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Presupuestos Albacete-2015: electoralismo falto de ambición

Presupuestos Albacete-2015: electoralismo falto de ambición

jueves 27 de noviembre de 2014, 12:46h

El Proyecto de Presupuesto Municipal 2015 de Albacete es continuista, contiene una gran dosis de electoralismo y adolece de la misma falta de ambición para el futuro de la ciudad que caracterizó los anteriores de esta corporación.

La alcaldesa de Albacete ha presentado una propuesta presupuestaria con gran dosis de demagogia anunciando a bombo y platillo la bajada de todos los impuestos, de la mayoría de las tasas y precios públicos, la mejora de los servicios sociales y el aumento de las inversiones. La realidad de los presupuestos, cuando se acude al detalle, no permite tanta complacencia, ya que en cifras absolutas tales bajadas de impuestos son ridículas o inexistentes, la mejora en los servicios sociales ni siquiera compensa el retroceso de los últimos años y las inversiones en infraestructuras, cuyo objetivo nos venden como de dinamización económica y creación de empleo, era una necesidad imperiosa después de tres años de brutales recortes.

La "Memoria de Alcaldía" y el "Informe Económico-Financiero" que acompañan a los presupuestos son dos ejemplos de autobombo y demagogia de la vieja escuela, aparte de que contienen afirmaciones que se contradicen con los datos objetivos (lo que llamamos mentiras en lenguaje llano). Un ejemplo: la alcaldesa afirma textualmente que "en estos dos últimos años, ha empezado a crecer la riqueza y los puestos de trabajo"; pues bien, un simple vistazo a los datos de la Seguridad Social nos dice que en los últimos dos años el número de cotizantes en la ciudad de Albacete disminuyó en 1.559 (de 64.679 en octubre de 2012 a 63.180 en octubre de 2014), y son casi 8.000 menos desde el principio de su mandato. ¿A esto llama la alcaldesa creación de empleo? Y en el informe económico-financiero, el mismo concejal de Hacienda desmiente a la alcaldesa al reconocer que la recaudación del Impuesto de Actividades Económicas disminuirá en un 5% debido a "la disminución del importe neto de la cifra de negocio [...] lo que ha originado una disminución del 10% de los sujetos pasivos, que han pasado de 2.175 en 2013 a 1.977 en 2014". Es decir, menos empresas y con menor cifra de negocio. ¿Es esto lo que la alcaldesa entiende por "crecimiento de la riqueza"?

La alcaldesa y el concejal se felicitan de haber saneado las cuentas. Cierto es que la anterior corporación, gobernada por PSOE e IU, dejó al municipio en unas condiciones financieras lamentables, fruto del derroche y descontrol al que tristemente nos tienen acostumbrados, pero el poner la casa en orden se podría haber hecho recortando más en gasto superfluo y menos o nada en el necesario para las necesidades presentes y el futuro desarrollo de Albacete. También siendo más enérgico en la reclamación de la deuda que la Junta de Comunidades mantiene con el Ayuntamiento. Pero este equipo de gobierno adolece de excesivo celo partidista y de escasa imaginación y ambición de ciudad como para afrontar un reto de esta envergadura.

La alcaldesa alardea de que los impuestos y tasas bajan con respecto a 2014. Naturalmente, omite que desde que llegó al consistorio éstos no han hecho sino subir, y que en 2015 prácticamente todos son más altos que en 2011: El IBI, el impuesto de circulación, los precios y tasas del IMD, los autobuses urbanos, los cursos de la Universidad Popular... El viejo truco de aumentar todos los impuestos desproporcionadamente al principio del mandato para congelarlos o disminuirlos simbólicamente en año electoral está ya demasiado visto para que los albaceteños nos traguemos ese hueso. Prueba de la "voluntad reductora de impuestos" del actual equipo de gobierno es que la bajada de valor catastral de los inmuebles urbanos (dicho sea de paso, el 17% es insuficiente para reparar la pérdida real del valor de mercado de las viviendas) es compensada automáticamente con el aumento del tipo impositivo (eso sí, para conseguir una disminución de un raquítico 1% que les permita hablar de bajada en el recibo).

No es posible aquí analizar en detalle todo el proyecto presupuestario, pero sí quiero dar algunas pinceladas de lo que a mi modo de ver se podría haber presupuestado mejor, de no haber primado en la concepción de estas cuentas el más puro electoralismo aderezado de falta de imaginación y visión de futuro.

En el impuesto de vehículos, por ejemplo, nos encontramos con una rebaja testimonial, que favorece sobre todo a los vehículos de gran cilindrada; los ciclomotores y motocicletas tienen una rebaja algo mayor, pero insuficiente si de verdad se quiere incentivar su uso y por lo tanto una mejora en la fluidez del tráfico, que beneficiaría también a los conductores de automóviles.

Siguiendo con temas de movilidad, el fracaso de la política de tarifas del consistorio con los autobuses urbanos es evidente: los aumentos desproporcionados de precios del inicio de mandato condujeron a una caída impresionante de usuarios (medio millón menos al año) sin aumentar la recaudación. Consecuencia: el consistorio paga lo mismo por el transporte de muchos menos viajeros. Lejos de rectificar, perseveran en el error, vendiendo como positivo el hecho de que no aumentan unas tarifas que inflaron en los dos primeros presupuestos. En 2013 utilizaron el autobús urbano 4.093.734 viajeros; si la cifra se mantiene igual, y dado que el Ayuntamiento destinará 3.755.000 ? a subvencionar este capítulo, cada viajero nos cuesta 0,91 ? a todos los albaceteños (además del billete que paga el propio viajero). Con una adecuada política de tarifas se podría conseguir incrementar el número de viajeros considerablemente sin coste adicional para las arcas públicas, con lo que el coste por viaje disminuiría sensiblemente. El transporte público es un capítulo estratégico que beneficia no sólo a los que lo utilizan, sino a los que emplean otros medios de transporte (ya que se descongestiona el tráfico) y en general a todos los que vivimos en Albacete, porque disminuye la contaminación. Se echa de menos una ambiciosa política de fomento del transporte urbano, que podría hacerse muy económico o incluso gratuito para algunos usuarios (jubilados, estudiantes) o para algunos destinos estratégicos (polígonos industriales), tras los necesarios acuerdos (con empresas, por ejemplo) si fuese necesario.

Otro capítulo relacionado con el tráfico y la movilidad es la Zona Azul. Teniendo en cuenta los mediocres resultados de su ampliación, se echan en falta medidas imaginativas e innovadoras. Todos estaremos de acuerdo en que las zonas de aparcamiento del centro de la ciudad no pueden estar ocupadas permanentemente por los mismos automóviles, pero en la ampliación se podrían considerar tarifas más bajas para las tardes y también la posibilidad de mayor permanencia, más allá de los dos horas. Ni siquiera, que sepamos, se ha ensayado esta posibilidad.

En cuanto al Impuesto de Actividades Económicas, que el concejal de Hacienda reconoce que producirá menos ingresos, quizás vaya siendo hora de plantearse si realmente conviene mantenerlo en su estructura actual, porque no hace sino penalizar la actividad económica y por lo tanto el empleo. La mejor política de empleo es la eliminación de trabas a las empresas, que son las que realmente crean puestos de trabajo; de poco sirve recaudar a costa de la actividad empresarial si luego hay que gastar este dinero en "planes de empleo" de dudosa eficacia, para paliar el efecto negativo de las tasas municipales.

En este mismo sentido, creo que es hora ya de revisar a la baja o eliminar los distintos gravámenes que cargan la apertura de negocios en nuestra ciudad. Bastantes dificultades tienen los emprendedores, pequeños y medianos empresarios que se lanzan a la aventura de crear una empresa (muchas veces ante a la ausencia de alternativas) para que además el Ayuntamiento les exija formulismos de dudosa utilidad pública y onerosos pagos previos al hecho de levantar la persiana y hacer la primera venta.

Con el recibo del agua se sigue una política continuista, en lugar de abordar de una vez una decidida política de incentivación del ahorro. El agua es un bien escaso y precioso, por lo se debería establecer unos tramos de pago realmente disuasorios del mal uso, de modo que los que consumen cantidades razonables (la mayoría de los ciudadanos) paguen por debajo del coste del suministro, y el déficit sea cubierto con una cuota mayor a los despilfarradores. Los tramos actuales, a mi modo de ver, no son suficientemente disuasorios del despilfarro de un bien tan preciado.

La alcaldesa se felicita de presentar un presupuesto austero. Si hay un partido político austero que abomina del gasto superfluo, ese es UPyD; por lo tanto, compartimos la necesidad de que la austeridad sea un pilar básico de la gestión pública. Los recursos del consistorio proceden de los propios albaceteños, y por lo tanto debemos exigir que se empleen en el mejor beneficio presente y futuro de los ciudadanos. Sin embargo, esta austeridad ha sido, durante este mandato, muy selectiva; se ha recortado en ayudas sociales y servicios esenciales (aunque en este presupuesto "electoral" se abra un poco la mano), mientras que algunos gastos que podríamos calificar de suntuarios se mantengan intocables como, por ejemplo, el presupuesto de la Banda Sinfónica. Una banda sinfónica profesional seguramente es algo que cualquier municipio se enorgullecería de mantener, pero al precio de dos millones largos de euros al año, quizás haya quien piense (y yo, desde luego, estaría entre ellos) que ese dinero podría estar mejor empleado en otros menesteres. Para que nos hagamos una idea, el mantenimiento de la banda nos cuesta a los albaceteños más que las dieciocho bibliotecas municipales, más de lo que se destina al famoso "plan de empleo", y casi el doble de lo que destina el Ayuntamiento al Programa de Ayuda a Domicilio. Teniendo en Albacete un Conservatorio Superior de Música, una banda no profesional no sólo costaría muchísimo menos de mantener, sino que además ayudaría a la formación de los estudiantes y les serviría de estímulo. Es decir, tendría una mayor "rentabilidad social" con un menor coste, liberando recursos para necesidades más apremiantes.

Otro tema que llama la atención son las Escuelas Infantiles Municipales y el Cheque Escolar. Recientemente, desde UPyD reclamamos que se incrementase la partida destinada al Cheque Escolar, por lo que aplaudimos el incremento presupuestario de esta partida hasta los 530.000 euros, que llegará a unas 700 familias. Pero las Escuelas Infantiles Municipales tienen un coste para el Ayuntamiento (una vez descontadas las tasas que pagan los beneficiarios) de 2.753.000 euros, y atienden a 520 alumnos. Una desproporción de recursos (que además no van destinados a los que más lo necesitan) que nadie parece querer explicar ni mucho menos corregir. Por otra parte, en plena era de la globalización, habría que plantearse incentivar, tanto en las escuelas públicas como mediante el cheque escolar, la educación en inglés algunas horas al día, al menos en los niños de dos y tres años.

En resumen, unos presupuestos continuistas con la inevitable pincelada electoralista, faltos de imaginación y de ambición por dar un impulso al futuro de Albacete y de sus ciudadanos, y que no corrigen errores pasados sino que perseveran en ellos. Unos presupuestos que, si hubiese que calificarlos con las notas del colegio, podríamos decir que "necesitan mejorar", y que como todavía no se han aprobado en pleno, tienen la posibilidad de hacerlo. ¿Se intentará, al menos?

Hernando Martínez Herrero 

Portavoz de UPyD Albacete

Candidato a la Alcaldía de Albacete de UPyD

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