Complementos

Las pasadas elecciones andaluzas rebajaron las pretensiones de los "neopartidos" a un papel  complementario, o de sustitutos de lo que fueron antaño IU o UPyD. A la espera de futuros comportamientos, mientras la pausa previa a las elecciones municipales permite seguir "mareando la perdiz", los sondeos precursores, cara a las decisivas elecciones en Madrid-Comunidad y Madrid Municipio, parecen pronosticar que el papel de estos mismos "neopartidos" no será de distinto nivel que el de complementos del denostado bipartidismo, al que se apresuraban a enterrar con optimismo mal calculado, solo jaleado por la afición a la novelería de algunos medios informativos.

Es comprensible que el desencanto justificado de votantes pasionales provoque tentaciones a distraer votos en la abstención, o en la extraña vocación de electores de complemento. Pero esos electores de complemento deben ser conscientes que su decisión no va a conducir a otra cosa que a pactos tácitos o explícitos para mantener, más o menos aguado, el vino del bipartidismo, tan conveniente para la estabilidad de un sistema democrático. En esa querencia hacia el pactismo, sin embargo, no toda posible componenda es igual.

"Ciudadanos" y "Podemos" son esas dos opciones complementarias que, muy lejos de toda realidad regeneradora, se presentan con vocación de cirineos, dispuestos a ayudar a soportar el peso de la cruz del poder a partidos más votados. "Ciudadanos" parece más factible como muleta de un PP cojitranco y "Podemos" se presenta como pariente político de un PSOE convaleciente de zapateritis. Pero estos posibles acuerdos de conveniencia, tácitos o explícitos, no son equiparables.

Cualquier entendimiento entre PP y "Ciudadanos" está justificado porque esta iniciativa en Cataluña -respetuosa con la Constitución y la integridad territorial- es un factor positivo allí donde el PP no parece capaz de asumir un papel relevante. No es cuestión preguntarse si "Ciudadanos" es centro derecha o centro izquierda ni si sus declaraciones están más o menos cercanas al argumentario del PP. "Ciudadanos" no es nacionalista o separatista y esto es suficiente para que su presencia sea bien recibida, desde la responsabilidad de Estado de un partido gobernante. Que "Ciudadanos" matice el cocktail del PP con unas gotas más o menos exóticas de extracto de "progresía" es "pecata minutta". "Ciudadanos" suma en Cataluña y lo que pueda hacer en política nacional, en otros espacios del territorio, no tiene otra trascendencia que la que pudieran tener, en su día, otras apuestas con olor de ambigüedad, como pudieron ser UPyD, CDS u otras agrupaciones independientes. Cualquier acuerdo con "Ciudadanos" es inodoro, incoloro e insípido, como el agua potable. No perjudica, alivia la sed de novedades e hidrata tejidos secos.

Cosa muy diferente son las hipotéticas relaciones del PSOE con "Podemos". "Podemos" es un complemento venenoso, con las toxinas del antisistema en dosis letales. Una justificación de izquierdismo común es falsa. Nada tiene que ver el izquierdismo socialdemócrata, europeísta y otanista del PSOE convencional con el populismo radical de "Podemos". Aquí no hay razón de Estado que justifique la componenda. Es posible que haya razones de Estado en Venezuela, en Irán, en el euroescepticismo de la extrema derecha o de la extrema izquierda, en la agresividad de la Rusia de Putin o en los trampantojos de Grecia. También puede haber razones interiores contra la integridad del Estado, operando en círculos más delirantes que las piruetas posibilistas de los nacionalismos vasco y catalán. Pero el PSOE debe saber que, si bebe en estas aguas turbias, está suicidándose como opción de Gobierno.

En conclusión: puede haber complementos. Casi siempre los hubo. Esta vez vienen adornados del olor a novedad. Pero solo son eso: complementos. Unos digestibles y otros venenosos. Los peculiares electores que creen que votar es un experimento de química recreativa, deben saberlo. O se votan gobiernos o se votan experimentos de aprendices de brujos. Este es el dilema.