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La corriente quedó marcada

Líderes de Izquierda se tomaron la Cumbre Iberoamericana

Líderes de Izquierda se tomaron la Cumbre Iberoamericana

domingo 11 de noviembre de 2007, 02:11h
La Cumbre Iberoamericana de Chile quedó pintada de rojo por el fuerte protagonismo de los líderes de izquierda en ese foro, clausurado hoy tras una monumental bronca entre Venezuela y España.
Hablaron en apoyo de Chávez el nicaraguense, Daniel Ortega, y el vicepresidente cubano, Carlos Lage.
Ortega arremetió además contra embajadores españoles y la multinacional eléctrica Unión Fenosa, momento en que el monarca español se levantó en protesta de su asiento y solo regresó a la clausura oficial por petición expresa de la presidenta chilena, Michelle Bachelet.
El grave incidente escenificó un nuevo enfrentamiento entre las dos corrientes ideológicas en América Latina, una radical de izquierda liderada por Chávez que busca implantar lo que denominan socialismo bolivariano y otra más moderada que defiende el libre mercado y relaciones internacionales abiertas.
Los discursos que recordaban a los de la "guerra fría" parecieron resucitaron en plena Cumbre de Santiago de la mano de Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
Chávez recordó a Salvador Allende, y dijo que cuando sucedió (en 1973) el golpe militar contra el entonces presidente chileno, él era un cadete, pero le "hubiera gustado venir con un fusil a defender el Palacio de la Moneda.
El líder venezolano proclamó de nuevo su amistad con el jefe de estado cubano, Fidel Castro, de quien dijo que "es el padre de los revolucionarios y un ejemplo que muchos quisieran en este planeta y un modelo de la lucha contra el imperialismo de Estados Unidos".
Por su parte, el boliviano Evo Morales dijo que "antes era Fidel solo, ahora si no somos muchos, por lo menos somos varios".
Daniel Ortega también se unió a los frontales ataques a EEUU, denunciado la actitud del gobierno de Washington en su primera etapa de gobierno sandinista (1979-90).
Tanto ese país como Europa "no tienen autoridad moral para decirle a Irán que no debe desarrollar armamento atómico", porque "hay que predicar con el ejemplo", afirmó en alusión a las críticas a su acercamiento al gobierno de Teherán.
En la misma línea, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, dijo que no era "una discusión artificial", sino la expresión de las contradicciones y el cambio que vive América Latina.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, amigo y aliado de Chávez, proclamó que ha llegado "la hora de los pueblos, del cambio de época" y "la voluntad de construir una patria soberana que no se humille ante los poderosos para ser, junto a los pueblos hermanos de Iberoamérica, dignos de la herencia de los libertadores".
Por su parte, Evo Morales invitó a los presidentes a "abandonar el modelo neoliberal" y dijo que este evento "ya no será propiedad del imperio".
Las diferencias entre los diferentes modelos de integración latinoamericana también afloraron en esta cita de gobernantes.
El nicaragüense Ortega propuso que la Cumbre Iberoamericana se transforme en una organización que reemplace a la Organización de Estados Americanos (OEA), a la que calificó de "instrumento de los yanquis".
Poco después, desde la otra línea de izquierda moderada, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó hoy su rechazo a la propuesta de Ortega de acabar con la OEA y dijo que si ese organismo "no funciona, debe ser reformado, pero no cerrado".
Lula, que tuvo un perfil bajo en esta cumbre, hizo un paralelismo con la posición de su país en relación a las Naciones Unidas: "Brasil propone cambios en el Consejo de Seguridad de la ONU, porque queremos que represente la geografía política actual y no la de la Segunda Guerra".
En el cónclave que el viernes tuvieron en privado los jefes de estado y que se difundió con imágenes, aunque no sonido, se pudo ver un acalorado debate entre los líderes iberoamericanos, y Lula llegó incluso a pegar varios puñetazos en la mesa.
Michelle Bachelet trató de quitar hierro a esas imágenes y a la fuerte polémica con la que finalizó la cumbre diciendo que el gran valor de este encuentro es que se discutieron temas muy importantes, sin necesidad de ser "políticamente correctos".
Para el Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, "nunca se había cosechado una cosecha mejor" en 17 años de historia de las Cumbres Iberoamericanas.
Aunque existe la diversidad de estilos, planteamientos y políticas en la forma de afrontar los problemas, a la vez "la unión política es indispensable para que nuestra voz sea escuchada en el mundo", subrayó Iglesias.
Sin embargo, consideró que "las diferencias hay que manifestarlas con respecto y evitando las descalificaciones mutuas".
La Cumbre Iberoamericana finalizó con la adopción de la "Declaración de Santiago" y un "Plan de Accion" con medidas de carácter social, y el acuerdo para poner en marcha un Convenio Multilateral de Seguridad Social.
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