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El termómetro de la campaña (5): 'Claro que quiero que gane el Madrid', dijo el nacionalista catalán

El termómetro de la campaña (5): "Claro que quiero que gane el Madrid", dijo el nacionalista catalán

miércoles 30 de abril de 2014, 13:45h
La jornada había comenzado con uno de esos desayunos masivos, político-periodístico-empresariales, en torno al candidato europeo de UPyD, Francisco Sosa Wagner, el hombre que se hizo famoso por haber aprobado a José Luis Rodríguez Zapatero en su tránsito por la Facultad de Derecho. Presentado por su 'jefa', Rosa Díez, los periodistas tuvimos que incluir en el menú del desayuno del Ritz una sonora 'bronca' de la combativa política a los medios, a los que acusó claramente de falta de independencia y de favorecer el bipartidismo. Pregunté luego a la señora Díez por qué nos había incluido a todos en la descalificación general. "No me digas que no es verdad", me respondió. Por primera vez en la jornada, puse cara de circunstancias y nada dije.
 
La hora del almuerzo consistió en media docena de periodistas compartiendo mesa, en otro hotel de cinco estrellas y muchos menos tenedores reales, con el candidato de CiU a las elecciones, Ramón Tremosa, a quien ninguno conocíamos, y dos de sus más cercanos colaboradores. Venían a presentar en Madrid la Coalición por Europa, formada junto con los nacionalistas vascos del PNV, los gallegos de lo que fue el Bloque y los canarios de Coalición Canaria. Tremosa, que no me pareció demasiado hablador, me reconoció que no esperan gran cosa del Gobierno francés en cuanto a las aspiraciones secesionistas de Artur Mas y compañía, ni aunque ahora el Ejecutivo galo esté presidido por un catalán, ese Manuel Valls a quien la independencia de Cataluña con respecto al resto de España parece hacer muy poca gracia. Me preguntaron si yo pensaba que el referéndum del 9 de noviembre se celebrará y, por segunda vez en el día, puse cara de circunstancias. Yo, en retorno, le pregunté a uno de ellos -no cito su nombre para evitarle problemas en su vuelta a casa-- si prefería que ganase el equipo del Madrid "o el extranjero" en las semifinales de la Champios League y me respondió: "claro que quiero que gane el Madrid". Tercera cara de circunstancias: no acabé de creerle, aunque bien hubiese querido.
 
A primera hora de la tarde, sesión de control parlamentario. Como tantas veces, Soraya versus Soraya era la parte estelar del programa. La vicepresidenta Saénz de Santamaría contra la portavoz socialista Rodríguez. Lamentables acusaciones mutuas (sin mostrar pruebas) de haberse beneficiado de sobresueldos y prebendas inmerecidas. De hasta seiscientos mil euros se habló, en una jornada en la que las cifras de la Encuesta de Paro volvían a ser decepcionantes, y en la que se anunció que se imputaba a la riquísima diva Montserrat Caballé por no hacer frente a sus obligaciones con el fisco. Luego, en los pasillos, la vicepresidenta decía, ante los periodistas ("podéis utilizarlo, si queréis") que en su "puta vida" había cobrado de sobre alguno. El calificativo que acompañaba a la palabra 'vida' no saldría en algunos titulares (¿por qué), pese al permiso expreso de la 'número dos' del Gobierno para reproducirlo. Diputados de los dos principales grupos parlamentarios me piden manifestaciones de apoyo a una u otra Soraya. Y pongo cara de circunstancias vespertina, pensando en que la campaña electoral, a la que aún no se ha dado el pistoletazo de salida oficial, no comienza bien.
 
Del Parlamento me fui a la librería catalana Blanquerna, donde Iñaki Anasagasti, amigo y colaborador, del que disiento en tantas cosas, presentaba su libro, tan iconoclasta como los restantes, 'Jarrones chinos'. No le pregunté si prefería que ganase el Madrid sobre el Bayern. No quería, con él, tener que poner cara de circunstancias. Y me fui a ver el futbol con unos amigotes que, seguro, querían que ganase el Madrid. Mientras me tomaba un gin-tonic, bebida tan de moda, y celebraba la victoria, preparé este comentario, sabiendo que jornadas como la de este pasado martes va a haber muchas de aquí a que concluya la larguísima etapa electoral, allá por enero de 2015. Madre mía... 

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