'El viento se levanta': El espléndido adiós de Hayao Miyazaki

La despedida del director de 'La Princesa Mononoke' es una nueva demostración de genio de un hombre que se contradice a sí mismo. Y es que en un momento de 'El viento se levanta' uno de los personajes le dice a otro que artistas e ingenieros solo tienen diez años de máxima creatividad en ellos, así que no dude en usarlos bien. Si obviamos su primera película fuera del Studio Ghibli, 'Lupin III: El castillo de Cagliostro', la carrera de Miyazaki se ha extendido 30 esplendorosos años, desde 'Nausicaä del Valle del Viento' hasta este 'El viento se levanta'. Decir que los ha usado bien sería quedarse realmente corto.

Se puede ver su última obra como un resumen perfecto de su obra y a su protagonista, el ingeniero de aviones Jiro Horikoshi, como un espejo del propio Miyazaki. No en vano 'El viento se levanta' es una historia de amor entre el protagonista y su enfermiza mujer, pero también entre un hombre y su trabajo, entre arte y tecnología o entre Miyazaki y su audiencia. También existe una especial fascinación por los aviones ("lo aviones son hermosos sueños") lo que es una de las marcas de la casa. No en vano cuando creó, junto a Isao Takahata, los estudios de animación que le darían fama, los nombró con el nombre que daban los italianos a sus aviones de exploración del Sahara en la Segunda Guerra Mundial: Ghibli. Palabra que se refiere al viento arenoso, caliente y seco que sopla en el desierto. Una fascinación que ya se pudo ver en una de las grandes olvidadas de su filmografía, 'Porco Rosso'.

Sueño y realidad

Aquí, como en aquella película, hay una enorme fascinación con los aviones, pero si en 'Porco Rosso' se fijaba en los pilotos, en esta se decanta por los hacedores de sueños, esos ingenieros que logran diseñar máquinas voladoras. El principio de la película ya es toda una declaración de intenciones, parece sacada de alguna de sus películas como 'El castillo en el cielo'. Un chico se despierta y comienza a pilotar una maravillosa estructura voladora pero cuando es derribado descubrimos que no es más que el sueño de un chico miope que jamás podrá pilotar un avión. Y aquí es donde aparece el Miyazaki más maduro de su carrera, el menos infantil. La película se desdoblará entre realidad y sueño. En sueños Jiro conocerá a su ídolo, el ingeniero italiano Caproni, que será el que le indique que diseñar aviones es mucho mejor que pilotarlos, y los aviones serán máquinas maravillosas. En la realidad los aviones serán utilizados como máquinas de matar. No olvidemos que la película está basada en una figura y un tiempo históricos. Horikoshi fue el creador del caza 'Zero' que utilizarían los japoneses en la II Guerra Mundial y por eso la película se ha visto rodeada de polémica.

Muchos han querido ver en ella una imagen demasiado amable de un hombre que podría ser visto como responsable de la muerte de muchas personas. No creo que sea el caso, Miyazaki ha visto en Horikoshi un ingeniero con alma de poeta pero no por ello se libra de tremendos remordimientos, como cuando en uno de sus sueños expone sus temores a Caproni y este le responde "Cuándo la gente mira las pirámides hoy ¿cuántos piensan en los incontables esclavos que murieron en su construcción?".

Sin duda, dentro de cientos de años la gente podrá seguir mirando fascinada a 'El viento se levanta'. Y no creo que se vea como un homenaje a un hombre que creó un arma, sino la de uno tan apasionado por su trabajo que pudo llegar a transformarlo en arte.

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