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Tras la cena ligera de ayer entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, vienen las sobremesas pesadas

jueves 04 de junio de 2015, 13:11h
En Ciudadanos, primera de la formaciones emergentes en reunirse con las fuerzas tradicionales, se mantiene atento al siguiente paso que darán los hasta ahora, partidos predominantes. Tanto ellos como Podemos han transmitido a los líderes del PP y PSOE sus intenciones y compromisos. En Ciudadanos afirman que es todo un éxito para nuestro país que tanto el presidente del Gobierno, como el líder de la oposición, se reúnan también con líderes que no sean nacionalistas con lo que tengan que hablar para el establecimiento de pactos gobernativos. En España estamos acostumbrados que esas reuniones/conversaciones se realizaban entre mandatarios nacionalistas y nacionales, y ahora, como mínimo hay dos líderes nacionales más, y poco pintan ya los nacionalistas en estas negociaciones.
Tanto PP como PSOE no han querido que sus reuniones transcendiera demasiado. No se entiende. Han sido los líderes de Podemos y Ciudadanos quienes han mostrado la naturalidad del encuentro y a través de sus redes sociales, han comunicado esas reuniones. Un ejemplo más de confirmación del nuevo juego democrático, y por supuesto, de sus nuevos actores.
Ciudadanos consideran que ellos fueron el primer plato, y que siguen siendo la formación llave para la formación de importantes Gobiernos. El partido de Albert Rivera ha manifestado ya sus líneas rojas que condicionan sus acuerdos. Unas líneas rojas que, tanto para PP y PSOE, significarán liberar peso político y dar un paso más hacia ell regeneracionismo. Si en la Comunidad de Madrid, a Cifuentes, que se veía ya como presidenta, le crecen los "enanos", esto aleja la posibilidad de contar con el apoyo de la formación naranja pero, por otro lado, por la zona izquierda, el PSOE no lo tiene del todo tan fácil.

Una de las condiciones que planteaba Ciudadanos era la de pactar con un partido donde las primarias fueran el método de elección de los candidatos. Esta condición parecía alejarse tanto del PP como del PSOE. Los casos de Cifuentes y Gabilondo no son ejemplos de democracia interna.
Un punto en el que Ciudadanos no se ha definido es el tema del apoyo a lista más votada. Una decisión que según palabras de Albert Rivera, hay que estudiar cada caso dentro de su contexto, y la responsabilidad de esos apoyos, se depositará en los líderes regionales.
En cuanto a las líneas sobre corrupción, el cerco aprieta aún más. En el caso de Cifuentes se le complica con la imputación de dos de los consejeros de la Comunidad de Madrid. Ésta línea se antoja aún más complicada. La encrucijada de Ciudadanos y la de su secretaria de comunicación es capear el temporal entre su firmeza ante las líneas rojas marcadas para apoyar investiduras, y el convertirse en el partido que impide la gobernabiliad. Los partidos bisagra corren el riesgo de quedarse pillados entre las puertas y que venga otro y los reemplace. Ciudadanos sufre el efecto bisagra dentro de su partido, las decisiones que se tomen en el presente condicionarán el futuro.
La primavera ha dejado un rejuvenecer de nuevas formaciones, aire fresco que tiene que sobrevivir al seco verano, y llegar a un otoño clave para el futuro de los antiguos partidos, los nuevos, y sobre todo de los españoles.
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