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Los vecinos de Tocopilla se quejan de vivir en una ciudad abandonada

Los propios damnificados distribuyen la ayuda en el norte

Los propios damnificados distribuyen la ayuda en el norte

sábado 17 de noviembre de 2007, 21:28h

El Gobierno reconoció el sábado problemas de organización local en la entrega de ayuda en Tocopilla, la zona más afectada por el terremoto del miércoles en el norte grande del país y adoptó medidas de emergencia.

Aunque se habían establecido en esa ciudad portuaria cuatro colegios como centros de distribución de la ayuda que llega desde Santiago, cientos de damnificados se agolparon el viernes en las afueras de los recintos para recibir los alimentos prometidos por la gobernación, pero las cajas no fueron suficientes para satisfacer las necesidades de la gente.

Por ello, la máxima responsable de la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior (Onemi), Carmen Fernández, decidió reunirse con dirigentes de las juntas de vecinos que serán parte de un equipo integrado que se hará cargo de la distribución de la ayuda.

La autoridad explicó que el objetivo es evitar que algunas familias acaparen más de la ayuda necesaria mientras otras se queden sin nada.  "El temor que tenemos es que se nos repitan las mismas personas que hablan más fuerte y por eso requerimos de la colaboración de los dirigentes vecinales", indicó.

Además, pidió a las empresas privadas que quieran realizar campañas de distribución de alimentos, que se coordinen con el comité de operaciones de emergencia que está instalado en la gobernación, porque de lo contrario se producirán desórdenes.

El suministro de agua potable sigue siendo uno de los mayores problemas de los habitantes de Tocopilla, ya que aún falta recuperar un 40 por ciento del abastecimiento. La intendenta (gobernadora) de Antofagasta, Marcela Hernando, aseguró que el suministro está en condiciones de ser repuesto en Tocopilla, pero las roturas sectorizadas de las cañerías impiden que el agua llegue a las casas.

Para evitar que se produzca algún foco de infecciones por enfermedades derivadas de la falta de agua, en algunos sectores de Tocopilla la población está siendo vacunada contra la hepatitis. Paralelamente, voluntarios de la Cruz Roja están distribuyendo cloro, agua embotellada y pañales.
 
Los vecinos de la región creen que el terremoto dejó al descubierto el abandono en que se encuentran. "(El Gobierno de) Chile sólo se preocupa de lo que sucede en Santiago; de este puerto, por donde algún día salió la gran riqueza minera, nadie se acuerda", dijo el tocopillano Manuel Medina, en alusión a los días de bonanza que el puerto vivió a inicios del Siglo XX con la explotación salitrera.

"Necesitamos ayuda, agua, víveres, estamos desesperados", agregó Medina, apesadumbrado porque ahora la naturaleza se encargó de hacer popular a su ciudad, destruida en un 80 por ciento por el terremoto.

Situada a 1.556 kilómetros al norte de Santiago y en pleno desierto de Atacama, el más árido del mundo, Tocopilla, que en lengua aimara significa "quebrada mayor", es la ciudad más afectada por el terremoto de 7,7 grados en la escala de Richter en el que murieron dos mujeres y hubo unos 15.000 damnificados y 200 heridos.

La mayor parte del daño causado por el terremoto sigue "escondido" tras altas murallas que ocultan viviendas caídas o a punto de caer, por lo que los lugareños llaman al sismo "hipócrita". "Cuando llegué a mi casa no noté nada, pero al entrar vi que estaba todo en el suelo, techo, murallas, todo", agregó Medina.

Los años de sacrificios de muchas familias fueron destruidos en los 50 segundos que duró el sismo y gran parte de los habitantes improvisaron carpas frente a sus casas temerosos de que sus viviendas terminen por derrumbarse, pero deseosos de cuidar "las pocas cosas que quedaron".

"Mi casa se abrió como un libro, lo perdimos todo, 20 años de sacrificios", dijo entre lágrimas Magdalena Rojas, una invidente que sólo rescató la imagen de la virgen y algunos utensilios.

"Ahora habrá que volver a comenzar", agregó con la resignación de la que se arman tras las catástrofes los habitantes de este país, el más sísmico del planeta, después de Japón.

Las familias se han organizado para retirar los escombros de las viviendas y dejarlos en las calles de Tocopilla, que fue declarada "zona de catástrofe" por la presidenta Michelle Bachelet, quien visitó la región al día siguiente del sismo.

En las calles de la ciudad se leen carteles que rezan: "no hay agua, tenemos niños", "Acuérdense de nosotros, necesitamos que nos ayuden", "Bachelet, donde está que no se ve".

El alcalde, Luis Moyano, apeló a los tocopillanos que viven en Suecia, Alemania y España a ayudar. "Que se recuerden que ellos nacieron aquí y que algunos aún tienen familiares en esta ciudad", dijo el edil cuya oficina se derrumbó y que atiende "aquí, en la calle", según señala.

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