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Sólo Fernando Robleño llegó a interesar

'Escolares' regulares tirando a malos: el primer encierro torista de San Isidro defraudó

'Escolares' regulares tirando a malos: el primer encierro torista de San Isidro defraudó

domingo 11 de mayo de 2014, 23:11h
Toros de JOSÉ ESCOLAR, de buenas hechuras en general, excepto el terciado 1º; descastados, excepto ese 1º, y nobles. FERNANDO ROBLEÑO: palmas tras aviso; silencio tras aviso. PÉREZ MOTA. silencio; silencio. MIGUEL ÁNGEL DELGADO: silencio; silencio. Plaza de las Ventas, 3ª de Feria, 11 de mayo. Dos tercios de entrada. Saludaron en el cuarto, el picador Pedro Iturralde y el banderillero Ángel Otero, ambos de la cuadrilla de Robleño.
Ni fu ni fa. Ni flic ni flock. O sea, un balance mediocre tirando a flojo. Tal es el resumen de la esperada corrida de los de José Escolar, cuyo juego y casta brillaton en ediciones anteriores del ciclo isidril. Pero que este año cascabelearon en mínima expresión, salvándose el que abrió festejo, aplaudido en el arrastre. De no haber sido por su cláisco pelaje cárdeno, en diferente gradación, casi diríase que podrián haber llevado cualquier divisa del encaste Domecq, la antítesis de lo que se consideran divisas duras.

Al menos el que abrió función, que cumplió en el penco y se arrancaba de largo con cierto celo, ayudado por la buena lidia de un especialista en este encaste y otros similares cual Fernando Robleño, que de salida le fue mostrando siempre el capote sin que lo prendiese. Y después anduvo firme, con mando en plaza y muy cruzadito. Así le sacó varias series por ambos pitones no muy artísticas pero sí con clasicismo, más en redondo que al natural. 

Un varilaguero 'jazzman'

Aunque como el burel se iba apagando y aquello no explotó, es posible que el de San Fernando de Henares hubiera echado en su esportón un trofeo... de no haber pegado sendos sartenazos y necesitar dos descabellos. A partir de ahí, salvo algún atisbo mínimo de sangre brava, los 'escolares', como el festejo, fueron cayendo en picado, por lo que en elcaso de Robleño, ya no pudo repetir jugada con el cuarto, que sirvió, eso sí, para el lucimiento de ese picador con nombre de 'jazzman', Pedro Iturralde, y de ese gran subalterno a pie que es Ángel Otero, extraordinario con los palos.

Dentro de ese bajo tono en que quedó al festejo, tampoco los bicornes se comían a nadie, por lo que nos pareció muy floja la actuación del otrora jabato en sus anteriores comparecencias venteñas que es Miguel Ángel Delgado, quien anduvo por allí medio aburrido sin lograr interesar en ningún momento ni -al menos tal fue la impresión que llegó al graderío- intentarlo en su deambular plúmbeo como el juego de su lote.

Algo más interesó Pérez Mota, pero sin exagerar, ¿eh?, sin exagerar. Porque a base de porfía -ventajista, periférica y posmoderna- arrancó uno tibios olés con su primero mientras bicho y coletudo iban diluyéndose. Como en el que cerró la corrida, con el que volvió a andar por acá y por acullá sin excesivo esfuerzo en aprovechar de alguna manera su paso por la cátedra venteña. 


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