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¿Qué es lo que no hay que extrapolar? ¿Al candidato, al partido.. o a Podemos?

¿Qué es lo que no hay que extrapolar? ¿Al candidato, al partido.. o a Podemos?

lunes 23 de marzo de 2015, 17:52h
Dice Mariano Rajoy que los resultados del PP en Andalucía no son extrapolables al resto de España. La pregunta es a qué se refiere, ¿al candidato, al partido... o a Podemos? Porque todo indica que sí son extrapolables en los tres casos. Es el primer escenario que se puede dibujar con datos reales y las encuestas, tras el planchazo de las 'israelitas', mejor que se dediquen a ver quién lava más blanco.
 
El candidato
Incluso los más escépticos de Génova -o sea, María Dolores de Cospedal, muy crítica con su nombramiento a dedo- confiaban en que el buen fin de campaña de Juanma Moreno levantará unos resultados que se preveían malos. Pero no tanto, como ha reconocido Margallo. De ser el partido más votado hace tres casi lamiendo la mayoría absoluta ha pasado a no tener nada que hacer... No basta con la marca PP para movilizar a los votantes y menos si se pasa olímpicamente por encima de la democracia interna, ese ha sido el error de Mariano Rajoy. Entre las asambleas de Podemos y el dedazo habrá un término medio, se supone.


El error puede multiplicarse ahora en otras partes de España -Madrid, Valencia...- donde los candidatos del PP también han tenido que vivir una agonía hasta conocer la omnímoda decisión presidencial convirtiéndose casi en chacota de la crónica política de los últimos meses antes de acabar en tragedias como la de Ignacio González.


El partido
Lo que no deben hacer en el PP es autoengañarse con la excusa de los recortes y la crisis, de que son víctimas de un voto de castigo. Que también. Las razones quizá habría que buscarlas en la frustración de un Javier Arenas hace tres años que se ha contagiado a su electorado, mejor dicho a su potencial electorado, el que les puso en 50 diputados, y al que no han sabido encontrar repuesto. Juanma Moreno, con apenas dos telediarios en la política andaluza se lo ha currado y con nota, pero era demasiado poco conocido como para remontar una debacle anunciada y, sobre todo, aquel rostro en el que, como le ocurrido a él mismo este domingo, se reflejaba la imagen de la derrota.


La inmensa mayoría de los candidatos del PP sí son ampliamente conocidos por los votantes. Demasiado conocidos. Muchos podrían ser los padres de sus contrincantes, quizá confiando en que la población envejecida de este país les vote aterrada por la avalancha de jovenzuelos, aunque la realidad es que el partido no tiene recambio generacional, o eso cree, como ha pasado en Castilla y León, donde Juan Vicente Herrera se presenta para evitar más desastres. En Madrid, con el permiso de Cristina Cifuentes -la excepción que confirma la regla- la 'renovación' pasa por una 'jubilada' como Esperanza Aguirre. Sí ha habido un cambio en sitios como el País Vasco, por ejemplo, aunque no sin una minicrisis interna que ha dejado más cicatrices entre sus militantes.


Y Podemos
Podemos forma parte de la ecuación porque la estrategia popular contaba con que restaría fuerza al PSOE y garantizaría al PP ser la fuerza más votada, la madre del cordero como diría el llorado Moncho Alpuente. Andalucía les ha aguado la fiesta porque aun descontando que es la única comunidad en la que las encuestas han dado ganador a los socialistas, los de Pablo Iglesias apenas les han arañado un puñado de votos, mientras que el 'naranjito' de Albert Rivera a ellos le ha merendado decenas de miles. El problema es, pues, Ciudadanos, que ya no es un partido "catalán" por mucho que se empeñen algunos.
 
 
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