Guardias civiles denuncian que hay más de 400 menores inmigrantes solos por las calles de Melilla

La AUGC asegura que los menores, que se encuentran bajo la tutela de la ciudad autónoma y, por tanto, deben residir en centros de acogida, en la práctica viven en régimen abierto, sin que se controlen sus actividades y sin un horario.


Muchos de estos menores extranjeros, que acceden a la ciudad solos y sin compañía de ningún adulto, no regresan al centro, ya que su objetivo es el de subirse a los barcos que enlazan Melilla con la península como polizones y, por ello, suelen "merodear" por los aledaños del puerto, añade la asociación de guardias civiles.  

La AUGC afirma que cada día los agentes del instituto armado detectan entre 50 y 60 menores que intentan subir de manera clandestina a los barcos, algo que, pese al esfuerzo y al estrés que supone, resulta "en vano".   Una vez son localizados en el puerto, los guardias civiles trasladan a los menores hasta el centro de acogida de la Purísima aunque, "la falta de medios" de la Policía Local, permite que regresen de nuevo a la zona de las escolleras para buscar, una vez más, viajar como polizones. 

Para salir del centro, los menores llegan incluso a trepar por los muros de esta instalación, que depende de la Consejería de Bienestar Social, sin que los vigilantes o los policías locales puedan hacer algo para retenerlos.  La AUGC reclama a las autoridades -Fiscalía, Juzgado de Menores o Consejería de Bienestar Social- que se ponga en marcha un protocolo que regule los horarios y las entradas de estos menores. 

De esta manera, pide que se fijen horarios de entrada y salida y que se supervisen cuestiones "básicas", como la asistencia a clases, en definitiva, que la ciudad autónoma ejerza la tutela de estos niños y adolescentes de una forma similar a la que podrían ejercer los padres con sus hijos. 

Recuerda la asociación que en 2013 entró en vigor un acuerdo entre España y Marruecos que permitiría la devolución de los menores marroquíes a su país, un acuerdo que únicamente se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado, pero que no se ha puesto en práctica y que sería la solución definitiva. De no producirse, se seguirá dando un "efecto llamada", ya que los menores que entran en Melilla, a través de internet, contactan con otros compatriotas y les animan a entrar a la ciudad.