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Floja actuación de Hermoso de Mendoza

Manizales: El Juli cierra la feria con triunfo e indulto, pero ante toros terciados y flojos

Manizales: El Juli cierra la feria con triunfo e indulto, pero ante toros terciados y flojos

-Por José Rafael Palomar, enviado especial

lunes 12 de enero de 2015, 10:09h
Mano a mano torero-jinete. Toros: Ernesto Gutiérrez muy terciados, sosos y flojos. El último fue, de forma inexplicable, indultado. Pablo Hermoso de Mendoza: ovación  desde el tercio; aplausos y silencio.El Juli:  aplausos; dos orejas; silencio;  y dos orejas simbólicas en el toro indultado. Ganó el Trofeo Catedral de Manizales. Entrada: lleno. 
Hay cosas que ocurren en Colombia, que a uno no le gustaría que se supieran en España, para preservar la Fiesta. Como la presidencia en este festejo. O los manos a mano entre diestro figura y caballero, donde no existe la competencia. La ganadería de Ernesto Gutiérrez viene todos los años, son toros bonancibles y los más apetecidos por los toreros. Pero emoción: nula. Y cuando esta no existe.0 es una Fiesta a medio gas, como el que tenían los toros, abrochados de cuerna, y que prácticamente saldaron el tercio de varas con un picotazo, y gracias.


Pero vamos a empezar por el fina. Había salido en sexto lugar un inválido. El Juli, que nada pudo hacer, pidió con insistencia el cambio de toro,  a lo que la presidencia no accedió. Pero sí a regalarle un séptimo toro, de flojos remos, y que fue indultado de forma extraña. Julián se inventó la faena, largísima, con pases de todas las marcas (como decían los revisteros antiguos).  

Toreo de salón. Y como es norma de la casa, el público empezó a pedir el indulto que el usía, sin prejuicio alguno, concedió. Dos orejas simbólicas que unidas a las de su segunda res, la convirtieron en el triunfador de la tarde, con cuatro apéndices. En el segundo se lució por lopecinas y serpentinas. All toro, con embestida tarda, le costaba embestir. Y la euforia llegó, después de torearlo a media altura, con el arrimón final: circulares invertidos, y unos pases de propina soltando la espada.

 El primero fue, como sus hermanos, brocho de pitones, terciadito, y lo toreó con solvencia técnica, y vigilando no bajar mucho la mano por si se caía. Al alargar la faena excesivamente, fue difícil que lo matara y erró con los aceros.

  Pablo Hermoso de Mendoza tuvo una actuación irregular: los toros con media arrancada, sosotes, no pemitían la espectacularidad habitual del jinete navarro. En su primero no hubo emoción, y sí una actuación pulcra y aseada, con dominio de las cabalgaduras. Con su segundo (tercero de lidia ordinaria) se lució con dos grandes caballos: "Pirata" y "Disparate". Quebró irregularmente. Demostró su maestría a caballo, pero cuando el toro estaba sangrando hasta la pezuña, se empeñó en clavarle todo tipo de artilugios, que harían "las delicias de los antitaurinos". Un maestro como Hermoso, tendría que saber cortar a tiempo, porque sino parece que clave pares a una estatua.

El útimo de su lote tenía una embestida cansina y trote cochinero, por eso clavó sólo un rejón de castigo. Aun así, destacó cabalgando a la grupa, e hizo diabluras con el toro. Hubo quiebros inverosímiles con "Dalí", un bonito caballo hispanoárabe. Se empeñó de nuevo en completar"todo su repertorio": las cortas de rigor, multitud de pares y un toro medio muerto. Otra vez falló con el rejón de muerte, que fue el  sino de su tarde. Podría haber cortado varios trofeos. El bondadoso público lo hubiera agradecido.
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