Botella fuerza a Rajoy a pronunciarse

Llegó en enero de 2012 en medio de la polvareda levantada por la marcha de Alberto Ruiz-Gallardón -feliz de cumplir su sueño eterno de formar parte del Gobierno de Mariano Rajoy-, que supuso su designación a dedo como alcaldesa de Madrid  y ahora anuncia que se descarta de la carrera electoral ocho meses antes de que los madrileños digan qué futuro quieren para la ciudad de Madrid. En medio, una larga lucha contra el déficit municipal causado por los deseos megalómanos de su antecesor, y un rosario de situaciones -"circunstancias adversas", las ha llamado la alcaldesa- que le pillaron a contrapié y no siempre con la capacidad de reacción necesaria como ocurrió con la muerte de las cinco niñas en el pabellón Madrid Arena.

Su gestión coincidió con la doble crisis nacional y municipal. Es cierto que Botella logró mejorar la situación de las arcas municipales pero lo consiguió mediante una política de recorte de servicios que le ha supuesto fuertes críticas no solo desde el ámbito laboral sino también de la ciudadanía, enfadada ante el deterioro de las calzadas y aceras o la falta de limpieza de las calles. No pudo, por el mismo motivo de la falta de dinero, acometer nuevos proyectos y sus esperanzas de que tal situación pudiera paliarse con la inauguración de grandes equipamientos, deportivos con ocasión de la celebración de los Juegos Olímpicos en Madrid, también se vieron frustradas.

En estos últimos meses, cuestionada por una parte importante de su grupo municipal entre los que abundan los partidarios de Esperanza Aguirre como sucesora, con los medios de comunicación en contra por la falta de una línea de actuación clara, con la protesta de colectivos de funcionarios y ciudadanos ante los efectos de los recortes y con la falta de apoyos de su propio partido partidario, preocupado ante las encuestas que anuncian su descalabro en Madrid tras 23 años de mayoría absoluta, Ana Botella ha realizado su propia encuesta entre familiares, amigos y conocidos y este martes ha anunciado que su etapa al servicio del pueblo de Madrid tocará a su fin cuando llegue el día de las elecciones municipales.

Botella deja expedito el camino para que el PP nombre candidato/a a la alcaldía de Madrid. De paso fuerza un vacío que a Rajoy, acostumbrado a dejarlo todo para el último momento, no creo que le haya gustado. La decisión de Botella se produce, además, cuatro días después de que la Audiencia considere que el incidente circulatorio de Esperanza Aguirre debe ser juzgado como delito, lo que, a juicio de muchos, deja en el aire las pretensiones alcaldables de la candidata a ser la primera mujer en estrenar cargos: presidenta del Senado, ministra de Educación, presidenta de la Comunidad...

En estas circunstancias ¿qué piezas puede mover Rajoy en Madrid, ya que será él quien elegirá a los candidatos populares ante la inexistencia de primarias internas? ¿Apoyará la candidatura de Soraya Sáez de Santamaría que se ha venido barajando en los últimos días como la verdadera apuesta del PP por mantener Madrid, aunque ello afecte a su gobierno? ¿Contará finalmente con Cristina Cifuentes para la Comunidad o mantendrá a Ignacio González? Nadie lo sabe, quizás ni el mismo Rajoy a quien la decisión de Botella le ha dejado sin una de esas peleas que tanto nos gustan a los periodistas y que permiten a los políticos como Rajoy ganar tiempo para que las frutas maduras caigan por su propio peso.