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Obiturario de Luis Ortega, catedrático de derecho de la UCLM. Magistrado del Tribunal Constitucional

Un jurista genial, un hombre vital

Un jurista genial, un hombre vital

viernes 17 de abril de 2015, 19:29h

Esta semana, de una manera totalmente inesperada, fallecía como consecuencia de un infarto el Profesor Luis Ortega Álvarez, Magistrado del Tribunal Constitucional y Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Nacido en Madrid el 14 de enero de 1953, obtuvo la Licenciatura en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid con premio extraordinario y el Grado de Doctor con una tesis sobre los derechos sindicales de los funcionarios públicos. Apenas conseguida su plaza de Profesor Adjunto de Derecho Administrativo en la Universidad Complutense de Madrid, en 1982 fue llamado a prestar servicios como Director General del Departamento de Asuntos Institucionales de la Presidencia del Gobierno, encargándose de la asesoría jurídica del Presidente Felipe González durante sus dos primeros mandatos, hasta que, en 1989, obtuvo la Cátedra de Derecho Administrativo en la Universidad de Castilla-La Mancha.

En ella asumió muy diferentes responsabilidades (Vicerrector del Campus de Toledo y de Relaciones Institucionales, Director del Departamento de Ciencia Jurídica, Presidente del Claustro, Director del Departamento de Derecho Público y de la Empresa), desde las cuales buscó siempre impulsar, y lo consiguió, esta joven Universidad, nacida en 1985.

En 1994 creó el Centro de Estudios Europeos, consciente de la importancia para nuestro país de la labor de divulgación y de investigación sobre el Derecho de la Unión Europea. Lo concibió como un espacio universitario de formación y de investigación sobre las cuestiones de mayor interés en materia de Derecho Público Europeo.

En enero de 2011, a propuesta del Senado, fue nombrado Magistrado del Tribunal Constitucional, uno de los más prestigiosos servicios que puede desempeñar un jurista. Ejerció esta labor de la única manera que sabía: innovando.

Su inquietud intelectual le llevó a estudiar muy diversos ámbitos del Derecho Administrativo. Fue autor de siete monografías jurídicas y de más de un centenar de artículos doctrinales sobre muy diversos temas (entre otros, medio ambiente, función pública, organización administrativa, Estado autonómico, entes locales, competencias, justicia administrativa, Unión Europea). Comprometido con el Derecho y como plasmación de su vocación de servicio público desde la Universidad, participó en la redacción de numerosos proyectos normativos y dirigió diversas Comisiones de reforma legislativa.

Su prestigio como jurista superó las fronteras de nuestro país, como ponen de manifiesto las múltiples estancias como profesor invitado que realizó en diferentes Universidades de Europa, Estados Unidos e Hispanoamérica, su pertenencia relevante al Grupo Europeo de Derecho Público, o su nombramiento como miembro honorífico de la Asociación Italiana de Profesores de Derecho Administrativo. Le valió asimismo la concesión de la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco o el Premio Juanelo Turriano, por su contribución al avance del Derecho Público español, al desarrollo del Derecho Europeo y a la institucionalización de los órganos de autogobierno de Castilla-La Mancha.

Sus lecturas y escritos superaban lo jurídico. Publicó tres libros de poesías, con ilustraciones hechas por él mismo. Aprovechaba todo momento para dejar fluir su imaginación y lo plasmaba a través de la palabra y del dibujo.

Creador incansable, no dejó de animar a abrir nuevas vías de colaboración entre investigadores a nivel europeo. Jurista genial, constantemente tenía en la cabeza nuevos temas de estudio que compartía con sus discípulos y sobre los que reflexionaba en público a través de sus múltiples conferencias, siempre originales. Maestro entrañable, estuvo animando hasta el final a quienes trabajábamos con él a explorar nuevos temas y a plantearse nuevos retos.

La muerte le sorprendió en su despacho, con apenas 62 años. Era mucho lo que le quedaba por construir. Grande es el legado que deja. Su pérdida es irreemplazable, pero sus enseñanzas, sus obras, su recuerdo, harán que continúe presente entre nosotros.

Isaac Martín 

Director del Centro de Estudios Europeos

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