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Aldabonazo del extremeño frente a una toreable corrida de Del Río 

Tres orejas y lección de torería total de un Perera en figura a El Juli y Manzanares en figurones

viernes 23 de mayo de 2014, 22:40h
Toros de VICTORIANO DEL RÍO, desiguales de trapío, con 2º y 4º, justos de presencia, nobles y que cumplieron en los caballos, con 3º encastado y 2º boyante; flojos. 1º, sobrero, de ZALDUENDO, chico, mansote, manejable y muy flojo. EL JULI: silencio; silencio. JOSÉ MARÍA MANZANARES: silencio; silencio. MIGUEL ÁNGEL PERERA: dos orejas tras aviso; oreja. Salió a hombros. Plaza de Las Ventas, 14ª de la Feria de San Isidro. Lleno con cartel de 'no hay billetes'. Observaciones: el subalterno Joselito Gutiérrez saludó tras colocar dos excelentes y arriesgados pares de banderillas al sexto.  
Así se viene a Madrid. A dar la cara. A demostrar que se es figura por méritos propios. A superar con honradez y torería el examen, cada día más facilongo de la cátedra venteña. A pasar la raya tras la cual está el triunfo, sí, mas también la cornada. O sea lo que realizó este viernes Miguel Ángel Perera, que ha reventado la feria y se ha encaramado en el altar de los triunfadores de verdad de verdad de la buena tras salir en volandas por la soñada Puerta Grande.

A la par que ha mandado a los sótanos a sus dos compañeros, también figuras pero que en Las Ventas quedaron retratados como figurones. Pongamos que se habla/escribe de El Juli y Manzanares. Por cierto la terna, junto a Talavante y Morante, que se examinaron el jueves, forman ese poderoso grupo del G-5, que se negaron a ir a Sevilla y que, con sus apoderados, manejan y manipulan la Fiesta a su placer, cerrando sobre sí mismos las ternas en las que sólo admiten a los que no molestan Finito- y rechazando a los que sí -Fandiño-. Dicho/escrito sea de paso.

Pero al menos, los dos extremeños justificaron sobre la arena de la Monumental tanta exigencia. Talavante el jueves y un inconmensurable Perera, en mayor medida, un día después. Fue protagonista desde que se abrió de capote para un bello quite por chicuelinas que remató dos veces de frente por detrás -cordovinas- aún más bellos ante a ese 'Bravucón que sin serlo tampoco fue bravo. Pero chorreaba nobleza y además se encontró con la flámula de un poderoso Perera que inició su labor con los pies clavados en 5 estatuarios, 5.

Para después palpitar dos tandas de 5 redondos 5 cada una, lentos, majestuosos y ligados, con su muñeca imantando al bicho, que cerró con un cambio de mano prodigioso. Al natural el toro protestaba, pero también Perera se lució con una serie de idénticas características a las de otro pitón; por cierto también de cinco. Con la plaza hecha un clamor se tiró a matar o a morir y la espada quedó trasera, pero los tendidos nivearon de pañuelos y el usía sacó el suyo dos veces (era de oreja y media).

Empaque en la M-30 

Mas, para mayor escarnio de Juli y Manzanares, no se conformó con la salida a hombros que ya tenía ganada, y aunque el sexto, 'Bravucón II' sí casi lo era, a base de quietud y mando, tras aguantarle en el platillo tres pases cambiados de escalofrío, le sacó lo poco que tenía nuevamente con ambas manos y luego se encunó y se jugó la femoral antes de agarrar un estoconazo que ya valía de por sí la tercera oreja. Así se viene a Madrid. Así se demuestra que uno es figura.

Así no se viene a Madrid. Como un Juli vulgar toda la tarde, con el flojísimo sobrero, que se rajó pronto, y con su incapacidad para poder la encastada fiereza del otro, que echaba la carota arriba pero no iba al bulto ni presentaba peligro ni otras especiales dificultades invencibles. Simplemente no era la tonta del bote, y con el que el madrileño, con más de mil corridas en su haber, naufragó.

Otro que tal, y peor, fue Manzanares, al que se le fue la boyante embestida del segundo, al que ora citaba en la M-30 y él animal le pasaba a una distancia similar a la que hay hasta la plaza de Manuel Becerra; ora citaba en esta plaza y el nobilísimo burel le pasaba por la M-30. Eso sí, con algún tan bello como mentiroso arrebol dibujado con el empaque del alicantino. El quinto iba y venía sin ton ni son y un aburrido Manzanares acabó aburriéndolo. 

Tanto a él, como a El Juli, que repetirán aún otra tarde, eso sí con más toros de sus divisas favoritas y comerciales, le vendría bien sentarse a ver un vídeo de cómo hay que dar la cara en Madrid. Protagonizado por Perera, claro, que se anuncia también en otra corrida, sí, pero frente a una ganadería dura, la de Adolfo Martín. Y olé.
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