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Secuestro legal

Secuestro legal

miércoles 24 de septiembre de 2014, 13:43h

Es sobradamente conocido, que secuestro, es la privación de libertad de forma ilegal de una persona o un grupo de personas, por un tiempo determinado, con el objeto de obtener un rescate u otras exigencias en perjuicio del o los secuestrados o de terceros.

Sin embargo, me voy a referir a otro tipo de secuestro; al secuestro legal. El secuestro legal tiene que ver con la falta de libertad de los ciudadanos y su indefensión ante situaciones injustas amparadas por la Ley, contra las que no cabe recurso o insumisión.

La mayoría de las veces, los ciudadanos permanecemos secuestrados en nuestra voluntad a merced de las instituciones del Estado, de las compañías eléctricas o de los bancos. El secuestro legal da pauta a la comisión de otros delitos, como sería el incumplimiento de las sentencias judiciales, o el acatamiento de la propia Constitución, por los antes mencionados. En este contexto, el secuestro parte de la propia indefensión de los ciudadanos frente a la maquinaria del sistema y los poderes económicos y sociales.

Desde que entramos a formar parte de las piezas del mecanismo que mueve la economía, nos convertimos en rehenes de una maquinaria que sólo camina hacia adelante, lenta e inexorablemente. En el momento de percibir salarios o de tener cualquier forma de ingresos o pertenencias, nos vemos abocados, sin remedio, y contra nuestra voluntad, a hacer participes de todo ello a los bancos, en una primera instancia, ya que toda forma de percibir ingresos y pagos ha de hacerse a través de estas entidades, sin posibilidad de utilizar dinero en metálico, como se ha hecho toda la vida, con lo que estamos poniendo en evidencia ante los organismos de control y la hacienda pública, nuestra capacidad económica para hacer frente a los gastos corrientes, lo que no deja de ser una intromisión más en la vida de las personas que se ven incapaces de mantener una privacidad frente a esa maquinaria que secuestra voluntades.

Independientemente de que nos vendan como transparencia ante el fisco determinados asuntos económicos, que no van mas allá de los pagos corrientes por los servicios que utilizamos, la dura realidad es que el sistema necesita tenernos controlados; secuestrados, dentro del propio organigrama que el propio sistema genera. De esta manera se sabe con quien contratamos nuestros servicios, la procedencia de nuestros ingresos, la capacidad de endeudamiento o enriquecimiento, según el momento de nuestras vidas, nuestros movimientos de tarjeta, incluso las conversaciones que mantenemos con nuestro teléfono móvil, y que un satélite se encarga de registrar.

Todo esto es magnífico cuando se trata de la lucha contra el terrorismo, la delincuencia común, o la comisión de cualquier delito, pero también puede ser usado para saltarse la Ley de Protección de Datos y jugar con nuestra secuestrada intimidad, de manera que dichos datos puedan ser vendidos al mejor postor, para, por ejemplo, campañas agresivas de publicidad, marketing de grandes empresas, campañas electorales, y todo tipo de intromisiones en la intimidad de las personas, que nos hace sentirnos indefensos ante el sistema.

La mayoría de los ciudadanos nos hemos visto sometidos y acuciados por las campañas feroces de las compañías de telefonía móvil, por no hablar de nuestra inclusión obligada en ficheros de datos que nunca sabemos donde van a parar, sin posibilidad alguna de poder salir de ellos. Igualmente nos sucede con la banca, donde a través de servicios on line, nos solicitan una serie de datos con la excusa de completar nuestro perfil, que incautamente vamos proporcionando datos de nuestra identidad e intimidad para que después puedan ser usados contra nosotros.

Son tantos y tantos los casos y ejemplos en los que nos sentimos víctimas de un secuestro legal, y la poca posibilidad que tenemos de luchar contra el poder establecido, que como en todo secuestro, la única oportunidad de salir indemnes de tamaño disparate, es no hacer ruido y darle las mínimas excusas al secuestrador para que no acabe con nosotros, porque de lo contrario, la maquinaria del poder, hará uso de sus métodos "legales" y con pulsar el Enter habremos desaparecido del sistema.

Ismael Álvarez de Toledo

Escritor y periodista

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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