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Animadoras

Animadoras

domingo 13 de abril de 2014, 09:17h
Pocas diferencias existen entre ver un acto de las elecciones estadounidenses y un partido de la NBA. Ambos están llenos de ruido, luces, público enfervorizado, animadoras y actores de Hollywood. La diferencia es que en un caso la gente aplaude una asistencia de Kobe Bryant o el estallido de un mate de Pau Gasol, y en otro, cualquier opinión de presunto ingenio del candidato que suele "orgasmar" al sentir el viento de las carcajadas moviéndole el tupé. Y digo presunto porque el ingenio que he escuchado a los políticos yanquis ha sido siempre presunto. Aunque, en verdad, eso no es óbice para que la simplicidad de la manada estalle en gritos y carcajadas y se miren unos a otros satisfechos por la brillantez de su orador. Y es que da la sensación de que, se diga lo que se diga, en los mítines yanquis el orador siempre es brillante. Se nota más cuando el pelotón de "barbies", seriadas con scanner de color, sueltan palmaditas de placer y demuestran con sus sonrisas bobaliconas y adolescentes que no hay que ser demasiado inteligente para presidir a los USA. 

Quizá esa escasez, también presunta, sea requisito "sine qua nom" para llegar a los altares de la Casa Blanca. Como aquí es requisito no saber inglés para ser presidente del gobierno. Tampoco tener demasiada sabiduría, pues para apretar un botón no son necesarios doctorados o publicaciones. También como en USA, donde si uno es un pobre intelectual jamás llegará a ser senador. A lo más que podrá aspirar es a hacer películas independientes, parecidas a las de Woody Allen o Mikel Moore.

Pero el caso es que me fijo en los mítines de aquí, pues ya estamos en campaña electoral, y observo que son muy parecidos. Hay también esa gozosa comunión de afectos partidaria aunque el país se hunda. Salvo en algunos asuntos, como es el de las animadoras. 

Allá las uniforman y  aquí van de paisanas. Allá las ponen en las primeras filas y chillan como pijas redomadas, pegando saltos de rana y jurando mil veces por Snoopy y aquí las ponen detrás del político, sentadas, serias, meditabundas, escuchando con suma atención la oratoria. Lo cual, obviamente, no ha de querer decir que aquí los políticos sí puedan ser inteligentes. 

Algunos habrá, claro. Aunque lo considero más una cuestión de azar que de decisión del partido. Pues los políticos han de ser sobre todo estereotipos. Rajoy por ejemplo es el estereotipo del político escaqueador, se quieta de en medio como nadie. Cospedal juega a ser la Tacher y nos habla con cara de Guardia Civil multando.  Arias Cañete es el bonachón ilustrado rural. Rubalcaba es el estereotipo del dos que ejerce de uno. En fin, que ante estereotipos tan obvios, se echa de menos en los mítines un buen plantel de animadoras.
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