Fino observador de la actualidad, Marina (Toledo, 1939) alerta en una entrevista de la actual "mitología del peligro que no se puede conjurar", que genera un "miedo generalizado" a la "precariedad, a la inseguridad, a perder el trabajo, todo".
En este momento "hay un miedo económico real", como hace una década -recuerda Marina- hubo un gran temor al terrorismo internacional tras los atentados del 11-S en Estados Unidos.
Entonces fue el terrorismo y ahora son los "todopoderosos mercados financieros, que son poderosos porque los estados le dan poder", los que generan temor, asegura este filósofo y pedagogo.
"Si estimulas el miedo de la gente, la puedes hacer muy dócil, ya que el miedo es un sentimiento terrible; si juegas bien con él, puedes hacer que renuncie a derechos y libertades", advierte.
Y "si en otra época la gran transmisora de miedos era la iglesia, ahora es la política y la economía".
Pero lo más "perverso", añade Marina, es que se está usando el miedo para generar el sentimiento de que las cosas no tienen arreglo, de que no hay solución, de que no es posible enfrentarse al problema, de que para arreglarlo hay que "pasar por el aro".
Y ese sentimiento de "impotencia", subraya, es uno de los mecanismos del "aprendizaje del miedo", algo que "está sucediendo ahora en España y en casi todo el mundo"·
El problema añadido de la sociedad española es que sufre además la "enfermedad social del síndrome de la inmunodeficiencia aprendida, es decir -aclara-, que no tiene defensas para oponerse a las amenazas y pasa por todo, se ha vuelto muy dócil".
Para Marina la prueba de esa sumisión y vulnerabilidad es la corrupción, algo que "no es aceptable ni inevitable", pero que se acepta "como algo consustancial a la naturaleza humana".
O la credulidad con la que se dan por buenas las teorías más peregrinas como el comentadísimo documental de ficción sobre el supuesto montaje del golpe de Estado del 23-F, "Operación Palace".
Ser "hijos" de una dictadura, de un régimen "paternalista", según Marina, nos predispone a ser "sumisos", "pasivos" y "vulnerables", y "fomenta todo tipo de dependencias, que pueden ir desde las drogas, a la pareja o al empresario".
Pero el miedo no es una fatalidad, se puede vencer. Y a ello se aplica Marina en el último volumen, el séptimo, de la Biblioteca UP (Universidad de Padres), su proyecto "vital". Publicado por Ariel, se titula "Los miedos y el aprendizaje de la valentía" y se lo dedica a su madre, "que sabía tanto de este tema".
Un nuevo volumen que incluye, por primera vez, un cuaderno de actividades en el que, con la ayuda de Raco el Pajarraco, los niños podrán aprender a distinguir los miedos "malos" imaginarios de los miedos "buenos" que alertan de un peligro real.
Completan la colección, que según la editorial ya lleva más de 150.000 títulos vendidos, "El aprendizaje de la creatividad", "Escuela de parejas", "La educación del talento", "El cerebro infantil:la gran oportunidad", "Los secretos de la motivación" y "La inteligencia ejecutiva".
Premio Nacional de Ensayo, Marina confiesa que el tema de los miedos siempre le interesó, porque vio a personas cercanas "anuladas" por ese sentimiento "terrible", que el mismo sufrió un tiempo y que le ha dejado la sensación de "ocasiones perdidas" y una "indignación", "una inquina", "una animadversión" y "verdadero odio" contra él y a todos los que lo utilizan, dice tajante.
Comenzó a estudiarlo en "El laberinto sentimental" y en "Diccionario de los sentimientos", habló de su utilización política en "La pasión del poder" y le dedicó un libro entero en "Anatomía del miedo".
Continúa recogiendo material para escribir un "Tratado de la valentía", y ahora pone a disposición de los padres un libro práctico sobre la cartografía del miedo para ayudar a sus hijos a superarlo, a enfrentarse a los problemas y a tener seguridad.
Toda una declaración de guerra del autor de "La inteligencia creadora" y de "Ética para náufragos" contra el miedo. Y un alegato en pro de la valentía, una cualidad exclusivamente humana, subraya.
Si (
No(
