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La ilusión de todos los días

La ilusión de todos los días

martes 02 de diciembre de 2014, 09:18h
He intentado descansar el fin de semana para tratar de coger fuerzas ante las jodidas Navidades que están al caer a la vuelta de la esquina, así que me fui a Granada con mi señora y su hermana, y el pretendido descanso fue un vivo sin vivir en mí, Vamos, un no parar. Que conste que no me quejo. Una comida pantagruélica por todo lo alto en el magnífico escenario del Carmen de los Mártires que se alargó hasta bien entrada la noche y el posterior ágape, unido a los continuos madrugones, me han dejado el cuerpo para el arrastre. Espero que esto me haya servido de entrenamiento para lo que nos queda por soportar en lo que resta de diciembre, entrañables, villancicos, comilonas, excesos, regalos, lotería y fin de año incluído. Muchos de ustedes ya estarán diciendo aquello de "ya está el ciezo del Benito con los reproches de todas las Navidades". No teman que este año no voy a castigarles contándoles los festolines de los partidos políticos, las instituciones, los sindicatos, las organizaciones y las empresas, entre otras cosas porque afortunadamente la crisis ha acabado con muchos de ellos y porque la edad no perdona y uno no está a estas alturas de los sesentaytantos como para cometer excesos. Aunque, pese a todo, ya verán como hay más de un día, en los 30 que aún restan para San Silvestre, en el que cometeremos alguna barrabasada.

Porque excesos, lo que se dice excesos la única capaz de aguantarlos un día sí y otro también es nuestra queridísima jueza de cabecera Mercedes Alaya. A la magistrada astigitana le ocurre como al sorteo de la ONCE. Es la ilusión de todos los días sobretodo para aquellos que vivimos de contar esta especie de historia interminable de la corrupción política, con algún cuponazo incluído en forma de redada tipo madeja, red u ovillo. Y lo malo es que aquí no se libra ni Dios. Donde Mercedes Alaya pone el ojo, pone la bala. Donde pone la instrucción caen, al menos, una docena de imputados. Y no solo el tiro le puede alcanzar a ex presidentes como Chaves o Griñán, a ex ministros como Magdalena Álvarez y a una decena de sus ex compañeros del Consejo de Gobierno de la Junta, sino que la trama, llámese EREs fraudulentos, cursos de formación falsos, Mercasevilla, Invercaria o Fitonovo, como el cupón diario de los ciegos, puede caer en cualquier lugar, en una consejería, una diputación, un ayuntamiento, un sindicato, una empresa, un bufete o un particular. Cualquier sitio beneficiado con el poder es bueno, sin que esté libre de pecado, de momento, ninguna sigla ya sea ésta PSOE, PP, IULV-CA, PA, CC.OO o UGT., aunque algunos, por aquello de haber ejercido un omnímodo poder durante casi cuarenta años, tienen mucha más posibilidades de acertar el numerito.

De todas formas es curioso observar que, en toda Andalucía, hay dos lugares, dos provincias, donde aparecen más casos de corrupción de los investigados por Mercedes Alaya, Sevilla y Jaén. Uno se pregunta por qué y la respuesta se cae por su propio peso. Ambas provincias eran, hasta el inicio del presente siglo, las que mayor número de militantes socialistas acumulaban. Tanto es así que en los Congresos Regional y Federal su peso y apoyo era clave a la hora de la elección de cualquier lista. Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Chaves, Gaspar Zarrías, Susana Díaz, Micaela Navarro son algunos de los nombres que pertenecen o han pertenecido a las agrupaciones provinciales de Sevilla o Jaén con clanes y seguidores fieles que controlaban minuciosamente cualquier movimiento interno que supusiera una ortodoxia anti líder. Ese absoluto control, que en algunos casos iba en beneficio de las finanzas del partido y no sólo de algún dirigente en concreto, es el que ha provocado, a la larga, que se destapen muchos casos de corrupción en ambas provincias. Se trata de un nepotismo ilustrado que aún sigue imperando en muchas agrupaciones locales. Aquel aforismo de Alfonso Guerra que afirmaba que "quien se mueva no sale en la foto", sigue vigente por más que hayan entrado en el socialismo hispano los nuevos aires de Pedro Zapatero Sánchez. Al final, los que siguen mandando son los de siempre, o sus hijos políticos, como es el caso de la presidenta andaluza, Susana Díaz, heredera directa y digital de sus antecesores en el cargo. ¿O no?
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