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Vendo mi cuerpo

Vendo mi cuerpo

miércoles 15 de abril de 2015, 09:11h
Un minero o un picapedrero, un futbolista, un peón, un recolector de café son humanos que venden su cuerpo a cambio de dinero.
 
Mi amiga Vronice Saint-John, vicepresidenta de una multinacional cuyos productos consumimos cada día varias veces, vive en Washington, tiene 57 años, es soltera y sus decisiones hacen que millones compremos sus marcas. Gana quince veces el sueldo de Artur Mas, baila claqué, juega al bridge, es miembro del comité permanente del partido Demócrata y preside una fundación que protege el Amazonas. Soluciona sus necesidades sexuales con acompañantes, mozos mazas que da gloria verlos. No lo oculta, aunque no hace alarde del asunto y todo su entorno lo entiende. Sin embargo, cuando los directivos de la misma empresa contratan mujeres, la percepción es distinta: puteros machistas dicen. Es raro.
 
En realidad todos contratan un servicio para satisfacer una apetencia. Nadie trafica con seres humanos, solo se compra un servicio sexual y de la misma manera que a unos gusta el yogur estilo griego y a otros el bifidus 0%, los acompañantes se seleccionan en función de los gustos del usuario.
 
Un lugar común es decir que se trata de explotación humana. Sin embargo, las estadísticas arrojan datos curiosos: el 3% de las prostitutas resulta de tráfico mafioso y el resto, 97% se dedica al negocio por decisión propia.
 
No se trata de hablar de Putas Felices, igual que no hablamos de ingenieros felices, lampistas felices, cajeros felices o cirujanas felices. Como todos los oficios, en la prostitución también hay días buenos, malos y regulares. Y hay clientes simpáticos y los hay insoportables igual que los hay en los despachos de farmacia, en las agencias de publicidad y hasta en los confesionarios.
 
En todos los trabajos hay días buenos y malos y sin pena ni gloria. Sin embargo, en los trabajos no sexuales, picador, carpintero, picoleto y hasta diputado, los supervisores de cada uno están regulados por ley y a lo más que uno arriesga es a que lo echen del curro. Pero si uno es puto, prostituta, meretriz, pilingui, guarrindongo, ramera, cortesano, buscona, fulana o furcio, el supervisor suele ser un macarra, un proxeneta, un hijodeputa que se queda con una parte sustancial de las ganancias de la jornada.
 
La prostitución es un negocio en el que alguien intercambia un servicio por dinero, igual que un masajista, un podólogo, un consultor o un psiquiatra. Para cada servicio se requieren determinados conocimientos. Hay malos médicos, malos consultores y malos abogados.
 
Un futbolista no es otra cosa que un puto, solo que en lugar de felaciones estrella balones contra una red y su nivel intelectual es completamente independiente de su capacidad goleadora, igual que una prostituta que puede ser poetisa y, al tiempo, maestra en el oficio del placer sexual. Decía Freud que la maldad no está en las cosas sino en los ojos que las miran.
 
Últimamente la bicha se llama Albert Rivera o Ciudadanos porque dicen cosas sensatas como que no hay que construir AVE's a cualquier rincón absurdo de la península o que la prostitución es un oficio en el que se intercambia un servicio por dinero. Las mentes pacatas de derechas se rasgan las vestiduras porque cómo no ha de llegar el AVE a Valdeconejos del Bierzo -igual que hicieron llegar el aeropuerto a Castellón o igual que construyeron Universidades en poblachos sin gente nombrando cátedros a quienes no serían admitidos ni como alumnos en la mayoría de universidades serias- y los pacatos de izquierdas ven en la prostitución explotación de mujeres sin preguntar qué opinan quienes la ejercen, cual si fueran menores de edad.
 
Los humanos somos como somos: nos gusta la comida basura, el alcohol, el fútbol, el sexo y las drogas. ¿Cuál es la razón por la que beber cazalla es legal pero fumar marihuana es ilegal; cuál es la razón por la que fumar cigarrillos es legal pero echar un polvo previo pago es ilegal? ¿Por qué los sex shops son legales y los burdeles ilegales? ¿Por qué es legal llamar a un 908 y pagar 2 euros por minuto mientras un imbécil dice leer el futuro y sin embargo pagar por una satisfacción sexual pactada entre adultos es ilegal? Tenemos que crecer. Y madurar. 
 
@manuelpascua
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