, sólo estaría recibiendo 0,6% de voto directo procedente del PP- y junto con la abstención crecía el voto de los desencantados que se dirigía hacia IU o UPyD.

Así, el contexto parece afectar a los votantes. Pero, (A) ¿por qué afecta más a unos ciudadanos que a otros? ¿Qué tienen en común los ciudadanos que se ven más afectados? (B) ¿Es reversible la situación o nos dirigimos sine qua non a la mayor abstención de la historia de nuestra democracia?

(A) Como estamos ante una situación compleja, las formas en que la situación que estamos viviendo afecta a las personas es muy diferente. Por ejemplo, los nuevos abstencionistas proceden fundamentalmente del PP, mientras que los nuevos 'No sabe todavía a quién votará' proceden principalmente del PSOE. Las principales características que tienen (tanto abstencionistas como nuevos abstencionistas o los que no saben todavía) son: Un menor interés por la política que la media, un menor nivel de ideologización, un menor conocimiento político y participan políticamente menos, como indican las propias categorías.

En todas las categorías parece ocurrir el mismo fenómeno: la carencia de interés político y la desmovilización son progresivos. Los porcentajes más altos se encuentran en todos los casos en las personas que repiten abstención, seguidos de los nuevos abstencionistas, de los que no saben todavía a quién votarán y, por último y más movilizados y con mayor interés político los que siguen votando. Éste parece ser el camino progresivo de la desmovilización.

Estos electores (abstencionistas, nuevos abstencionistas y los que no saben todavía) se encuentran fundamentalmente en el centro o no se ubican ideológicamente, lo cual nos indicaría que tanto en tiempos de desánimo político como en los de máxima atención el centro sigue siendo el que determina los resultados electorales. Aparte
(B) La solución o la continuación de esta situación (como una de las alternativas posibles) pasa, en buena medida, por el PSOE dada la posición central que ocupa en el mapa político español[1]. La realización de unas primarias serias y bien definidas que dieran lugar a la elección de un candidato o candidata con la suficiente capacidad para motivar a un porcentaje elevado de ciudadanos, obligaría al PP a replantear su estilo, buscar políticas de consenso, renovar sus filas -tal vez poniendo a un candidato alternativo a Rajoy, como ya se empieza a especular- y cambiar sus discursos para mejorar su imagen.

Por tanto, las primarias podrían aumentar la polarización política y la atención ciudadana sobre estos dos partidos, por el número de noticias referentes ellos. Es decir, volveríamos a una situación mediática donde el interés político se centraría en dos partidos y el resto de partidos (sobre todo IU y UPyD) perderían interés social y los grandes partidos recuperarían parte del terreno perdido. No obstante, y dado el elevado desánimo político, no parece probable volver -en el corto plazo- a las mayorías absolutas como forma normal de gobierno, ni a nivel nacional, ni en muchas comunidades autónomas ni municipios.

No obstante, y dadas las últimas noticias, parece que las primarias podrían acumular un elevado número de imprudencias comunicativas, como limitar la participación de circunscripciones y ya veremos que más cosas esconde. Pero, si el PSOE realiza unas "oscuras", no provocaría interés social, los medios no le darían espacio, seguiría la tendencia de Rubalcaba, el PP no necesitaría cambiar su estilo, el desánimo ciudadano seguiría en aumento y se mantendrían los actuales espacios políticos. Es decir, IU y UPyD se mantendrían o seguirían creciendo en los sondeos mientras que PP y PSOE seguirían buscando su suelo.


Álvaro Marchante
Consultor político y director de www.comunicaliza.com
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