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Diabolus

Diabolus

sábado 31 de enero de 2015, 13:50h
La derecha económica, sociológica, religiosa, mental, cavernícola o de salón, de cuello blanco o azul, necesita como una cuenta bancaria rebosante la percepción del diablo en la izquierda. En este tiempo reciente fue Alfonso Guerra quien generaba pesadillas en la noche de la derecha. A Guerra no fue el buen Dios, sino Lucifer, quien le dio la ironía punzante, la retórica de la mala leche o el ingenio torturante, y fue ese mismo diablo, o cualquiera de los de las legiones que nos describe Milton, quien inspiró su agudeza para torturar meapilas, terratenientes, reaccionarios y demás especies de almas puras. 

Pero como Guerra está ya jubilado le ha sucedido en el timón de las fuerzas del mal Juan Carlos Monedero. Este ángel de la maldad esconde detrás de unas gafas redondas sus ojos de fuego, y encoge sus alas de demonio para disfrazarse de humano cuando habla en los mítines. Esa esencia maligna de Monedero nos la descubre el columnista Salvador Sostres. Este catalán, que sostiene la teoría de que los pobres son tontos y los ricos listos, nos revela, con su prosa de niño pera, que Monedero es el horror, la guillotina, los gulags, los campos de concentración, y me imagino que también los granos que salen en el rostro cuando uno cae preso de la impura masturbación.

Para cierta derecha, bien reflejada en las boutades de niño malcriado de Sostres, diablo e izquierda van unidos. No olvidemos que para la superstición, e incluso cierta teología medieval, que aún resiste, el diablo es zurdo, y por eso se asocian las impurezas y los malos espíritus con la mano izquierda. Todavía recuerdo como curas poco cristianos obligaban, en el colegio, a niños zurdos a atarse la mano izquierda para usar la derecha, sin saber que los zurdos desarrollan más el hemisferio derecho del cerebro, el causante de que seamos creativos, emocionales, artísticos e intelectuales. Pero quizá esas aptitudes para Sostres más que virtudes son vicios, y así gente como Voltaire, Darwin, Giordano Bruno, Stephen Hawking o El Gran Wyoming, son demonios que llegan del infierno para tentar a las mentes puras con sus pensamientos libertinos. 


Este gran Sostres, que no entiende que existan bocadillos de calamares, nos dice que Monedero, con su feo rostro, sus camisas Mao y sus vaqueros baratos, es el diablo que encadenará a los niños del cocodrilo en la mazmorra y los condenará a no poder perfumarse con Bleu de Chanel. Inconcebible. Nos avisa de que el diablo acecha con sus legiones vestidas en Alcampo. Pero  tengamos fe, pues los custodios del bien, guiados por Sostres, vestidos por Ralph Lauren, perfumados por Dior, con bolsos de Louis Vuitton y sobre zapatos de Manolo Blahnik, resistirán la invasión de las legiones demoníacas.
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