My Playz, la plataforma que permite convertir tu salón en escenario

El consumo colaborativo es un ejemplo claro de que modelo de negocio está cambiando. Los ciudadanos se conectan a través de plataformas online para consumir, educarse, viajar o financiarse de manera conjunta y directa. Esta nueva forma empresarial nace para dar luz a la oscura crisis con valores como el intercambio, el ahorro y la innovación social.

En esta nueva era, Jaime Fernández, Juan Jesús Gómez y Sara Robles decidieron emprender. Tres andaluces, menores de 35 años, que hace un año comenzaron a trabajar en My Playz con una objetivo: crear una comunidad cultural donde cualquier particular puediese convertir su salón, su azotea, su garaje o su peluquería en un escenario.

Charlamos con una de sus socias, Sara Robles.

¿Cuándo y cómo nació MyPlayz?
La idea llevarondando en la cabeza mucho tiempo, pero más o menos llevamos un año trabajando en el proyecto. Desde la idea original hasta ahora hemos trabajado muchísimo y creemos que hemos conseguido nuestro objetivo: una web atractiva, sencilla e intuitiva para que cualquiera pueda crear eventos culturales en espacios particulares.

¿Cómo se os ocurrió esta idea de consumo colaborativo?
Llevamos muchos años trabajando en la gestión cultural, la colaboración, la participación ciudadana y innovación social. Myplayz nace de darle una vuelta de tuerca a nuestro proyecto Redetejas, una red cultural de azoteas particulares. Nuestro objetivo era invitar a la gente a abrir sus casas, y convertir su azotea en un escenario. Llevamos desde 2012 con este proyecto, y ahora la red se expande por España y Latinoamérica (unas 10 ciudades en total). Con Myplayz queremos llevar la cultura a cualquier rincón, garajes, salones, fruterías, peluquerías...

¿Cuál es vuestra vía de financiación?
Es la primera vez que nos adentramos en el mundo de las startups, y la financiación para la creación web viene de fondos propios de la empresa y amigos y un préstamo de Triodos Bank. El modelo de negocio de Myplayz es a través de una comisión por la venta de reservas (un 15%, con un mínimo de un euro). Ahora mismo estamos en búsqueda de financiación a través de inversores y Business Angels.

¿Habéis sufrido momentos de desmotivación en vuestra aventura?

La aventura del emprendedor es una montaña rusa, días muy muy malos y días muy gratificantes. La incertidumbre económica constante ahoga, y reinventarse casi diariamente no siempre es fácil, agota. Se invierte mucho tiempo y dinero, y cuando no es recompensado es muy duro. Para nosotros Myplayz es ahora nuestra apuesta, así que confiamos en que salga bien, por ahora es todo motivación.

¿El mayor logro de MyPlayz?
Con los testeos previos al lanzamiento estamos muy satisfechos, a la gente le encanta la idea y quiere participar. Myplayz ya tiene detrás usuarios comprometidos y activos, y ese creemos es el mayor logro. Pero hace un mes, en el encuentro Zincshower2015, nos alzamos con el premio de la empresa MUWOM, para un año de mentoring marketing y colaboración con sus artistas y estamos muy contentos. Estamos aprendiendo de ellos y es un gran apoyo para el proyecto.

¿Operáis a nivel local, regional o nacional?
Myplayz es un proyecto que pretende extenderse a nivel nacional e internacional. Sin embargo, por ahora, la mayoría de los usuarios son de aquí de Sevilla, y las actividades programadas también, pero esperamos que poco a poco ciudades grandes como Madrid o Barcelona se animen también.

¿Cuál es vuestro valor añadido frente a la competencia?
En España hay dos plataformas de consumo colaborativo: Trip4real y Uolala, una enfocada al turismo y otra al ocio. Myplayz quiere enfocarse exclusivamente en la cultura. Es una plataforma de consumo colaborativo para organizar actividades culturales en espacios particulares.

¿Cualquier casa, jardín o garaje puede convertirse fácilmente en sala de conciertos, por ejemplo?
¡Por supuesto! Ya hemos montado conciertos en salones o peluquerías, una obra de teatro en una cocina, circo en la azotea...Estamos hablando de microeventos privados con aforos reducidos, como conciertos acústicos, microteatro, pequeñas piezas de danza, etc. Un formato diferente, más cercano, más íntimo. Con Myplayz queremos llevar la cultura ¡a todos los rincones!

¿Cómo gestionáis el tema de licencias, insonorización y demás aspectos ligados al mundo del espectáculo respetando la ley?

Son eventos privados creados por particulares, no son espectáculos públicos por lo que no se acogen a la Ley de espectáculos públicos. Organizar una actividad cultural en un espacio privado es absolutamente legal. Tú creas el evento, y solo los usuarios de la web pueden asistir, y además tú decides quien va o no a tu casa. Esa diferencia es clave. Las actividades programadas en Myplayz parten de la idea de que cualquier persona puede organizar pequeñas actividades en sus propios espacios y los asistentes pueden aportar pequeñas cantidades de dinero para que dichas actividades se puedan llevar a cabo. Al fin y al cabo, no es muy diferente a cuando organizas una barbacoa en tu casa, la diferencia es que, en lugar de carne, habrá una obra de teatro. Lo único con lo que se tiene que tener cuidado es con el ruido, pero al igual que no puedes celebrar tu cumpleaños molestando a tus vecinos. Esa normativa siempre hay que respetarla.

¿La ley está preparada para la economía y el consumo colaborativo?
Por ahora no, pero poco a poco. Ahora hay demasiado alboroto mediático con el consumo colaborativo, hay que consolidar y validar modelos, hay que discutir temas legales...Casos como Airbnb o BlaBlaCar están dando mucho que hablar. Lo que está claro es que no van a desaparecer porque alguien diga que no es legal. Lo primero es reconocer que está surgiendo un nuevo modelo, nuevos comportamientos, comprenderlo y estudiarlo para ver cómo debe legislarse.

¿Cuál crees que ha sido el factor acelerador de la economía colaborativa?
La crisis económica ha sido un acelerador clave del cambio, pero el trasfondo cultural lleva tiempo ahí. A través de Internet hemos redescubierto el valor de compartir e intercambiar bienes y servicios entre particulares. Hemos ampliado nuestro círculo de "amigos" a través de las redes sociales, creando lazos de confianza o colaboraciones. Y gracias a la tecnología hemos eliminado intermediarios para reducir costes. Es una mezcla del factor económico, cultural y tecnológico. En el consumo cultural también es notable el cambio. Ya no buscamos el producto cultural: no queremos el disco, queremos escuchar música; no queremos solo asistir al teatro o a danza, queremos hablar con los artistas. Buscamos la experiencia cultural.