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El Leviatán fiscal español

El Leviatán fiscal español

lunes 01 de septiembre de 2014, 11:36h
Ser amigo de Cristobal Montoro, desde hace muchos años, que se ha visto obligado a subir los impuestos, para equilibrar el presupuesto, no quita lo valiente, que es decir que tras él todas las administraciones se han aprovechado, de la necesidad de numerario, dada la crisis, para martirizar al contribuyente con impuestos y tasas, que no tienen ninguna justificación. Un artículo de  Diego Sánchez de la Cruz, del pasado 25 en "Libre Mercado" me ha servido para centrar el tema que me afecta directamente, pues tengo la impresión de que solo gano dinero para pagar impuestos, dado que estoy jubilado y no me importaría, si fuera por mi declaración de la renta, pero si por los IBIS y Tasas, que no han parado de subir hasta límites expropiatorios, pues a pesar de haberse desplomado el mercado inmobiliario, las valoraciones catastrales siguen subiendo hasta hacerse casi imposible el pagar el recibo pues el valor catastral está por encima del real, y sería más barato alquilar que ser propietario, sobre todo si la vivienda tiene un teórico alto valor, tanto del suelo como de la construcción.


Dice Diego Sanchez: Esta semana hemos conocido que las Comunidades Autónomas han aprobado 84 subidas de impuestos entre 2012 y 2013, pero semejante aumento no fue suficiente para evitar un desplome de la recaudación derivada de los tributos regionales.Semejante tsunami fiscal no cogerá por sorpresa a quienes siguen desde hace años este tipo de informaciones. De hecho, si ampliamos el campo de estudio para considerar también el año 2011, llegamos a una cifra aún más escalofriante, ya que las autonomías han subido más de 120 veces los impuestos desde entonces hasta 2014.

La creatividad de los legisladores regionales para generar nuevos ingresos fiscales es arrolladora. No en vano, en 2013 conocimos que las Comunidades Autónomas han creado 42 nuevos tributos a lo largo de la crisis, lanzando nuevos gravámenes que se aplican a todo tipo de actividades económicas. En total, la CEOE calcula que hay 100 gravámenes propios ligados a las Haciendas autonómicas, si bien la recaudación que generan no llega al 2% de los ingresos tributarios regionales. Esto ocurre con la llamada tasa G5  para embarcaciones, en la comunidad Valenciana, pues teniendo una embarcación en el club Náutico de Javea que ya paga como asociación impuestos, encima debe pagar una tasa de entorno  a los 350 euros dos veces al año que encima te facturan con IVA, o sea triple imposición, además este año se han inventado otra tasa llamada de ayuda de la autoridad portuaria del  Puerto de Alicante, distante unos 100 km de unos 245 euros, que es evidente que no te puede dar pues estamos a mas de dos horas del mencionado puerto. Eso si,  si no pagas no te legalizan los papeles.       

Sin embargo, el Gobierno central no se ha comportado de forma muy distinta. En círculos empresariales se habla ya de las "50 Sombras de Brey" para referirse al medio centenar de medidas con las que, directa e indirectamente, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha revisado al alza la factura tributaria que pagan las sociedades españolas. A esto se unen las múltiples subidas de impuestos aprobadas bajo Gobierno de Rodríguez Zapatero: IRPF, Impuesto de Sociedades, IVA, Impuestos Especiales...

A nivel local, el escenario tampoco es mucho más favorable para los contribuyentes. El caso más sangrante es el Impuesto de Bienes Inmuebles, un tributo cuya recaudación no ha caído en ninguno de los años de la crisis. De hecho, el esfuerzo de los contribuyentes para el pago de este gravamen no ha parado de crecer: si en 2008 suponía 8.352 millones, los últimos datos disponibles (2012) elevan esta cifra hasta casi 12.000 millones. Hablamos de un aumento del 53% en apenas un lustro. Hay regiones en las que las alzas del IBI han sido especialmente drásticas. Los municipios andaluces están a la cabeza, ya que ingresan por este concepto una cantidad equivalente al 1,49% del PIB regional, o lo que es lo mismo 2.100 millones de euros. El segundo lugar lo ocupa la Comunidad Valenciana, con un podio completado por Murcia, donde las subidas del IBI en los Ayuntamientos suponen, de media, un crecimiento del 66%. Naturalmente lo mismo ocurre con la valoración catastral del ayuntamiento de Javea que estando en desacuerdo con los valores dados por el Catastro nos hizo la comedia de animarnos a protestar con un recurso ante la Delegación de Hacienda de Alicante, que naturalmente nos contestó denegándolo, ofreciéndonos ir a recurso económico administrativo, lo que hubiera supuesto un coste superior al deber acudir a un abogado, más las tasas gallardonescas, correspondientes al Tribunal, que también tienes que pagar si tienes algún pleito por algún motivo. A tragar pues tocan. En Madrid por mi casa pago un IBI de entorno a los 5000 euros, lo que me daría para alquilar un apartamento y vivir de rentas.

 Cuando se analiza la recaudación total de las Administraciones Españolas en comparación con el PIB, vemos que la presión fiscal española se coloca por debajo de la media europea. Esto no significa necesariamente que España sea un país de impuestos bajos, ya que el resto del Viejo Continente se caracteriza precisamente por extraer un alto nivel de rentas del bolsillo de los ciudadanos. No obstante, la variable clave para analizar la incidencia de los impuestos en el bolsillo de los españoles no es la presión fiscal (recaudación sobre PIB), sino el esfuerzo fiscal (pago efectivo de impuestos sobre la renta de las personas físicas o los beneficios empresariales). Es aquí donde comprobamos que España se coloca a la cabeza de Europa, superando la media continental en un 20%. ¿Cómo se explica entonces que la recaudación total, medida por la presión fiscal, suponga un porcentaje más bajo sobre el PIB? La razón estriba en la estrechez de la base de contribuyentes. Con un paro superior al 25% y miles de empresas quebradas, el esfuerzo fiscal crece enormemente porque quienes cargan con el grueso de la recaudación son cada vez menos personas, mientras que el gasto público que se quiere financiar vía impuestos o deuda no se ha reducido durante la crisis, sino que ha aumentado .Por tanto, el particular infierno fiscal de España se caracteriza porque un número cada vez más pequeño de contribuyentes (empresas y trabajadores) soporta un nivel de imposición cada vez más alto. No puedo estar más de acuerdo con David Ruiz, pues habiendo acumulado un cierto patrimonio como empresario durante 45 años, ahora con solo mi pensión me vería imposibilitado para tan solo mantener mis propiedades, por ello he tenido que volver a invertir en empresas para satisfacer el hambre devoradora del Leviatán Hacendístico español, o bien tengo que vender todo y limitar mi nivel de vida entorno a menos el 80% del que tenía el día en que me jubilé. Esto es claramente una injusticia, pues es expropiatoria y no solo pagas porque ganas sino simplemente porque tienes bienes sometidos a tan crueles e injustas tasas y arbitrios, naturalmente me olvido de los indirectos, que todos tenemos que pagar para seguir viviendo, comiendo y desplazándonos.

Bernardo Rabassa

Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.

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