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Crónica del concierto

Angel Olsen, un 'coitus interruptus' por culpa de una voz maltrecha

Angel Olsen, un 'coitus interruptus' por culpa de una voz maltrecha

martes 30 de septiembre de 2014, 08:42h
La actuación de Angel Olsen en Madrid fue algo así como un 'coitus interruptus', con la artista logrando por momentos un nivel de intimidad tremendo con la audiencia pero sin llegar a sobreponerse del todo del hecho de que el elemento más importante de la autora de 'Burn your fire for no witness', su voz, no se encontrara en su mejor día.
Presentaba Angel Olsen el mencionado 'Burn your fire for no witness', su segundo disco, una obra que le ha reportado la aclamación de la crítica, en este periódico lo colocamos entre nuestros diez discos favoritos de lo que llevamos de año,  y la ha elevado del underground a las giras internacionales. Aun así Olsen decidió no tirar por la vía fácil y complacer a su público con un setlist centrado exclusivamente en su disco más conocido.

Para comenzar retrocedió al EP de 2011 'Strange cacti' con 'Drunk and with dreams'. Claro que de la desnudez acústica de aquellos primeros tiempos se pasó a la versión con banda de 2014, logrando un resultado en el que se mezclaba la Velvet Underground con Buddy Holly y Roy Orbison. A continuación atacó 'Free', una canción que parece una reinterpretación del 'Love is strange' de Mickey & Sylvia, y que era una de las mejores canciones de su debut, 'Half Way Home', de 2012.

No fue hasta la tercera canción cuando Olsen comenzó a tirar de 'Burn your fire...' con una de sus mejores canciones del mismo, 'Lights out'. La canción recibió una versión algo distinta que en el disco, utilizando ese ritmo de batería tan Phil Spector del que tiró con asuididad a lo largo del concierto. 'Stars' confirmó que estamos ante una compositora de primer nivel, "Siento tanto a la vez que podría gritar... me gustaría tener la voz de todo". Pero a estas alturas, ya se veía que Olsen, irónicamente, no tenía la voz en el mejor de los estados. Eso sí, logró solventarlos como una profesional, aunque sin llegar a lograr los escalofriantes momentos del disco, donde su voz parece un híbrido entre Patsy Cline y Grace Slick.

Como pequeño reproche se puede mencionar que no hubiese estado de más que hubiese incluído en su repertorio las tres canciones más conocidas del mismo, hablo de 'Hi-five', Forgiven/forgotten' y 'White fire'. De cara al público estuvo simpática aunque todavía se la nota cierta falta de tablas, al igual que a una banda que, sin ser para tirar cohetes, cumple con su función de arropar el elemento verdaderamente cautivador, la voz de Angel Olsen.

Por eso fue una pena comprobar como con 'Sweet dreams', el single de 2013 con el que cambió el rumbo de su carrera de cantautora folkie a líder de una banda de indie lo-fi, su voz no llegaba a los tremendos agudos, tipo Chris Isaak en 'Wicked game', de la canción. Una vez más se disculpó y juró que regresaría a Madrid "cuando tuviese una voz digna de ser escuchada". Algo que tiene que ser verdaderamente mágico si comprobamos como con una voz lastimada puede llegar a provocar las emociones que consiguió con 'Iota', la canción que cerró el concierto, con el único acompañamiento de su guitarra y su maltrecha voz.
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