Pudieron y más que habrán de poder

Las dos ciudades más importantes de España, Madrid y Barcelona, están ahora en manos de Podemos. Si lo hacen bien, en Noviembre la ciudadanía les premiará con una parte sustanciosa de la tarta nacional.

Carmena lo tiene más fácil que Colau aunque solo sea porque la gestión del PP en el ayuntamiento es nefasta desde aquel malhadado Álvarez del Manzano, el primer alcalde por oposición del mundo: a poquito que no se deje robar, Carmena podrá fardar de gestión en solo unos meses. Colau, sin embargo, lo tiene más difícil pero no imposible: su programa electoral es tan concreto que puede negociar punto a punto para establecer un plan de trabajo y un proyecto gubernativo.

Por otra parte, si C's mantiene sus líneas rojas -no se negocia con corruPPtos- y sabe manejar las presiones que me consta ya están teniendo desde sectores financieros y empresariales para que pacte con el PP, se hará con el centro derecha español con facilidad, especialmente ahora que Rosa Díez se ha hecho el harakiri -solo falta que suba Irene Lozano katana en ristre a terminar el ritual con un certero sepukku-, y le será fácil absorber la parroquia descarriada del PP. Sin embargo, para esto será necesario que no dé oxígeno a lo populares y evite así que le parasiten hasta desangrarlos, estrategia esta que más o menos viene anunciada en el ultimísimo informe FAES al respecto.

El castigo al PP es justo porque como organización ha cumplido su ciclo de vida y no ha sabido ni querido aggiornarse al siglo XXI: su connivencia con ladrones y corruptos, su inaceptable dopaje electoral, su soberbia discriminatoria frente a los menos afortunados y su parecido cada vez más grande con Uno de los nuestros, asesinatos a tiros incluidos, les aleja de su feligresía que se ve reflejada en Albert Rivera, su gran C y su color naranja, perfecta y calculadamente alejado del azul revenido y del rojo efervescente.

Desafortunadamente, C's deberá reforzar sus controles internos y desarrollar a toda velocidad una estructura de partido sólida y una maquinaria interna rápida y eficaz que impida que todos los chorizos del PP se les pasen en bloque minando su limpieza o que advenedizos como los filofascitas, los tontos y los fumaos que lo han intentado en esta ocasión no vuelvan a hacerlo y, mejor aún, se larguen de la política.

Es un nuevo tiempo y ojalá sea el tiempo definitivo para que quienes quieran hacerse ricos elijan los mercados privados y no la política. El PP es ya un partido irrelevante en Euskadi, Cataluña y Navarra y pierde gobiernos tan emblemáticos como Castilla La Mancha, Extremadura, Valencia, Madrid, Aragón y Baleares. En cualquier institución, unos resultados así supondrían la decapitación de Cospedal como secretaria general y de los reyezuelos de cada territorio como cabezas responsables de la sonora bofetada electoral. Y, por supuesto, el fin de la candidatura de Rajoy a presidente en las próximas generales.

Sin embargo, ellos, los PPobres PPerdedores, se aferran al falso argumento de la lista más votada, una simpleza en un sistema parlamentario y partidista: no se priman las minorías, sino las mayorías; no importa cuántos votos se tienen sino cuantos escaños se suman tras el escrutinio. Es un sistema muy mejorable, pero es el que tenemos y el que tienen las monarquías parlamentarias de ese entorno con el que se llenan la boca los lobbistas del PP cuando de lo que se trata es de esquilmar a la clase media. 

Rajoy y sus chicos sin criterio no ven que les ha pasado lo mismo que al Partido Liberal-Conservador de Cánovas cuya existencia apenas superó el medio siglo y se disolvió como polvo en el viento. Tanto el PLC de Cánovas como el PP de Rajoy no supieron digerir dos elementos vitales en política: que no son los tutores de ningún rebaño sino los mandatados por una ciudadanía que sabe lo que quiere, y que los dineros públicos no son suyos y tocarlos solo tiene una palabra en español y es muy fea: robar.