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¿Qué hacemos con la pobreza infantil?

miércoles 10 de junio de 2015, 16:46h

Los que aspiran a gobernar los ayuntamientos o las autonomías han hecho multitud de promesas y los pactos, naturales o contra natura, incorporan decenas de acuerdos. La lucha contra la corrupción está en todos, pero con eso no basta. Me gustaría saber si entre las primeras medidas de los nuevos alcaldes, alcaldesas y presidentes de las autonomías figura alguna medida para luchar contra la pobreza infantil y la consecuente exclusión social de los niños, uno de los problemas más graves que tenemos hoy en España.

Y no somos una excepción en el mundo. Desde Estados Unidos a la India, pasando por África o por la mayor parte de los países de Asia, 570 millones de niños viven actualmente con menos de 1,25 dólares al día, según datos de UNICEF. La reciente cumbre del G7 en Berlín tenía muchos temas en el programa, pero entre ellos no estaba afrontar este problema.

En España, en vísperas de unas nuevas vacaciones, muchos niños que hoy hacen su única comida en los comedores escolares, se van a quedar incluso sin eso. Dice Save The Children que España, junto con Grecia, es el segundo país de la Unión Europea que menos reduce la pobreza infantil. Un 29 por ciento de los niños españoles, uno de cada tres, está en riesgo de exclusión social. Son casi los mismos que abandonan la escuela antes de tiempo. Al creciente aumento de la desigualdad en las dos últimas décadas -con el PP y con el PSOE en el Gobierno- se suma ahora el descenso de la inversión en infancia, que nunca fue prioritaria para ningún Gobierno.

Algunos partidos como Podemos o Ciudadanos han ofrecido una Renta Básica Universal para todos los ciudadanos o un Complemento Salarial Garantizado. Hay muchas dudas no sólo sobre la viabilidad económica de las medidas -algunos calculan que se necesitarían sólo para eso 312.000 millones de euros-, sino sobre su efectividad. La reciente Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, Esther Duflo propone una nueva fórmula de enfocar la lucha contra la pobreza, pero como dice el director general del IESE, Jordi Canals, "el primer factor de pobreza es el desempleo y la primera cusa de desempleo es la formación". Así que o luchamos para dar una buena educación a todos y crear empleo o la desigualdad seguirá creciendo y condenando a un gueto de pobreza a millones de niños que nunca podrán ser nada porque no tendrán ninguna oportunidad de prosperar ni de mejorar las condiciones de vida de sus padres.

Es grave el riesgo de quebrar la cohesión social y abrir una brecha que tardará décadas en cerrarse, condenando a miles de niños a una penuria de por vida. Subvencionar guetos de pobreza tampoco es una solución a medio o largo plazo. ¿Qué compromisos concretos y urgentes van a tomar nuestros representantes electos para acabar con esas cifras que nos deberían avergonzar a todos? Millones de niños sin futuro, además de una enorme injusticia, son, a corto plazo, una bomba de relojería.

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