Guapitos de cara

Aceptémoslo. El contenido se ha vuelto irrelevante si se presenta al público en un envase de diseño. Hasta los futbolistas ganan puntos si parecen modelos en gayumbos, y ya no eres nadie en las grandes ligas sin lucir, como David Beckham o Ronaldo los abdominales esculpidos, paquete bien ceñido y mirada adusta desde las vallas publicitarias. Hasta el nuevo fichaje del Barcelona es famoso por su parecido con el actor Jude Law.

Y así también la política ha degenerado ya del todo en telegenia. En el principio fue Kennedy ganando a Nixón un debate televisado. Era 1960. J.F.K. era más joven y guapo, no se opuso al maquillaje y escogió un traje que resaltaba su bronceado de balandrista. Nixón se dejó ningunear por su vulgar traje gris ante las cámaras, no hubo manera de maquillarlo, sudó bajo los focos y perdió la presidencia. El debate en la radio fue suyo por goleada y porque nadie se distrajo con el envoltorio. Ya lo decía Maquiavelo; "los hombres, en general, juzgan más por los ojos que por las manos".

Todos aprendieron la lección y Mitterrand aceptó que un dentista le limara los colmillos para ganar la presidencia francesa sin que las abuelitas de la Rive Droite temieran por sus pequeñas nietas vestidas de Caperucita. No, no eran los colmillos lo más peligroso de Mitterrand para les petite filles de la V República. 

Las sienes de Felipe González en 1982 se tiñeron de blanco para otorgarle la dignidad de los años y la presidencia del gobierno español. Hoy Pilar Miró le hubiera aconsejado vestir pantalón corto enseñando el gayumbo a lo Beckham, pendiente en la oreja y gorra con visera vuelta de Ronaldo; un Manuel Azaña, con toda su vasta cultura e inteligencia envuelta en un físico de batracio maduro apenas hubiera llegado a concejal de Flamencología y Festejos en un ayuntamiento de pueblo con la actual telecracia.

Podemos consiguió en las elecciones europeas un 7'93 % de votantes. Apenas dos meses ante, en abril, una encuesta-barómetro del RIE certificaba para esa formación una intención de voto de sólo el 1'3 %. ¿Cuántos electores se dejaron llevar en las mesas por la cara de Pablo Iglesias en las papeletas? Joven, icónico, telegénico, jugando con una estética a lo Caiga quien caiga...

El PSOE ha decidido apostar también en el casting por la imagen con Pedro Sánchez, 42 atléticos añitos, percha de galán y mejor perfil. Según Metroscopia ya igualaría así a los populares.

Hasta los de Izquierda Unida están liando a un chaval de veintitantos, aunque en su caso no importa tanto su físico; no se le verá mucho, más bien se le requiere para que sea el último y apague la luz.

Reconozcamos las escasas posibilidades de Rajoy para estar a la altura de semejantes contrincantes en la pasarela. Mariano frisa ya los sesenta, nunca ha hecho más esfuerzo físico que abrir el Marca y aún soporta las agujetas después de coincidir con Obama en el gimnasio del hotel de Johannesburgo. Dado que José María Aznar no parece una opción para el PP por mucho que el ex presidente siga cincelando sus abdominales con la dedicación obsesiva de un Ronaldo yo voy a proponer otro nombre como candidato de los populares. Por aquello de igualar deportivamente las cosas.

Se trata de un joven de 43 años, sólo uno más que Pedro Sánchez. Se ha ganado la vida en el sector privado antes de dedicarse a la política, actividad con la que ha revalidado su cargo de alcalde con mayorías absolutas. Es el único alcalde del PP que no ha dicho aún cuales son sus planes para las próximas elecciones. Parece inteligente y es resultón además de ingeniero de caminos, canales y puertos tanto en la Rive Droite como en la Gauche, muy del gusto de las madres para sus hijas aunque su ex suegra ya no muestre tanto entusiasmo. Preside la Federación Española de Municipios y Provincias y como guinda del pastel ha nacido en Bilbao, aunque ejerce de alcalde de Santander. Será que naciendo en Bilbao alcaldeas donde te sale de los bastones de mando. Busquen en la Red imágenes de Íñigo de la Serna y luego díganme que no puede ser un digno rival en el certamen para Míster Presidente. Propongo un debate antes de las elecciones generales entre tres; Pedro, Pablo e Íñigo, bronceados como Kennedy, apenas vestidos con ajustados Speedos de lycra, números grandes en la banda terciada sobre los pectorales para facilitar las votaciones, mirada lánguida y un mohín coqueto para decir que están a favor de la paz en el mundo. Por el momento en el PP todos dan largas y dicen que el proceso para la designación de candidatos en municipios de más 50.000 habitantes depende de la dirección nacional del partido.