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Los honrados a la calle, los corruptos al poder

Los honrados a la calle, los corruptos al poder

martes 09 de diciembre de 2014, 10:58h

Acaba de dar Rajoy las consignas, a sus huestes, para recuperar la calle, a sabiendas de que en ellos reside la honradez del Partido Popular, en la mayoría de los casos. Según hemos visto y las hemerotecas confirman, los corruptos se encuentran en la cúpula del poder, tanto en el PP como en el PSOE, mientras que los luchadores a pie de calle, los que se comen los marrones de los otros, los alcaldes y concejales de pequeños pueblos y ciudades, tienen que dar la cara ante la difícil papeleta que les han dejado sus "compañeros" frente a los ciudadanos.

Esta petición del presidente del Gobierno, ante la cúpula del Partido Popular se produce en un momento en que muchos dirigentes y pesos pesados del partido han expresado la necesidad de recuperar el pulso político y reforzar la imagen de la formación cuando quedan escasamente seis meses para las elecciones de mayo.

Si alguien es político por vocación y clara aptitud para con sus vecinos, son aquellos hombres y mujeres que se baten el cobre a diario para que en nombre de unas siglas, que les dan fuerza en algunos casos, lleven a cabo la complicada tarea de lo público, no siempre comprendida, casi nunca recompensada y jamás agradecida por los que mandan.

A la cúpula de los partidos políticos les importan bien poco los ediles, como les importan bien poco los ciudadanos, a no ser en periodo electoral. Y de eso va la proclama de Rajoy; recuperar la calle. Es tal el desastre que ha sucedido en el PP en estos años de gobierno, que la balanza no contempla los méritos en materia económica, que los hay, y muchos, frente a la corrupción y el claro deterioro de las instituciones. La pérdida de confianza es tal, que el Partido Popular se desangra en intención de voto, y los militantes de nombre y rango, de otro tiempo, se apartan de la línea del despropósito a la que nos ha llevado la nefasta política de Mariano Rajoy.

El daño que han causado los corruptos al PP es de tal magnitud, que ni las buenas formas de los honrados, ni la apuesta de las bases, sobre todo las Nuevas Generaciones, serán capaces de elevar la moral de los votantes de siempre, de los que no ven otra opción política que no sea la conservadora de toda la vida, la derecha de siempre, aunque muchos huyan de este término y traten de situarse al centro. Otro problema añadido es la nube en que parecen vivir los cargos públicos una vez que han conseguido ciertas cotas de poder. Este es un mal endémico que padecen todos los gobernantes, y que aún no ha sido corregido en nuestra democracia.

A los políticos españoles, en general, les cuesta bajar al mundo donde vive el pueblo, convencer con programas y promesas reales a la gente, y no con proclamas que nunca se llegan a realizar. Olvidan, de este modo, que son trabajadores a tiempo parcial, contratados cada cuatro años por unos ciudadanos que no ven las cuentas de resultados, ni avances en el estado del bienestar, mientras legislan para el enriquecimiento propio y el de sus afines.

El avance de los partidos y movimientos ciudadanos de ideología extrema, son el balón de oxígeno que necesita un pueblo contaminado y asfixiado, ya que los ciudadanos culpan al PSOE y PP de ser los responsables de la caótica situación que se vive en la calle, donde la precariedad ha llevado a muchos españoles a la beneficencia y los bancos de alimentos, donde la banca campa a sus anchas imponiendo clausulas abusivas a las familias, y los servicios públicos, como la luz y el gas, se encuentran en manos de desaprensivos empresarios que agotan, aún más, los escasos recursos de la gente con la complicidad de los gobernantes, a fin de conseguir una puerta giratoria al acabar su compromiso con el pueblo.

Es tamaño el despropósito de quienes nos gobiernan, y tanta la cara dura, que ven necesario mandar a recuperar la calle a los más expuestos y comprometidos ciudadanos que militan en un partido, a sabiendas de que los más diversos sectores sociales los valoran y estiman, aunque no siempre llueve a gusto de todos. Especialmente importante son los grupos juveniles de apoyo a los partidos, las bases sin ideología definida que aún mantienen la esperanza de una recuperación, los pilares sobre los que se cimienta el futuro de la política española, esperemos que corregida y saneada.

Mientras tanto, en las horas más bajas de credibilidad, y con el enemigo a las puertas, es necesario que los honrados tomen la calle para mantener a los corruptos en el poder.

Ismael Álvarez de Toledo

Periodista y escritor

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