Estas son las claves de la jornada electoral interna que ha vivido hoy Unió Democrática de Catalunya. Ha ganado el sí por la mínima. Un total de 1.351 militantes se han inclinado por la tesis de Duran frente a 1.226, que han votado en su contra y, de alguna manera a favor de Artur Mas. Entre esos críticos se encuentran la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, el ex presidente de la Cámara Joan Rigol o el secretario de Universitats, Antoni Castellà.
La pregunta, a la que ha respondido el 64% de la militancia cifrada en unas 4.000 personas, era compleja: “¿Quiere que Unió Democràtica de Catalunya continúe su compromiso con el proceso desde el catalanismo integrador y de acuerdo con los siguientes criterios? Estas condiciones son: soberanía (sin renunciar ni poner límites a la aspiración de plena soberanía para Cataluña), democracia, diálogo entre el gobierno de Cataluña y el del Estado, seguridad jurídica (excluyendo una eventual declaración unilateral de independencia o la apertura de un proceso constituyente al margen de la legalidad), Europa (descartando cualquier escenario que pueda situar Cataluña de la Unión Europea) y cohesión (social y territorial)”.
Pero, a pesar de su complejidad, los militantes sabían que votar sí significaba apostar por el catalanismo, pero no por el independentismo. Mientras que escoger la papeleta del no implicaba sumarse al secesionismo y secundar sin tapujos el plan del presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien no descarta una declaración unilateral de independencia.
El secretario general de Unió, Ramon Espadaler, se ha mostrado “orgulloso” tras conocerse el resultado del “ejercicio de democracia” practicado por el partido. Pero pese a esa satisfacción, para Unió se abre ahora una etapa de muchos interrogantes.
El resultado es tan ajustado que, pese a la victoria de Duran, la tendencia a la división en inevitable. Es muy posible que algunas de esas figuras de la formación democristiana que discrepaban de la dirección dejen el partido y se sumen a las filas de CDC.
También se inicia un momento tumultuoso para las relaciones entre CDC y Unió. Ahora, ya está claro que su hojas de ruta son diferentes. Es posible que ambos partidos quieren mantener su alianza por aquello de que la unión hace la fuerza. De hecho, la formación de Duran nunca ha concurrido a unas elecciones en solitario, por lo que es muy difícil calcular cuál es su implantación real entre la sociedad catalana.
Unió puede y debe temer la posibilidad de lograr una representación mínima en el Parlament en las elecciones del 27 de septiembre si se presenta en solitario. Pero también es posible que traiga el voto de muchos convergentes que no se inclinan por la independencia. Por eso, para CDC también una ruptura podría ser muy problemática. Es posible que CiU continúe unida en los próximos meses, pero el divorcio parece ahora más inevitable que nunca y es muy posible que se firme poco antes de los comicios de septiembre cuando los programas electorales se pongan sobre la mesa.