www.diariocritico.com
Mucho ruido y pocas nueces

Mucho ruido y pocas nueces

sábado 04 de octubre de 2014, 13:03h

Uno de los motivos por los que no se llenan los teatros en España, tiene que ver, a mi juicio, con el esperpento, el drama y la comedia a la que nos tienen acostumbrados nuestros políticos. Digo nuestros, porque aunque seamos de una parte u otra del territorio, a todos nos repercute por igual, a los que hemos votado y a los que se quedan en sus casas, el resultado de la parodia de esta España invertebrada.

Ya me lo habían advertido en uno de mis recientes viajes a Cataluña, y aquí lo puse por escrito, no se va a celebrar la consulta ni se van a sacar los pies del tiesto, porque estos de Convergencia están que no saben por donde tirar, entre el problema que se les viene encima con lo de Pujol y la presión que les está metiendo Esquerra. Quien esto me decía no es precisamente persona baladí en temas políticos, ya que se trata de un alto cargo de la administración catalana, con oficina próxima a la Plaza de Sant Jaume, del que no daré más datos hasta verme en la parrilla; como San Lorenzo.

La impresión que tienen y han tenido muchísimos ciudadanos de Cataluña, a los que por cierto les repatea tanto y más que al resto, la cuestión catalana, y lo único a lo que aspiran es a lo mismo que los demás, o sea, a seguir trabajando y subsistiendo pese a las hipotecas y las cláusulas suelo, es de que toda la cuestión independentista es puro teatro. La gente de a pie huye del tema como de la peste, los barrios de clase media de Barcelona siguen estando habitados por charnegos y los de clase alta con la misma proporción conservadora que pueda haber en el barrio madrileño de Salamanca.

Como en la obra de teatro de William Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces, la comedia independentista catalana, se centra en el amor y en el daño que los malentendidos o la traición pueden causar. A nadie se le escapa que la parodia en cuestión data de mucho antes de los Reyes Católicos, y que siempre ha servido para aumentar los privilegios que unos señores feudales; como los Pujol de ahora, exigían a la corona de Aragón, no para obtener privilegios precisamente, si no para no pagar a las arcas del reino e impedir que se les controlaran los impuestos y desmanes que ejercían sobre el pueblo, o sea, lo mismito que lleva ocurriendo desde que estiró la pata aquel señor que gobernó España durante cuarenta años.

Con el autogobierno, los nacionalistas, sobre todo los catalanes, según estamos viendo en la prensa diaria, no es que hayan exigido mayor autonomía para satisfacer la voluntad de sus ciudadanos o proporcionales un mayor y mejor nivel de vida, lo que ha estado pasando, y no será el último caso, es que el autogobierno y la vista gorda de Madrid, han servido para enriquecer ilícitamente, o al menos éticamente, a una casta mafiosa mas propia de la España medieval que del siglo XXI. El culebrón Pujol, como en la obra de Shakespeare, estará ligado al proceso soberanista en tanto salen al escenario nuevos actores y nuevos casos de corrupción, nuevos planteamientos, donde los que nada tienen que perder; como los de ERC, van a presionar sin límites a la casta que ha venido gobernando, y parece que saqueando a todos los catalanes e indirectamente a todos los españoles. Es por eso que las decisiones que ahora o en un futuro se adopten sobre Cataluña, no son solo competencia de los españoles que habitan ese territorio, sino de todos los demás que con sus impuestos impiden que una parte de España se quiera imponer sobre las demás. Aún quedan muchos días de ruidos, o lo que se denomina en castizo, el recurso del pataleo, tras la sentencia del Tribunal Constitucional, pero como bien dijo en su día, o al menos se le atribuye al torero "Guerrita"; lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

Pero siguiendo con el título teatral que da nombre a este artículo de opinión, nos queda por ver el segundo acto; cuando se descubre la trama en que por amor a su padre político, el señor Artur Mas, se hace cómplice del silencio sobre unas cuestiones financieras que, como responsable de un gobierno autonómico debería haber denunciado y atajado. Un tercer acto, donde los malentendidos y la traición serán protagonistas, en fin, no quiero desvelarles la obra completa, porque estoy seguro que nos quedan y quedarán muchas tardes de teatro.

Ismael Álvarez de Toledo

Escritor y periodista

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios