La envejecida piel de Cospedal

"¿No crees, María Dolores, que nos ha faltado un poco de piel, un poco de sensibilidad? Me refiero a cómo hemos contado las cosas". Esto le pregunta en un vídeo el director de campaña del PP, Carlos Floriano, a la presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general de esta formación, María Dolores de Cospedal.

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. También el más superficial; el envoltorio, básicamente. Por tanto, para la gente del PP todo el esfuerzo hay que ponerlo en el envoltorio; que quede lo más bonito posible y ya estará todo bien. Se trata de reducir la política a una cuestión de empaquetado más o menos mono. En cambio, no se cuestiona lo que hay dentro del paquete. Según ellos, es lo único que puede haber. No hay alternativa, en conclusión. Salvo que seamos unos locos radicales antisistema y violentos, claro está.

Esta visión de la política reduce la gestión de lo colectivo a una mera cuestión técnica. O si quieren tecnocrática, lo que nos recuerda a los padres y abuelos tecnócratas de los que ahora nos gobiernan. Gente de viejas creencias y de rancio abolengo. Con una historia personal que les ha colocado en un lugar de privilegio dentro de la sociedad y la historia compartida. Y que desde esta atalaya nos dicen que estamos ante el fin de la historia y que este es el mejor de los mundos posibles.

No hay alternativa, nos reiteran una y otra vez. Aunque siempre omiten en su discurso, tan aparentemente razonable, tan de (su) sentido común, que en este único mundo posible, ellos siempre salen inexorablemente beneficiados. Una feliz coincidencia, por supuesto. O si lo quieren, consecuencia feliz de la cultura del esfuerzo para los más esforzados. Pensar lo contrario es de rencorosos.

Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la UNESCO y actual presidente de la Fundación Cultura de Paz, es uno de los más ilustres "rencorosos" a los que he tenido la suerte de conocer y entrevistar en un par de ocasiones. Su voz lleva ya muchos años remando a contracorriente de los que dicen que no hay alternativa. Frente a ellos, Mayor Zaragoza afirma, en clara sintonía moral y espiritual con el Foro Social Mundial de Porto Alegre, que otro mundo es posible. Y que este siglo XXI será el siglo de la gente. Gente que busca, que buscamos, una forma diferente de hacer política, economía y sociedad en esta encrucijada.

Así lo escribía en un artículo en 2005: "Ha llegado, pues, el momento de los pueblos, de las organizaciones no gubernamentales, de la sociedad civil, del clamor general, pacífico pero firme. Ha llegado el momento de restablecer los principios universales, de dar la palabra a los parlamentos, que es el poder que le corresponde como depositarios de la voz de los ciudadanos. El siglo XXI puede devenir así, por fin, el siglo de la gente, de la democracia genuina".

Democracia genuina decía Mayor Zaragoza; democracia real ya decía el 15M. En mayo del 2011 fue cuando, parafraseando a El Roto, los jóvenes salieron a la calle y súbitamente los partidos envejecieron. Envejecían como organizaciones y como defensores de unas ideas fracasadas desde mucho antes de esta crisis. Envejece su piel, pero el problema no se queda solo en el envoltorio: hay un claro fallo multiorgánico dentro del sistema.

¿No crees, María Dolores, que nos ha faltado un poco de piel, un poco de sensibilidad? . Esto no es una pregunta, es una trampa. Si preguntamos de verdad, tenemos que estar preparados para que la posible respuesta nos haga una enmienda total o parcial a nuestros planteamientos Aunque el verdadero problema para quienes se preguntan esto es otro. Reside en el hecho de que hemos cambiado las preguntas y estamos buscando nuevas respuestas. Estamos profundizando mucho más allá del envoltorio. Mientras tanto, ellos se siguen quedando en lo epidérmico. Si al menos fuera una piel tersa y joven, tendría sentido. El problema es que siguen envejeciendo cada día. Hasta que llegue, súbitamente y sin avisar, el final de su historia.

Daniel Jiménez

Candidato Independiente al Consejo Ciudadanos de Podemos Castilla-La Mancha