Un hombre en quien Mariano Rajoy puede confiar

Alfonso Alonso es, incuestionablemente,  uno de los pesos pesados dentro de la estructura del PP. Que se recuerde, no ha cometido ningún error, ni durante su etapa como alcalde de Vitoria ni como portavoz del Grupo popular en el Congreso.

De hecho, de los tres círculos del poder, el Gobierno, el partido y el grupo parlamentario, el que mejor ha funcionado ha sido el del grupo. No ha habido ni una estridencia, ni una deserción, ni un escándalo. Y eso que vivimos tiempos complicados, como lo fue por ejemplo la crisis del ébola, la nueva regulación del aborto o, desde luego, la consulta catalana. Tampoco ha ayudado el alto número de imputados del PP que, por diversos motivos, casi siempre relacionados con presunta corrupción, hay en la actualidad.

Qué duda cabe de que Alonso ha tenido mucho que ver con todos los pactos -no muchos, por otra parte-- en el Congreso, ya fuera con el PSOE o con los otros grupos parlamentarios. Nadie puede negar que este político, que lleva ya dos décadas de andadura, es hombre de talante abierto y dialogante, dentro de los parámetros que se le imponen.

Rajoy quiere contar con alguien de su confianza y, además, no ha querido mover otra ficha del tablero. De hecho, se hablaba de que la ministra Ana Pastor podía ocupar la silla de Mato, lo que hubiera tenido sentido ya que la actual ministra de Fomento es médico y su trayectoria es una de las más brillantes del Ejecutivo.

Además, Rajoy ha elegido a Alonso porque que sabe que tiene alternativas en su puesto de portavoz en el Congreso.  El diputado José Luis Ayllón podría ser el perfecto reemplazo para Alonso al frente del grupo popular.

Rajoy también quiere dar mayor relevancia al Gobierno y darle más peso político. Porque la táctica seguida hasta ahora, de colocar a un 'segundo de a bordo' cuando había que sustituir a un ministro que se le iba, parecía haberse agotado en medio de las críticas recibidas por el escaso 'peso político' que se iba imprimiendo al Gabinete.

¿Es importante que Alonso no tenga conocimientos de sanidad? Es relativo. Ana Mato no era -obviamente-- experta ni tampoco la socialista Leire Pajín u otros que han ejercido este cargo. En cualquier caso, es evidente que Alonso hubiera resuelto de forma diferente la crisis del ébola.

¿Este nombramiento supone que no habrá otros cambios? Rajoy ha dicho que no. Es decir, que tras el anuncio de la elección de Alonso, el presidente no quiere reforzar los puntos flacos de su gobierno -que los hay-. En cambio, se ha agarrado a alguien a quien conoce bien, en quien confía y que es, sin duda, una figura políticamente relevante.

De forma anecdótica, se puede destacar que Alonso estuvo charlando con algunos periodistas el pasado jueves por la noche. Quienes estuvimos con él hablando distendidamente -entre otras cosas sobre las quinielas del sucesor de Mato- podemos afirmar que el hasta ahora portavoz parlamentario no tenía entonces ni la menor idea de que le tocaría a él entrar en el Gobierno. Si lo hubiera sabido, aunque bajo la orden de no contarlo, no nos hubiera mentido. En cambio, sí dijo que había que cambiar la forma de hacer política y a lo mejor es en eso en lo que estamos tras su nombramiento. Si los buenos indicios se confirman con otros datos, habría motivos para alegrarnos.

Y es que resulta inconcebible que, con todo lo que está pasando -con los datos de las encuestas, por ejemplo, que le dan unos bajísimos índices de popularidad-, Rajoy siguiera sin mover ni un solo músculo,  como si nada sucediera. 

Por cierto, la sorpresa   del nombramiento de Alonso se ha extendido al propio Ministerio de Sanidad. Al menos dos directores generales de este Departamento, con los que pude departir en las últimas horas, apostaban por un relevo que significase la continuidad y el mantenimiento de un perfil bajo. No ha sido así. Afortunadamente. 


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