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Y llegó la calculada solución naranja a un problema de Díaz

martes 09 de junio de 2015, 20:54h
Sólo faltaba sentarse a esperar quién sería la fuerza que desbloquearía la situación en Andalucía. Curiosamente ni Chaves ni Griñán han cabido en el documento, 72 medidas ‘franquicia’ que si hubieran sido redactadas antes de las municipales igual nos hubiéramos ahorrado este bochornoso espectáculo, entre titulares a golpe de Alaya y de cursos de formación. Porque C’s, la bayeta limpiadora de la corrupción...

ha hecho una pirueta importante apoyando en Madrid al PP y en Andalucía, al PSOE. La imagen de Albert Rivera, del que una compañera dice que se le está poniendo cara de “qué listo y qué guapo soy”, sigue inmaculada en su calculada jugada hacia las ¿catalanas?, ¿generales?

Claro que la gran perdedora del proceso ha sido Susana Díaz, ni mucho menos Ciudadanos ni ningún otro. Es quien tuvo en su mano tal ahorro no convocando unos comicios producto de su capricho personal y de su interés por demostrarle no sé sabe qué a Ferraz, España y la Humanidad. Amenazaba la semana pasada con convocar de nuevo elecciones. Eso hubiera pulverizado todos los umbrales de lo soportable. Medio año de momento echado por tierra, como se suele decir. Medio año, desde que se agudizó en Navidad la supuesta crisis con IU y comenzaron las maniobras.

Nadie quería un adelanto electoral que reprodujera miméticamente o casi los resultados del 22M. Nadie. Mucho menos el ‘popular’ Juanma Moreno, preso de la dicotomía de ver el sufrimiento socialista y de verse de nuevo al borde del abismo en pleno cuestionamiento de la marca. Lo intentó el malagueño ofreciendo un cambio de cromos: respetar las listas más votadas en Andalucía y grandes capitales. Confieso que me debato entre lo idóneo y a la vez lo perverso de esta propuesta.

Ha quedado patente que Susana Díaz, maestra en los movimientos orgánicos, como parte de esa generación que ronda ahora los cuarenta y echo los dientes en Juventudes Socialistas, no controla el arte de la política como negociación exterior. Le ha faltado mucha mano izquierda. Hasta mediodía de este martes, desde la Junta se insistía en que para firmar el texto de Ciudadanos había que hacerle algunas modificaciones. Al final, ha tenido que terminar haciendo lo que tenía que haber empezado: negociar es siempre ceder.

Podemos se ha mantenido en todo momento firme en su negativa, con ese aire naíf de vecina de enfrente que ha llevado Teresa Rodríguez al Parlamento. Muchos esperaban que sería la formación morada la que reabriera las puertas del Palacio de San Telmo a Díaz. Pero no. Y quizás sea mejor así para sus propios cálculos. O no. Los medios tendemos mucho a la simplificación Ciudadanos-PP, Podemos-PSOE. Y se está demostrando que en un panorama complejo no hay respuestas simples.

Por lo demás, esperemos que a partir del sábado, del 13J, los municipios comiencen a funcionar con altura de miras y negociación. De lo contrario, la antesala de las generales de otoño o invierno puede resultar demoledoramente insoportable.

Termino con una pregunta al viento: ¿a alguien le sorprende que el acuerdo se haya alcanzado esta semana justo?, ¿en qué lugar deja eso la ‘visión de Estado’ de nuestros representantes?
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