www.diariocritico.com
Título de Excelencia Gallega

Título de Excelencia Gallega

viernes 04 de julio de 2014, 14:00h
         La verdad es que el título de Excelencia Gallega tendría que haberlo recibido mi esposa, Mercedes, porque además de Excelente, es  Gallega, pero en fin, un servidor además de gallego consorte, es hijo del Bierzo, y eso es como ser sobrino de Galicia. Todo el mundo conoce aquel dicho, Galicia la huerta, Ponferrada la Puerta, y muchos bercianos la cruzamos, atraídos y fascinados por esa querida esquina verde que mira al Atlántico.

         Agradezco además el privilegio de recibir el título de Excelencia Gallega, porque quien otorga este galardón es la Asociación de Empresarios Gallegos en Cataluña, una entidad que reúne a numerosos empresarios nacidos en Galicia y que constituye uno de los motores de la prosperidad, el empuje emprendedor y el entusiasmo por el futuro que tiene la tierra catalana.

         Este galardón es curioso y muy significativo. Se trata de un  premio que me otorgan aquí, pero que habla de allá. Y eso es lo más hermoso de todo, porque es un premio que dobla en mapa. En Cataluña hablamos de Excelencia Gallega, y sería hermoso que en justa correspondencia, en Galicia hablaran de Excelencia Catalana. Doblar el mapa, acercar distancias, convertir el mundo en un pañuelo y el país en un barrio, es el ejercicio más integrador que se puede hacer en estos tiempos en que la crisis de valores nos incita a ser cicateros, mezquinos y estrechos de miras.

         El gallego, como gente bien nacida a la vera del Atlántico suele sentir una atracción llena de cariño por el Mediterráneo. Ahí tiene razón el refrán: Los extremos se tocan. Muchos gallegos abandonan su querencia habitual de surcar las aguas hacia Occidente, y surcan las tierras hacia Oriente. Cuando llegan a Cataluña se instalan como en su segunda casa. Y no tardan en hacerse notar.

         No es de extrañar que se pueda alcanzar el título de Excelencia Gallega, viviendo en Cataluña o en cualquier otro sitio de este ancho mundo, porque cada Gallego, nacido o adoptivo, lleva un trozo de Galicia cosido en los ribetes del alma, y  le acompaña en su ancho peregrinar. El gallego hace lo contrario que los peregrinos que acuden a ver al Apóstol. No sale de cualquier punto del mundo para llegar a Santiago, sale de Santiago para llegar a cualquier parte del mundo. El peregrino que hace la ruta Jacobea, sueña con el compostela, el campo de estrellas. El gallego que sale de su Galicia, lleva una parcela de ese estrellado campo para instalarla allí donde encuentra su nuevo hogar.

         El Gallego en Cataluña no esconde estas raíces, todo lo contrario, las adorna, las mima, las protege, y hace algo más beneficioso aún, las fusiona. Ha creado aquí una segunda patria chica, una curiosa "Galleluña" donde el seny convive con la morriña y el cava comparte mesa con el albariño.  El resultado es efectivo a más no poder. El gallego en Cataluña se come el mundo con pan con tomate.  Prueba de ello es la vitalidad que tiene esta asociación y el prestigio que rodea a estos premios.

         Excelente etimológicamente significa alto, elevado, y en este sentido, no se puede quejar el jurado, doy la talla, al menos desde el punto de vista de mi metro noventa y pico. Pero la otra altura, la excelencia interior, sé que me la tengo que ganar. Si antes amaba a Galicia, ahora mucho más, porque en cuestiones de cariño nunca se puede decir basta. Si antes habla de Galicia como el rincón para ver pasar la felicidad, ahora tendré que precisar que es la quintaesencia del paraíso. Después de este título, tengo que volver a ganar muchos puntos, lo sé, no solamente entre vosotros, amigos gallegos, sino también entre mi señora, porque no se puede defraudar a una gallega que ejerce y además es de Santa Marta de Ortigueira.

         El gallego es un catedrático en amores. Puede dar lecciones a muchos en amor a la tierra natal, pero ese apego a sus raíces más íntimas no le ha impedido tener una amplitud de miras digna de encomio. El gallego  sabe combinar el aprecio a su terruño con un amor universal que no conoce fronteras.

         Podemos aprender mucho de su ejemplo, y prometo seguir sacando buenas notas en esta signatura.  El gallego ha recorrido los cinco continentes para llegar a la conclusión de que como en casa ni hablar. Algo así también hizo aquel  catalán universal, que después de comprobar que "roda el mon" concluyó que al final "torna al born". Las raíces no nos achatan, todos lo contrario, no elevan. Para ser excelente, o lo que es lo mismo, alto y elevado, hay que tener bien afincados los pies en la  tierra. Es la gran lección vegetal, cuanto más alto es el árbol, más profundas son sus raíces.

           Vivimos unos tiempos en que estamos obligados a aprobar la asignatura pendiente del universalismo, en la que se rompen fronteras, se superan intolerancias y se integran diversidades en un horizonte común. Por tanto, es hora de estrechar aún más los vínculos que nos hermanan, porque solo por medio de esta fraternidad es como podemos ahondar en las peculiaridades de cada uno de los diversos y plurales paisajes que se integran en nuestra querida tierra.

           Solamente nos desarrollaremos mejor, cuanto más integrados y compenetrados estemos. Que las discrepancias no sirvan para enfrentarnos, sino para complementarnos, que las diversidades no nos distancien sino que nos enriquezcan. Con este espíritu recibo el premio, animado a contemplar y admirar solamente lo que los une, y tirar al río del olvido aquellas diferencias que nos puedan separar.

           Gracias, amigos.

Lea también:Nuestro colaborador Luis del Olmo, Premio Sénior del Año
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios