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Ahora, ya todo huele a (euro)elecciones

Ahora, ya todo huele a (euro)elecciones

sábado 22 de febrero de 2014, 11:05h
Naturalmente, no faltan los alarmismos ni las exageraciones. He visto que algún periódico español titulaba 'Guerra en Europa', y, desde luego, no deja de ser una demasía. Pero faltan tres meses para las elecciones europeas -y vaya usted a saber si ese 25 de mayo conocerá, en España, alguna otra urna, navarra, andaluza o canaria-y ya todo es el trepidar de una precampaña que va a desembocar en una nueva era para esta Europa que mira temblorosa hacia Ucrania. Y que, de paso, estudia los pormenores de aquella gran guerra que estalló hace un siglo. Lo cierto es que esta Europa alegre y confiada, próspera pese a todo y solamente amenazada, pero poco, por el asalto de subsaharianos hambrientos, se parece bastante a aquella que, todavía el 25 de mayo de 1914, ni siquiera sospechaba que algunas semanas después estallaría la mayor conflagración hasta entonces conocida.
 
Insisto en que no digo yo que estemos, ni remotamente, abocados a algo semejante a lo que ocurrió entonces: resulta inimaginable, se diga lo que se diga en algunas tertulias. Supongo que, si alguna vez se diese una tercera guerra mundial, tendría lugar a través de las ondas de Internet, donde ya se libra una batalla de considerables dimensiones entre las grandes potencias. Lo que sí digo es que el mundo, comenzando por la vieja e inacabada Europa y sus zonas de influencia,  está cambiando muy rápido hacia lo imprevisible.
 
Y, por ejemplo, la inanidad de las apariciones de la baronesa Ashton, 'lady Europa', para comentar lo que está ocurriendo en esa Ucrania partida entre los pro europeos y los pro rusos de Putin,  demuestra  que la Unión Europea tiene que reinventarse y es ahora cuando tiene la oportunidad de hacerlo. Porque cierto es que Alemania trata de regular las consecuencias y hasta la tramitación de estas elecciones de mayo, que acabarán eligiendo a los máximos rectores de la organización que une a los veintiocho estados en el Viejo Continente. Pero no menos cierto es que, por primera vez, serán los votos ciudadanos y no el dedo del conciliábulo entre Berlín y París quien elegirá a los principales responsables de conducir los asuntos políticos y económicos de la UE.
 
Ya sé que dos personalidades como el socialdemócrata Martin Schulz o el conservador Jean Claude Juncker, el más probable candidato del Partido Popular Europeo para concurrir a este liderazgo (se decidirá a comienzos de marzo en Dublín), no entusiasman a nadie. Pero lo importante es el proceso que se abre, y que la vieja Europa es cada día más consciente de que no puede ser un espectador entre el malévolo Putin y el poderoso Obama, digámoslo así para personalizar y simplificar.
 
Y ocurre que, en España, donde las grandes teorías cosmogónicas, estratégicas e históricas siempre han resbalado sobre la piel de nuestra clase política, las elecciones europeas, para las que el principal partido aún ni ha designado a su candidato (Miguel Arias o no Miguel Arias, esa es la cuestión), se ven en clave interna. En clave de pervivencia del bipartidismo y de supremacía de los 'populares' sobre los socialistas, o viceversa. Todo, todo, desde el ridículo 'desarme' escenificado por ETA hasta la transcripción de la declaración de la Infanta ante el juez Castro, pasando por la votación contra los planes de Artur Mas en el Congreso de los  Diputados o por la benigna calificación de Moody´s a la 'nueva' economía española, se contempla ahora desde el prisma electoral. No tanto por lo que ocurra en mayo, que también, sino por lo que va a suceder a continuación, cuando se abra la carrera por las municipales, autonómicas y, finalmente, las generales.
 
Ya verá usted cómo en el inminente debate sobre el estado de la nación, en el que los partidos miran más hacia sus propias crisis internas que hacia cualquier otro lado, Europa será un tema sobre el que se pasará como si fuera sobre ascuas. Bastantes quebraderos de cabeza tienen nuestros representantes políticos con Artur Mas, el juez Ruz o sus propios líos caseros, primarias incluidas, como para preocuparse de si el próximo Parlamento Europeo tendrá más socialdemócratas, más conservadores o más partidos euroescépticos. Y, sin embargo, ya ve usted, amable lector: si bien se mira, Ucrania está ahí, a la vuelta de la esquina, y no parece buena cosa que los periódicos abran sus ediciones con fotografías de calles en llamas o muertos paseados por la multitud. Ni que algún medio exacerbe sus titulares recordando la Historia de hace un siglo. Es el caso que Europa se sigue construyendo, un siglo después, y los españoles tenemos la oportunidad de participar de manera señalada en esa construcción, en la que nunca, ni hace cien años, ni ahora, hemos estado de un modo importante.


- El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>    
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